Los 10 mejores deportivos japoneses de los años 90: ¿cuál es tu favorito?

Andrés Martínez
Andrés Martínez
Los años 90 fueron la época dorada de los deportivos japoneses, hasta el punto de que por tecnología o prestaciones llegaron a estar por encima de marcas de renombre como Ferrari o Porsche. Y a continuación de dejamos los 10 modelos nipones más brillantes de este sensacional periodo, ¿con cuál de ellos te quedarías?

1. Honda NSX (1990 – 2005)

Los expertos señalan a la primera generación del Honda NSX como el automóvil japonés más célebre de los años 90… y en uno de los mejores deportivos de la historia. Apoyado en una relación peso potencia inferior a los 5,2 kilos/CV fue capaz de poner contra las cuerdas a superdeportivos como el Porsche 911 de la época y el Ferrari 348.

Los expertos señalan a la primera generación del Honda NSX como el automóvil japonés más célebre de los años 90… y en uno de los mejores deportivos de la historia. De hecho, gracias a una relación peso/potencia inferior a los 5,2 kilos/CV fue capaz de poner contra las cuerdas a superdeportivos como el Porsche 911 de la época y el Ferrari 348.

Para ello, sus armas fueron un chasis de aluminio de tan solo 208 kilos de peso -se diseñó con la ayuda de un superordenador- tremendamente rígido, junto a un propulsor atmosférico de gasolina 3.0 V6, situado en posición central.

Pese a que sus 270 CV pueden parecer pocos, la distribución variable VTEC le permitía ofrecer un gran rendimiento a altas revoluciones, acelerar de 0 a 100 km/h en menos de 6,0 segundos y alcanzar 270 km/h. ¿Una curiosidad? El piloto de F1 Ayton Senna colaboró en su puesta a punto.

2. Honda S2000 (1999 – 2009)

El Honda S2000 era un roadster de propulsión trasera capaz de ofrecer una experiencia de conducción única.

El Honda S2000 era un roadster de propulsión trasera capaz de ofrecer una experiencia de conducción única. El gran responsable era el motor 2.0 VTEC de 240 CV, que desarrollaba 120 CV/litro y era capaz de estirar más allá de las 9.000 rpm, unos registros increíbles para la época. Además, hasta la aparición del Ferrari 488 Italia -127 CV/litro-, fue el motor atmosférico con mayor potencia específica del mundo.

Una vez en marcha, este Honda era tan emocionante como un superdeportivo, gracias a unas reacciones muy rápidas, una transmisión manual de seis velocidades de tacto muy firme y, sobre todo, gracias al sonido del motor cuando se acercaba al corte de inyección.

A partir de 2004 el Honda S2000 se volvió mucho más interesante, ya que recibió un restyling que incluía mejoras de diseño y de equipamiento, así como el control de estabilidad de serie. ¿Su principal defecto? Un volante que carecía de regulación en altura.

3. Mazda MX-5 (1989 – 1998)

En 1989 llegaba al mercado la primera generación del Mazda MX-5, un roadster de dimensiones y peso contenido que, por concepto, se inspiraba en el de los descapotables británicos de los años 60.

En 1989 llegaba al mercado la primera generación del Mazda MX-5, un roadster de dimensiones y peso contenido que, por concepto, se inspiraba en el de los descapotables británicos de los años 60.

Gracias a un peso de 955 kilos y un chasis muy equilibrado, este modelo era capaz de divertir al conductor sin necesidad de circular deprisa. Hasta 1994 estuvo impulsado por la mecánica 1.6 del Mazda 323, que desarrollaba 115 CV de potencia y, más tarde, también con un propulsor 1.8 de 130 CV.

El interior era pequeño, estrecho e incorporaba un techo de lona de accionamiento manual, pero era parte de su encanto. Hoy día, se han sucedido cuatro generaciones de este modelo, que es el descapotable más vendido de la historia.

4. Mazda RX-7 (1992 – 2002)

Propulsado por un motor Wankel rotativo, biturbo, la tercera generación del RX-7 fue uno de los coupé japoneses más carismáticos de los 90. Su motor, capaz de revolucionarse casi hasta el infinito, contaba con dos rotores de 654 cc -en total cubicaba 1,3 litros-, sobrealimentado con dos turbocompresores Hitachi de funcionamiento secuencial: el primer turbo actuaba a partir de las 2.000 rpm y los gases de escape alimentaban de forma directa el segundo, de idéntico tamaño para, de esta forma, reducir el temido lag –retraso en la respuesta–.

Propulsado por un motor Wankel rotativo biturbo, la tercera generación del RX-7 fue uno de los coupé japoneses más carismáticos de los 90.

