Las elecciones al Parlamento Europeo tendrán lugar a comienzos de junio de este año. Y el sentido de tu votación, lector; podría, en última instancia, hacer tambalear los pilares de la industria automovilística volviendo a permitir la venta, a partir de 2035, de vehículos con motor térmico.
Y si los usuarios nos vemos, hoy día, ‘asaltados’ por la continua llegada al mercado de coches eléctricos es, en gran parte, por la decisión que, en 2023, la UE tomó para, a partir de 2035, prohibir la venta de coches con emisiones; esto es, cualquier automóvil con motor térmico… a no ser que funcione con combustibles sintéticos.
Pues bien, como decíamos, el sentido de tu voto podría hacer que esta norma… se viera revocada. ¿Cómo es posible? Por la intención del Grupo Popular europeo, el grupo más numeroso en este Parlamento en la actualidad. A

Tal y como revelan desde el medio francés Autojournal, el portal especializado en asuntos europeos Euroactiv tuvo acceso hace algunos días al borrador del manifiesto electoral de este grupo, en el que se indica la intención de este grupo de revisar la norma alcanzada el pasado 2023 sobre la prohibición, a partir de 2035, de la venta de automóviles nuevos con motor térmico.
En concreto, Euroactiv alerta dela presencia, en este manifiesto, de una frase como «Rechazamos una política de prohibición, como la prohibición de los motores de combustión, y también la revisaremos lo antes posible».
La prohibición de vender coches con motor térmico, ¿traerá consigo ‘la habanización’ del parque automovilístico?
Cabe señalar que el PPE, liderado al respecto por el parlamentario alemán Jens Gieseke, que es a su vez Vicepresidente en la Comisión de Transportes; ya se opuso firmemente a la prohibición de vender estos vehículos con motores térmicos.
Gieseke predice que, si esta prohibición (ojo, sólo de la venta de estos vehículos con motor térmico, no de su circulación) finalmente tiene lugar, en Europa tendrá lugar una “habanización” del automóvil: esto es, que los europeos, especialmente aquellos con menores recursos económicos, seguirán utilizando sus vehículos con motor térmico, más antiguos y contaminantes, durante todo el tiempo que les sea posible; retrasando así la renovación el parque y la reducción de emisiones.

Esta posición del alemán va en la línea de la postura del PPE, que aboga por la «apertura tecnológica» en el proceso de la descarbonización que busca la UE. Así, el PPE, según cita Euroactiv, “establece que la UE no debería elegir ganadores tecnológicos [en este proceso], en este caso, vehículos eléctricos”.
Ahora bien, la posición establecida en el borrador del manifiesto del PPE es clara y explícita. Y eso supondría el revisar una normativa que ya ha sido aprobada, ya no sólo por el Parlamento Europeo sino también por los estados miembros.
Pero con el fin de la burbuja inicial de los coches eléctricos debido a sus altos precios, con la retirada de las ayudas a su compra por parte de países tan importantes como Alemania y con las exigencias de subvenciones por parte de los fabricantes para destinar inversiones a su desarrollo y fabricación; quizá el entusiasmo (más político que social) sobre el futuro de la automoción a través de la electromovilidad haya empezado a enfriarse… Y eso podría suponer, vía elecciones, cambios en la normativa.
