Podría parecerte que el Toyota bZ4X no es más que otro SUV eléctrico con prestaciones medianas y diseño futurista, pero si recuerdas que viene firmado por Toyota, el mayor fabricante de automóviles del planeta, entenderás por qué las expectativas estaban —y siguen estando— por las nubes. Toyota no es una marca cualquiera, y cuando se lanza a un nuevo terreno, lo hace con una mochila llena de experiencia, recursos y, sobre todo, una reputación que proteger.
Pero claro, no todo fue perfecto en su estreno. Los primeros meses del bZ4X estuvieron marcados por titulares incómodos y críticas que pusieron en duda su lugar en el competitivo mundo de los eléctricos. ¿Autonomía insuficiente? ¿Cargas lentas? ¿Problemas de juventud tecnológica? Todo eso está sobre la mesa, pero también las respuestas de Toyota, que no ha dudado en ajustar su propuesta para devolverle el equilibrio a este SUV eléctrico.
En este reportaje, y como puedes ver también en nuestro vídeo, vamos a desgranar punto por punto lo que ofrece el bZ4X: su diseño exterior, la experiencia a bordo, su comportamiento en marcha y su desempeño en carga. ¿Es suficiente lo que ha mejorado Toyota para justificar su compra? Acompáñanos a descubrirlo.
El Toyota bZ4X por fuera: sobriamente atrevido
El Toyota bZ4X es un SUV eléctrico de dimensiones generosas, con una longitud de 4,70 metros y una batalla de 2,85 metros. Su diseño destaca por una presencia robusta, con líneas angulosas y detalles que enfatizan su apariencia futurista, como los grupos ópticos afilados o los acentos en negro mate o «masa» en los pasos de rueda y el capó. A pesar de su tamaño, el coche parece algo más compacto a primera vista, un efecto visual que puede resultar engañoso.
La estética es uno de sus puntos fuertes, con un equilibrio entre modernidad y funcionalidad. Las llantas de 18 pulgadas, de perfil generoso, no solo cumplen un rol estético, sino que también contribuyen al confort de marcha, absorbiendo irregularidades en el firme. Sin embargo, algunos detalles parecen menos cuidados, como la ausencia de sensores de aparcamiento delanteros en el acabado Advance, una omisión que afecta la experiencia diaria en maniobras ajustadas.
Toyota ha desarrollado una versión específica de su kit modular TNGA para eléctricos (se llama, como te puedes figurar, e-TNGA). Sin embargo, persiste gran parte de al arquitectura convencional, de manera que no disponemos de cosas como espacio para un maletero adicional (frunk). En términos generales, el bZ4X está bien por fuera (aunque es algo grande para ciudad) y ofrece una estética llamativa, pero hay bastantes elementos que reflejan la curva de aprendizaje de Toyota en el terreno eléctrico.
El Toyota bZ4X por dentro: sólido, pero innecesariamente innovador
El habitáculo del Toyota bZ4X combina puntos positivos, innovaciones discutibles y algunas carencias difíciles de justificar. En el apartado positivo, la calidad percibida es alta, con materiales robustos, ajustes firmes y superficies que transmiten durabilidad. Toyota es conocida por la solidez de sus interiores, y este SUV eléctrico no es una excepción. Los mandos son intuitivos y están diseñados para resistir el desgaste del uso diario.
Sin embargo, el diseño del puesto de conducción plantea un reto importante: la instrumentación se sitúa por encima del volante, lo que dificulta su visibilidad para algunos conductores. Aunque esta configuración está pensada aprovechar sistemas de dirección by-wire como el que dentro de poco podría ofrecer Lexus (y que permiten contar con un volante de tipo yoke, sin parte superior), en la práctica exige ajustes poco naturales en la posición de conducción.