Su motor, capaz de revolucionarse casi hasta el infinito, contaba con dos rotores de 654 cc -en total cubicaba 1,3 litros-, sobrealimentado con dos turbocompresores Hitachi de funcionamiento secuencial: el primer turbo actuaba a partir de las 2.000 rpm y los gases de escape alimentaban de forma directa el segundo, de idéntico tamaño para, de esta forma, reducir el temido lag –retraso en la respuesta–.

En Japón, este motor alcanzó los 260 CV, mientras que en Europa se quedó en 240 CV a 6.500 rpm con un par de 295 Nm a 5.000 rpm, lo que le situaba algo por detrás de los Honda NSX, Nissan 300ZX… Aunque podrían parecer cifras modestas, se trataba de un deportivo bastante rápido para principios de los años 90, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 5,9 y una velocidad máxima de 251 km/h. Para obtener esas cifras, contaba con la ventaja de un contenido peso de 1.284 kilos. ¿Lo peor? Hoy día resulta realmente difícil encontrar unidades originales sin ‘tunear’.

Aunque por fuera se sigue percibiendo ‘actual’ el interior acusa el paso del tiempo, tanto por diseño como por calidad de materiales. Eso sí, los asientos sujetaban bien y la instrumentación era clara y muy completa.

5. Mitsubishi 3000 GT (1990 – 2000)

Sin embargo, lo realmente interesante es que contaba con elenco de elementos tecnológicos que se salían de lo habitual -era mucho más avanzado que el Ferrari 348 de la época- para ofrecer un comportamiento brillante.

El Mitsubishi 3000GT fue un supercoche aparecido en 1990, impulsado por un poderoso motor 3.0 V6 biturbo de gasolina, que desarrollaba 300 CV… que se convertirían en 320 a partir del año 1994.

Sin embargo, lo realmente interesante es que contaba con elenco de elementos tecnológicos que se salían de lo habitual -era mucho más avanzado que el Ferrari 348 de la época- para ofrecer un comportamiento brillante.

Un buen ejemplo de ello era el sistema de aerodinámica activa Active Aero, que combinaba el splitter frontal con un alerón trasero móvil capaz de modificar su posición para incrementar el apoyo aerodinámico.

Además, el Mitsubishi 3000GT también incorporaba un avanzado sistema de tracción total permanente dotado de un diferencial autoblocante trasero controlado electrónicamente, suspensión adaptativa y un sistema dirección en el eje trasero que giraba las ruedas traseras en el mismo sentido que las delanteras, a más de 50 km/h, para dotarlo de un comportamiento más ágil.

6. Mitsubishi Lancer EVO TME (2000 – 2001)

mitsubishi lancer 8 g

El Mitsubishi Lancer EVO TME nació para conmemorar el campeonato del mundo de rallies que consiguió Mäkinen en 1999. Se empezó a fabricar en 1999 y se puso a la venta en Japón a principios del 2000… así que no debería aparecer en esta lista. Sin embargo, este deportivo es tan bueno que no merecía estar fuera de este ranking por unos meses…

En realidad el Mitsubishi Lancer Evo Tommi Mäkinen Edition es lo más parecido a un coche de rallies matriculable. Un automóvil que, en una carretera de montaña, podría dejar atrás a prácticamente cualquier otro coche de su época, gracias a su eficaz sistema de tracción total y a la brillante puesta a punto de sus suspensiones.

Para impulsarse, recurría a un motor turboalimentado de gasolina, de 2,0 litros y cuatro cilindros, que le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y alcanzar 241 km/h.

Como en su gran rival, el Subaru Impreza P1 que también está presente en esta lista, el interior emplea materiales sencillos y la postura de conducción es elevada en comparación con los coches actuales de sus prestaciones.

7.- Nissan 300ZX (1989 – 2000)

Desde el punto de vista técnico, este Nissan incorporaba soluciones como unas suspensiones multibrazo en ambos ejes o el sistema de dirección trasera Super HICAS que, a diferencia de los sistemas actuales, no servía para mejorar la maniobrabilidad, sino que se utilizaba para mejorar el comportamiento a alta velocidad, girando las ruedas traseras en el mismo sentido que las delanteras.

En los años 90 el Nissan 300ZX destacaba por ofrecer un diseño muy afilado y con mucha personalidad –el Cx era de 0,32 y la trasera se inspiraba en los deportivos americanos, un poderoso motor y un comportamiento al alcance de todos los conductores.

Bajo el capó equipaba un propulsor de 2.960 cm3, con cuatro válvulas por cilindro, y sobrealimentado con dos turbocompresores Garret T25, que le permitían pasar de 0 a 100 km/h en menos de 6,0 segundos y alcanzar 250 km/h.

