Seat deja de vender los motores de GNC

Hace unos cuantos años, el Grupo Volkswagen decidió apostar con fuerza por el GNC o Gas Natural Comprimido como fuente de energía para algunos de sus coches. Se trataba de coches equipados con un motor que podía funcionar indistintamente con gasolina o con Gas Natural Comprimido, y fue una tecnología aplicada a coches como el Seat Arona, Ibiza y León, pero también a diferentes modelos de Audi, Skoda y Volkswagen.

El principio de funcionamiento era similar al de los coches de GLP o Gas Licuado de Petróleo, que funcionan de una forma similar. Sin embargo, a diferencia del GLP, el GNC requiere que los puntos de recarga sean capaces de almacenarlos de una presión de unos 250 bares, algo que obligaba a un importante desembolso por parte de las estaciones de servicio.
¿De cuánto estamos hablando? Dependiendo del tipo de ‘surtidor’ (hay que tener en cuenta que también hay camiones que emplean Gas Natural Licuado o GNL), cada uno supone un desembolso mínimo cercano al medio millón de euros, que es hasta 10 veces más de lo que cuesta uno de GLP.
¿Cómo amortizar semejante desembolso? Pues, lógicamente, vendiendo mucho GNC. Y he aquí la clave del problema. La falta de apoyo a esta tecnología para contar con más puntos de carga (en toda España hay menos de 100 puntos nada más) ha hecho que la gente no haya terminado de confiar del todo en el GNC y, al mismo tiempo, no ha habido empresas dispuestas a invertir en más puntos de suministro porque no se vendían más coches.

Total, que era la pescadilla que se mordía la cola: no se venden más coches de GNC porque no hay puntos de carga y no se abren más puntos de carga de GNC porque se venden más coches de GNC. ¿Resultado? En Volkswagen, hace unos meses ya confirmaron que dejarían de apostar por esta tecnología. Y, desde la semana pasada, Seat ya no vende ningún coche con esta tecnología.
¿Era realmente interesante el GNC? Sí. Desde el punto de vista ecológico, sus emisiones eran más bajas que las de un motor diésel o gasolina equivalente, y desde el punto de vista económico y hasta la subida del GNC, era posible recorrer 100 kilómetros por unos 3,5 euros, una cifra que hoy día se ha situado en unos 4,5 euros, que sigue estando muy bien.