Otro punto discutible es la ausencia de guantera, una decisión difícil de justificar en un vehículo de estas dimensiones. Esto obliga a los ocupantes a depender de otros huecos para almacenar objetos cotidianos. La pantalla central, aunque funcional y compatible con Android Auto y Apple CarPlay, tiene un diseño que, en este acabado básico, resulta «algo limitado», con un marco que parece infra-aprovechado. A pesar de estos detalles, el espacio para los pasajeros, especialmente en las plazas traseras, es generoso y cómodo, gracias a la generosa batalla del vehículo.
El Toyota bZ4X… cuando lo pones a cargar
El Toyota bZ4X equipa una batería con una capacidad bruta de 71,9 kWh, de los cuales aproximadamente 64 kWh son utilizables. Este dato sitúa al SUV eléctrico japonés en la media del mercado, con bastantes aspectos técnicos que todavía pueden mejorarse.
Durante la carga, el bZ4X muestra un comportamiento aceptable, aunque no brillante. Puede cargar del 10% al 80% en unos 35 minutos en condiciones ideales, gracias a una potencia máxima de carga de 150 kW en corriente continua. Sin embargo, la curva de carga no es óptima, con una gráfica en forma de «montaña rusa» que dificulta predecir con precisión los tiempos de carga más allá del rango estándar.
Tenemos grandes esperanzas depositadas en que Toyota haya implementado una disciplina férrea de cuidado de la batería, y que el hecho de que, durante nuestras pruebas, el sistema de refrigeración ni siquiera haya tenido que intervenir, sea un reflejo de ello, augurando una degradación mínima con el tiempo.
En marcha con el Toyota bZ4X
El comportamiento dinámico del Toyota bZ4X ofrece bastantes más luces que sombras. En términos de confort, el coche cumple con solvencia. La suspensión está bien ajustada, absorbiendo eficazmente las irregularidades, mientras que los neumáticos de perfil alto contribuyen a un rodar suave. Además, la rigidez estructural del bastidor proporciona estabilidad en autopista y seguridad y buen tacto en curvas.
En términos de rendimiento, los 204 CV de la versión de tracción delantera son suficientes para una conducción diaria sin complicaciones. La entrega de potencia es progresiva y el acelerador responde con precisión, aunque no ofrece una experiencia especialmente emocionante. La regeneración de energía está bien resuelta, con un modo de alta intensidad que facilita la conducción urbana, aunque no permite un modo One-Pedal puro. La regeneración adaptativa está muy bien calibrada, y eso suple casi por completo la ausencia de levas o varios niveles de regeneración.
El consumo medio durante nuestra prueba se situó en torno a los 20 kWh/100 km, con picos ocasionales más altos debido al uso intensivo del climatizador. Esto se traduce en una autonomía real en autopista de unos 300 kilómetros, dependiendo de las condiciones climáticas y el tipo de conducción. Aunque es una cifra razonable, sigue quedando por detrás de algunos rivales directos. Algunos, como los modelos basados en la plataforma MEB de Volkswagen, ofrecen baterías con capacidades etas de hasta 77 kWh. Otros, como el inefable Tesla Model Y, en sus versiones Autonomía Estandar y Gran Autonomía (disponibles por 39.990 y 45.780 euros, respectivamente).
En opinión de Autofácil…
El Toyota bZ4X no es, ni de lejos, un mal coche eléctrico, pero tampoco puede considerarse un referente en su segmento. Toyota ha demostrado su experiencia en términos de calidad, durabilidad y confort, pero todavía queda trabajo por hacer en aspectos clave como la eficiencia energética, la gestión de la carga y algunos detalles del interior.
La versión Advance, con su precio reducido, representa una propuesta interesante para quienes buscan un SUV eléctrico de gran tamaño con la tranquilidad que aporta la reputación de fiabilidad de Toyota. Sin embargo, quienes busquen un rendimiento más afinado o una autonomía destacada encontrarán opciones más competitivas en el mercado.
En definitiva, el bZ4X es un paso importante para Toyota en el mundo de la movilidad eléctrica, pero no es el golpe en la mesa que muchos esperaban. Ahora queda en manos de la marca japonesa decidir cuándo dará ese salto definitivo que convierta a su próximo eléctrico en un referente indiscutible.