Probamos el Dacia Bigster mild Hybrid 130 4×4

En Dacia se echaba en falta un SUV de mayor tamaño y capacidad que el Duster. El nuevo Dacia Bigster le pone solución al asunto.

Desde su llegada al Grupo Renault, en Dacia siempre han tenido claros sus objetivos: coches prácticos, duraderos, con la tecnología justa y necesaria, espaciosos y, por supuesto, a buen precio. Por eso mismo, cuando uno probaba el Dacia Duster y veía que había que conformarse con menos de 500 litros de maletero, se quedaba con la sensación de que había una pieza en el puzzle que no acaba de encajar del todo.

Sí, el Duster cumple en todo, pero teniendo en cuenta que en la actualidad la oferta SUV es inmensa y que superar esa barrera de los 500 litros es muy habitual, daba la sensación de que Dacia podía no tener uno de sus pilares cumplidos justo en este nicho. Un Dacia Jogger supera incluso los 600 litros, pero su carrocería de aspecto más bien ranchera no termina de encajar con quien quiere un SUV a toda costa.

Así que a grandes malos, grandes remedios. Y, como grande se dice big en inglés, qué mejor que ponerle Bigster a su última creación. El Dacia Bigster es en gran medida un Dacia Duster agrandado, pues la carrocería pasa de 4,34 metros a 4,57 metros, mientras que la batalla crece en 5 centímetros para plantarse en los 2,70 metros. Eso le permite ofrecer más espacio para las piernas en las plazas traseras pero, sobre todo, le asegura también un mayor volumen de maletero.

El Dacia Bigster mild Hybrid 130 4×4 de esta prueba tiene 550 litros de maletero (el Duster equivalente se queda en 358 litros), mientras que el Bigster con más maletero es el Mild Hybrid 140, que se planta en unos considerables 667 litros. El Bigster con menos maletero es el Hybrid, que se conforma con 546 litros (que sigue estando muy bien).

Lo demás permanece en unos estándares similares, si bien Dacia afirma que el Bigster está mejor insonorizado (puede ser, pero necesitaría tener ambos modelos a la vez para comprobarlo; el Duster no me apreció excesivamente ruidoso). El interior gana en amplitud, pero mantiene una calidad similar. No encontrarás los materiales más agradables del sector, pero sí verás que todo está bien ajustado y tiene aspecto de llevarse bien con el paso del tiempo. Salvo que cada vez que te subas a tu coche sientas la imperiosa necesidad de tocar todos los plásticos (si es así, conozco un psicólogo uy bueno… ahí lo dejo), el Bigster cumplirá sin grandes problemas con tus necesidades en este aspecto.

La pantalla central cumple su objetivo y, gracias a que en Dacia siguen apostando por botones físicos (todo un acierto del que pueden presumir), manejarlo todo es relativamente sencillo, pues nos bastan unos conocimientos básicos de informático para hacer cualquier cosa en la pantalla. La instrumentación es digital, y más allá de que podrían haber aprovechado los huecos laterales para poner las grafías más grandes, tampoco admite muchas pegas.

¿Y la postura al volante? Hay reglajes en profundidad y altura para el volante, y el asiento, que es el que puedes encontrar en muchos modelos de Renault, también tiene los reglajes suficientes para que no tardes en encontrar tu postura sea cual sea tu estatura. Me llama la atención que se puede ir sentado más bajo de lo habitual en un SUV y con las piernas más estiradas, si así lo deseamos.

En marcha, este Dacia Bigster Hybrid 130 4×4 es, sobre todo, un coche pensado para desplazarse con comodidad, pues la puesta a punto del chasis se caracteriza por contar con una suspensión suave y muy adecuada para largos viajes por carretera o para superar los resaltos de las ciudades o los agujeros de los caminos.

En las curvas, en cambio, hay un poco más de balanceo a poco que forcemos el ritmo. Sigue siendo un coche noble y fácil de conducir, pero también es cierto que si apuramos un poco el ritmo notaremos que es un poco menos ágil que el Duster.

Esta versión 4×4 (a través de un embrague multidisco, sin reductora ni diferenciales autoblocantes) cuenta con neumáticos todo tiempo y un selector de modos de conducción que actúa sobre el control de tracción en función de las necesidades. Sin ser un 4×4 puro, sí es un coche que se maneja muy bien por todo tipo de caminos e, incluso, sitios nevados.  

Por prestaciones, los 130 CV de su motor 1.2 turbo de tres cilindros dan para mover a este Bigster con la agilidad con la que creo que se debe mover un coche así, pero se conforma con una discreta aceleración de 0 a 100 km/h en 11,2 segundos. Es un motor voluntarioso a medio y bajo régimen, de manera que lo suyo son los desplazamientos a velocidades normales, con fuerza suficiente como para adelantar siempre que haya cierto margen o ganar velocidad en un carril de aceleración sin problemas mientras juguemos un poco con su cambio manual de seis marchas.

¿Y por consumo? En esta versión, lo normal es situarse entre los 7 y 7,5 L/100 km de media. No está mal para un coche de su tamaño, y no es demasiado gracias a que ‘sólo’ pesa 1.590 kilos. Si hacemos mucha ciudad o conducimos sin muchas contemplaciones con el acelerador, nos iremos más cerca de los 8 L/100 km.

Lo que menos nos ha gustado de este motor es su refinamiento. Además de transmitir ciertas vibraciones por su condición de tricilíndrico, es de esos coches que, a la hora de ponernos en marcha, cuesta ‘cogerles el punto’ al juego acelerador-embrague: o sales muy revolucionado, o es fácil que se cale. Pero, como todo, es cuestión de acostumbrarse, y tampoco nos parece nada especialmente grave.

Sólo nos queda hablar del precio. Hay un Dacia Bigster mild Hybrid 140 desde 27.790 euros, y esta versión mild Hybrid 130 4×4 arranca en los 27.790 euros. Comparado con sus rivales, sigue siendo un precio muy competitivo, sólo batido por modelos de origen chino que, en su mayoría, están por detrás del Dacia en líneas generales.

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