Coche híbrido enchufable: todas las claves para saber cómo es y cómo funciona

Dotados de una batería con capacidad suficiente para que la idea de recargarla con un suministro externo tenga sentido, el coche híbrido enchufable o PHEV representa una interesante transición hacia el 100 % eléctrico.

Un coche híbrido enchufable es una evolución natural del híbrido eléctrico en el que
se emplea una batería de mayor tamaño, que nunca podría llenarse mediante regeneración, y que se puede recargar mediante un suministro externo.

La energía de esa batería, junto con un motor eléctrico del orden de los 120 CV, se emplea para proporcionar cierta autonomía eléctrica, que suele oscilar entre los 40 y los 90 kilómetros reales.

Existe un mínimo para optar a la etiqueta CERO (40 km de autonomía WLTP, un requisito que cumple absolutamente cualquier PHEV moderno). Destacar que, al superar los 90 km de autonomía WLTP (algo que ocurre cada vez con más frecuencia dentro de las nuevas generaciones, dotadas de baterías de capacidad similar a las de los primeros eléctricos), se hacen elegibles para las ayudas más potentes del plan MOVES, exactamente igual que un coche 100 % eléctrico.

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Detalles mecánicos y de uso del coche híbrido enchufable

Un híbrido enchufable se caracteriza por dos aspectos fundamentales. El que suscita más atención es el del tamaño de la batería, dado que determina su autonomía en modo 100 % eléctrico y eso, a su vez, determina la frecuencia con la que se va a pisar la gasolinera, la cantidad de clientes que le pueden sacar partido en su día a día y el ahorro que se va a lograr gracias a la propulsión eléctrica (en emisiones pero, sobre todo, en combustible).

Los primeros enchufables ofrecían baterías y autonomías diminutas (por ejemplo, el Volvo V70 PHEV homologaba 35 km), pero eso está en un proceso de cambio bastante radical. Podemos definir algo así como tres “generaciones”: la de los modelos con autonomía mini (como el Volvo o, por ejemplo, el Mitsubishi Outlander
PHEV
), la de los modelos con autonomías consolidadas (en el entorno de los 55
km reales) y la actual, de autonomías enormes o “plenamente satisfactorias»,
con baterías de entre 20 y 30 kWh.

Los modelos del grupo Volkswagen basados en la plataforma MQB Evo son un buen exponente, homologando autonomías de entre 120 y casi 150 km en ciclo WLTP que se traducen en unos 85 km reales.

Existen modelos con baterías más grandes (hasta 30 kWh brutos, o 25 kWh netos),
como por ejemplo un BMW X5… pero el sobrepeso hace que la ganancia en autonomía real no sea correlativa.

La carga de esta batería suele realizarse en corriente alterna monofásica a un máximo de 7,2 kW de potencia… pero las baterías han adquirido tal tamaño que cada vez son más los fabricantes que ofrecen carga rápida en corriente continua, una alternativa que agradecerán quienes destinen estos modelos a Servicio Público.

coche híbrido enchufable
El esquema más habitual en un PHEV es que la batería vaya bajo el maletero. En
el caso de este Seat León, se ubica bajo el asiento trasero, pasando atrás el depósito de gasolina.

El segundo aspecto es el sistema híbrido de propulsión. Consta siempre de uno o varios motores eléctricos que garantizan prestaciones razonables en el 95 % de los casos de uso. El resto de la potencia para completar las prestaciones máximas del coche viene dado por el motor térmico.

La personalidad del coche híbrido enchufable

Mientras la batería está lo bastante cargada, un PHEV se parece mucho a un 100 % eléctrico: silencioso, cómodo y fácil de conducir. Por eso, mucho cliente de un PHEV acaba dando el salto al 100 % eléctrico de manera acelerada.

Una vez que se agota la batería, un PHEV se convierte en un híbrido eléctrico con cierto sobrepeso y algunas ventajas derivadas de contar con capacidad casi infinita para almacenar energía procedente de la regeneración.

El paso de eléctrico a híbrido suele ser un poco traumático, en el sentido de que aparece ruido, vibraciones, retraso en la respuesta del cambio, etc. Los estudios dicen que muchos clientes compran un PHEV y después no lo enchufan con frecuencia.

Esto brinda la ventaja de la etiqueta CERO… pero incrementa los costes operacionales y obliga a “sufrir” un tacto de conducción más pesado (y un riesgo de averías) derivado de una tecnología que no estamos aprovechando… de manea que
no lo recomendamos en absoluto.

Para obtener el máximo beneficio en términos de eficiencia, y dado que el coche no puede “adivinar” nuestras intenciones y recorridos, es necesario hacer uso de los modos de conducción habituales: 100 % eléctrico, híbrido inteligente y mantenimiento de batería.

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