Cada vez hay más formas de comunicación entre el coche y su entorno; las empresas y las universidades ya están experimentando con la comunicación entre los vehículos y las infraestructuras. Ante la llegada de estas tecnologías, el senador demócrata Jay Rockefeller cree que hay que controlar si un «`catorceañero´de Indonesia» puede controlar un coche a distancia. «Si nuestros coches están cada vez más conectados -a Internet, a redes inalámbricas, con otros coches, con las infraestructuras…-, ¿corren el riesgo de sufrir catastróficos ciberataques?», se pregunta Rockefeller.
El director de la NHTSA, David Strickland, comunicó al Comité de Comercio del Senado estadounidense -presidido por Rockefeller- que su organismo ha pedido un presupuesto de dos millones de dólares para crear una sede dedicada a los nuevos problemas que la electrónica crea en los coches: «Con los sistemas electrónicos asumiendo papeles fundamentales en los coches, nos enfrentamos a la necesidad de desarrollar unas exigencias mínimas». La NHTSA ha financiado el 80 % de una investigación conjunta con ocho grandes fabricantes. En ella, se están usando 3.000 vehículos para comprobar si la comunicación de coche a coche contribuye a que los conductores eviten accidentes.
En Estados Unidos, sólo Nevada, California y Florida permiten vehículos de conducción autónoma en sus carreteras. Strickland afirma que no se ha producido ningún intento de `hackeo´ de uno de estos coches, pero ha prometido que no bajarán la guardia y que tomarán medidas: «Si existe la posibilidad, nos tenemos que ocupar de ello. Todas estas tecnologías van a depender de la aceptación del consumidor«.