El cuadro de mandos de tu coche es una inagotable fuente de información. Ahí encontrarás toda la información que puedas necesitar, desde la velocidad a la que circulas a los litros de carburante que te quedan. Y, por supuesto, también están todos los testigos que te avisarán de posibles anomalías.
Ahora bien, ¿cuántos de esos testigos son verdaderamente preocupantes? Pues, en realidad, todo se rige en función de un parámetro: el color. En cuanto veas que se enciende un testigo de color rojo, el problema es grave y debes detenerte cuanto antes.

Este tipo de testigos de color rojo son los que hacen referencia a la temperatura del motor, a la presión de aceite o a la batería, por poner ejemplos típicos. Y debes pararte cuanto antes porque, de lo contrario, puedes provocar una avería grave pero, sobre todo, puedes ponerte en riesgo tanto tú, como el resto de ocupantes y usuarios de la vía.
Por tanto, los testigos rojos avisan tanto de averías que puedan provocar que el coche se pare de golpe en cualquier momento, como de fallos en sistemas de seguridad importantes. A veces, incluso, no son fallos. Por ejemplo, si no te pones el cinturón de seguridad e inicias la marcha, también se encenderá un testigo rojo, pues se entiende que no debes circular cuando alguien no lleva el cinturón.
¿Qué pasa si se enciende un testigo amarillo del coche?
Por su parte, los testigos amarillos indican que hay algo a lo que debes prestar atención, pero que no necesariamente es un problema por el que debas detenerte enseguida ni nada que afecte gravemente a algún sistema de seguridad. Puede darse el caso de que, al revisarlo, sí veamos un problema real. Por eso nos ponen en alerta.
Por ejemplo, los testigos amarillos se encienden cuando desconectas un sistema de seguridad (por ejemplo, el aviso de cambio de carril), cuando salta un sensor de presión de neumáticos (que indica que debes revisar la presión de la rueda porque se ha detectado una variación en la presión, y puede estar pinchada o no) o cuando circulas en reserva de carburante.
Estos testigos amarillos también pueden ser de un tono ámbar, algo también habitual en marcas como Citroën o Peugeot.
Eso sí, debemos preocuparnos siempre que estos testigos salten de repente, cuando vamos en marcha. Por ejemplo, cuando el coche está aparcado y damos el contacto, es normal que se enciendan muchos testigos, pero lo normal también es que se apaguen a continuación.
Por último, recordar también que hay testigos de otros colores para otras funciones, como los intermitentes (verde), la luz larga (azul), etc. Son testigos que, simplemente, nos informan de que está en funcionamiento esa función del coche.
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