El verano es la época en la que mayor número de trayectos en automóvil se realizan. No en vano, la DGT prevé que, sólo en agosto, tengan lugar en nuestro país 6,92 millones de desplazamientos. Y la gran parte de ellos serán viajes de larga duración (recuerda parar para descansar y comer algo cada 2 horas o 200 km), con destino a nuestro lugar de vacaciones.
De cara a realizar estos viajes, hay que tener en cuenta muchas cuestiones. Desde el correcto mantenimiento de nuestro vehículo a tratar de evitar las multas más habituales en verano o cómo lograr el combustible más barato. Pero, a las anteriores, no te olvides sumar una que afecta directamente a tu seguridad y a la de tus ocupantes: la de qué debes comer si vas a conducir durante un largo viaje. Para contártelo hemos hablado hablado con varios expertos en Seguridad Vial y, también, con varios nutricionistas.
¿Qué debes comer y cómo?
- Los expertos en Seguridad Vial y varios nutricionistas consultados por Autofácil aconsejan realizar comidas ligeras, pero variadas, de forma que contengan todos los nutrientes necesarios: hidratos de carbono (proporcionan energía), proteínas, vitaminas y minerales.
- Mantente siempre hidratado: bebe a menudo (preferentemente agua), incluso aunque no tengas sed, ya que la deshidratación produce fatiga muscular y pérdidas de atención. Tanto es así que, según indica la DGT, un nivel bajo de hidratación reduce la concentración hasta en un 27 % y genera hasta un 33 % más de posibilidad de sufrir una salida de la vía.
- Puedes aprovechar las paradas recomendadas (cada 200 km o dos horas) para tomar algo de alimento e hidratarte adecuadamente, así como para estirar los músculos y descansar si es necesario.
¿Y qué debes evitar comer al volante?
- Huye de las comidas copiosas, ya que dificultan la digestión, favorecen el mareo y provocan somnolencia.
- No se te ocurra viajar en ayunas o sin haber comido lo suficiente, ya que puedes sufrir bajadas de azúcar en sangre (hipoglucemias) que generan fatiga física y disminución de la atención y de los reflejos, e incluso mareos.
- Evita los alimentos muy salados o muy condimentados, así como los ricos en grasas, ya que irritan el estómago y dificultan la digestión.
- Y no tomes alimentos que provocan flatulencias (legumbres, fuertes salsas, algunas verduras…), ya que hacen que el diafragma se desplace hacia arriba, originando importantes molestias.
El menú ‘perfecto’ que debes comer en un día de viaje
Junto con la ayuda de varios nutricionistas y expertos hemos elaborado un menú equilibrado y ligero para tomar aquellos días en los que vayas a realizar un largo viaje:
- El desayuno debe incluir vitaminas, azúcares y nutrientes. Una buena opción son tostadas (el pan es un carbohidrato complejo, que se va asimilando lentamente y, por lo tanto, retrasa la aparición del hambre) con pavo o jamón york (proteínas) y un zumo de frutas; mejor si es natural.
- A media mañana, y si te apetece picar algo, toma una fruta; mejor con alto contenido en agua, como un melocotón, un poco de sandía…
- Para comer, puedes tomar verduras o platos ligeros como ensalada de pasta o de patata. Una pieza de pescado, sin salsa o con una suave, es fácil de digerir y no contiene muchas calorías, por lo que su digestión será ligera y no te provocará somnolencia. Lo mismo ocurre con las carnes blancas (pollo o pavo) a la plancha.
- Y para beber, lo más recomendable es siempre agua. Aunque también puedes tomar algún zumo o un refresco sin gas.
- EL GAZPACHO EN VERANO, ¿ES UNA BUENA OPCIÓN?
Es fresco, ligero y contiene vitaminas y minerales, pero no se trata de un alimento recomendable para comer o beber a la hora de conducir. ¿El motivo? Que tiene como base el tomate, un alimento que pese a sus buenas propiedades (tiene un alto contenido en licopeno, un antioxidante que previene de enfermedades cardiovasculares) resulta muy ácido.
De hecho, el tomate tiene un pH en torno a 4,6, lo que implica que puede provocarnos indigestión o ganas de ir al baño. Por eso, trata de no tomar tomate y/o gazpacho si vas a realizar un largo viaje.
Café y té, ¿son recomendables? ¿y hasta qué punto?
Tomar un café o un té antes de viajar es algo bastante corriente e incluso beneficioso ya que, por ejemplo, la propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria confirma que la cafeína y la teína evitan la somnolencia y favorecen la atención y la concentración.
Pero también es importante que no excedamos determinadas dosis (por ej., la DGT recomienda no más de dos tazas de café durante un largo trayecto) ya que la cafeína suele provocar nerviosismo que, en exceso, puede traducirse en pulso acelerado, irritación o, incluso, en una conducción agresiva.
¿Y las bebidas energéticas?
Estas bebidas energéticas (o el café) no son nunca un sustituto del descanso, el verdadero remedio para la fatiga y la somnolencia. Y aunque estas bebidas, que incluyen gran cantidad de sustancias estimulantes como la cafeína, la teína o distintos azúcares, pueden ayudarnos a superar una situación de cansancio (disminuyen rápidamente y durante un tiempo la fatiga y la somnolencia), también generan un problema: el llamado ‘efecto rebote’. Y es que cuando, pasadas unas horas, desaparecen sus efectos en el organismo, el cansancio puede reaparecer súbitamente y en un grado elevado.
Junto a esta posibilidad, otro problema es que su alta concentración de sustancias estimulantes pueden llegar a provocar, según el metabolismo de cada persona, un exceso de nervios, ansiedad, angustia… o hasta temblores y taquicardias.