Hace más de 50 años, los ingenieros de Porsche comenzaron a realizar las primeras pruebas sobre un concepto de caja de cambios que fuera capaz de ofrecer las ventajas de una manual y evitara los inconvenientes de una automática. En 1964 se desarrolló una transmisión de carreras de cinco velocidades con doble embrague, a la que siguió en 1968 una transmisión automática de cuatro velocidades con control electrohidráulico.
Los primeros datos que tenemos sobre la caja transmisión PDK datan de 1979, fecha en la que Porsche diseñó nuevamente una transmisión de doble embrague para el concept car Porsche 995, modelo que debía servir de base para un futuro deportivo de cuatro plazas.
El cambio PDK, cuyas siglas responden a Porsche Doppelkupplungsgetriebe en alemán, se desarrolló a partir de 1981, se probó por primera vez en 1983 en el Porsche 956 y se empezó a utilizar en competición desde 1984 en el que, probablemente, sea uno de los coches de carreras más legendario de todos los tiempos.
Este avance tecnológico jugó un papel clave en ese éxito, ya que al cambiar de marcha sin interrumpir la tracción, el vehículo lograba mejores prestaciones y consumía menos combustible. Sin embargo, la transmisión PDK se adelantó a su tiempo para el uso en serie: la electrónica y la potencia de cálculo de las unidades de control aún no eran capaces de cumplir con los requisitos de confort necesarios para ser instalada en un vehículo de calle.
En 2004 fue presentada la octava generación del Porsche 911. Este deportivo fue el encargado de montar la primera transmisión de doble embrague homologada para un vehículo de calle. En este momento, el cambio PDK logró combinar el dinamismo en la conducción garantizando transiciones rápidas entre machas y una excelente eficiencia mecánica que además era capaz de reducir el consumo de combustible.
Este tipo de transmisión ofrece una ventaja significativa, especialmente en combinación con los motores turbo. A diferencia de una transmisión manual, los conductores pueden seguir acelerando durante los cambios de marcha, de tal manera que se mantiene la presión de carga del turbo y apenas se interrumpe la tracción.
Los grupos de marchas se distribuyeron en dos ejes, conectados al motor en paralelo a través de dos embragues «powershift». En el primer conjunto de embrague-eje estaban las marchas impares; en el otro, las pares. La marcha atrás se engranaba desde el primer eje, con las impares. Cada marcha individual se seleccionaba mediante horquillas, como en un cambio manual mecánico, pero en el PDK se operaban de forma electrohidráulica.
Todas estas ventajas que surgieron hace más de 35 años se mantienen en la actual gama Porsche. Desde septiembre de 2020, los modelos 718 GTS 4.0, 718 Spyder y 718 Cayman GT4 también incluyen versiones con cambio PDK. En comparación con sus versiones equivalentes de cambio manual, son capaces de completar de 0 a 100 km/h aproximadamente medio segundo más rápido. Más de las tres cuartas partes de todos los Porsche 718 y 911 comercializados a día de hoy equipan el cambio PDK. La cifra llega hasta el 100% en el Panamera y en el Macan, que no disponen de caja de cambios manual en sus gamas.
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