El Congreso de Washington, EEUU, recogió este jueves el testimonio de Michael Horn, presidente de Volkswagen en América, quien reconoció las intenciones de ocultamiento de la marca en materia de emisiones de NOx mediante un software ilegal. No obstante, ha afirmado que hasta el 1 de septiembre –unas dos semanas antes de que se publicara el escándalo- solo sabía que no cumplían con la ley, pero no conocía la existencia de este software.
Además, echó las culpas a los responsables en Alemania, diciendo que a pesar de haber sido avisados de esta situación –VW en EEUU- 18 meses antes, no sabía de nadie en su Consejo de Administración que tuviese esta información, sugiriendo que en Europa sí que pasaba al haber 3 trabajadores alemanes suspendidos de empleo y sueldo justamente por este caso. Igualmente, admitió que Volkswagen no cambiará los vehículos afectados, sino que los reparará.
Como era de esperar, también mencionó que la marca correrá con todos los gastos de las llamadas a revisión para los aproximadamente 482.000 automóviles afectados en EEUU, y que lo más importante en este momento es recuperar la confianza perdida. El plazo que se han marcado para tenerlo todo listo es de entre 1 y 2 años, basándose en los problemas de los aceleradores en Toyota o a los de ignición en General Motors.
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