Desde el punto de vista técnico, este Nissan incorporaba soluciones como unas suspensiones multibrazo en ambos ejes o el sistema de dirección trasera Super HICAS que, a diferencia de los sistemas actuales, no servía para mejorar la maniobrabilidad, sino que se utilizaba para mejorar el comportamiento a alta velocidad, girando las ruedas traseras en el mismo sentido que las delanteras.

El interior tenía un puesto de conducción envolvente, en el que los principales mandos se aglutinaban alrededor del volante para poder accionarlos con facilidad.

8. Nissan Skyline GT-R R34 (1998 – 2002)

Aunque en los años 90 convivieron varias entregas del Nissan GT-R, la generación R34 fue la que sentó las bases de lo que es el GT-R actual: un poderoso motor biturbo de gasolina, tracción total y un comportamiento tremendamente eficaz. Eso sí, no se vendió en España.

Aunque en los años 90 convivieron varias entregas del Nissan GT-R, la generación R34 fue la que sentó las bases de lo que es el GT-R actual: un poderoso motor biturbo de gasolina, tracción total y un comportamiento tremendamente eficaz. Eso sí, no se vendió en España. Su mecánica turboalimentada de gasolina RB26DETT desarrollaba 280 CV, que le permitían acelerar de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos.

El tacto de la dirección, un chasis tremendamente equilibrado y la eficacia de su sistema de tracción total ATTESA-E-TS PRO, hacían del GT-R de la generación R34, fuese un modelo con el que era muy sencillo rodar al límite. Además, su mecánica turboalimentada de gasolina RB26DETT desarrollaba 280 CV, que le permitían acelerar de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos.

El interior contaba con un salpicadero bastante elaborado y estaba dotado de una pantalla LCD, con gráficos diseñados por los creadores del videojuego Gran Turismo, que mostraba datos relativos al motor, un cronómetro para circuito y un medidor de fuerzas G.

9. Subaru Impreza P1 (1999)

El Subaru Impreza P1, del que tan solo se fabricaron 1.000 unidades, no llegó al mercado español, no obstante, es toda una leyenda entre los automóviles japoneses ‘noventeros’.

El Subaru Impreza P1, del que tan solo se fabricaron 1.000 unidades, no llegó al mercado español, no obstante, es toda una leyenda entre los automóviles japoneses ‘noventeros’. Su diseño, obra de Peter Stevens, marcó la imagen de los Impreza posteriores, que heredaron la gran toma de aire en el capó, los faldones laterales o el espectacular alerón trasero.

De puertas hacia dentro, el conductor va sentado alto en lo que se percibe como un coche pequeño y estrecho con una instrumentación básica y unos plásticos duros y brillantes.

Para impulsarse, recurría a la mecánica de 2,0 litros y cuatro cilindros bóxer EJ20, de 280 CV, que le permitía acelerar de 0 a 100 km/h en 4,7 segundos y alcanzar 241 km/h. Por lo demás, su sistema de tracción total era tremendamente eficaz, convirtiéndolo en un automóvil que, hoy día, sigue siendo muy rápido.

Toyota Supra (1993 -2005)

Sin duda, aunque el Toyota Supra es un coche con mucha historia -su última generación acaba de aparecer-, la cuarta generación de este deportivo japonés, aparecida 1993 es la más recordada de todas, en parte, por ser el coche que protagonizó la primera película de la saga Fast&Furious.

Sin duda, aunque el Toyota Supra es un coche con mucha historia, la cuarta generación de este deportivo japonés, aparecida 1993 es la más recordada de todas, en parte, por ser el coche que protagonizó la primera película de la saga Fast&Furious.

Bajo el capó equipaba uno de los mejores motores de los años 90: la mecánica 2JZ-GT, de 2.997 cc, con seis cilindros en línea y dos turbocompresores Hitachi de funcionamiento secuencial: uno que giraba a bajas rpm y otro que funcionaba a partir de 4.000 rpm.

A partir de 1998 se actualizó con un sistema de distribución variable Toyota VVT-i, pasando a desarrollar 330 CV, que le permitían pasar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y alcanzar 250 km/h.

En lo que al interior respecta, el Toyota Supra también fue uno de los artífices del puesto de conducción envolvente, en el que el túnel de transmisión rodeaba al conductor.

Como ves, los años 90 fueron la época dorada de los automóviles japoneses, un periodo del que surgieron deportivos tecnológicamente brillantes, con una gran personalidad y unas prestaciones excepcionales. ¿Con cuál de los modelos de este reportaje te quedarías?