Prueba del Toyota Yaris Cross: lo que no nos ha gustado tanto

El Toyota Yaris Cross tiene varios puntos a favor, como un bajo gasto de combustible, la etiqueta ECO o un precio muy interesante en relación con su competencia directa. Os lo hemos contado en esta noticia. Pero también tiene otras características, no tan buenas, que debes tener en cuenta si estás pensando en adquirir este coche.

Lo que no nos ha gustado tanto del Toyota Yaris Cross
Es ruidoso en carretera, y no sólo por su motor
Como todos los híbridos de Toyota y Lexus que funcionan con una caja automática de engranajes planetarios, la caja del Toyota Yaris Cross tiende a revolucionar el motor y a mantenerlo en la zona alta de cuentavueltas durante más tiempo antes de cambiar de marcha que, por ejemplo, una caja automática de convertidor de par convencional. Esto se nota especialmente en aceleraciones fuertes o en repechos sostenidos, en los que la potencia del vehículo (recordemos, 116 CV) no es excesiva.
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A esta circunstancia se une el hecho de que el este Toyota Yaris Cross, basado en un urbano como el Yaris, no es un modelo que cuente con demasiado aislamiento (otros rivales están mejor aislados).

Pero ojo, porque al ruido proveniente del motor, se suma además un ruido aerodinámico notable proveniente de los retrovisores y que surge especialmente cuando circulamos a partir de unos 110 ó 120 km/h
Los materiales y acabados del interior, demasiado sobrios
El interior del Toyota Yaris Cross tiene un aspecto sencillo y sólido y, como en muchos modelos japoneses, en su interior predominan los plásticos duros. Por ejemplo, en el salpicadero, todos los plásticos son duros y de color negro excepto dos módulos situados en los extremos de la consola central, que sí están realizados en compuestos más blandos. Sea como sea, los plásticos duros, aunque texturizados para una mejor imagen y bien ensamblados (no hemos notado ningún ruido parásito), dejan una apariencia sólida… pero algo pobre visualmente hablando, máxime cuando otros rivales apuestan por interiores de mejor apariencia.

La presencia de plásticos duros y de color negro se mantiene en el revestimiento de las puertas. Y este material sólo desaparece en el revestimiento a la altura de la maneta y reposabrazos de la puerta, una zona en la que pasa a ser de tela… de color oscuro.
La impresión demasiado sobria del interior se mantiene con un tacto de los mandos correcto pero algo seco y, por ejemplo, en detalles tales como que, de los mandos de los elevalunas situado en la puerta del conductor… ¡sólo se ilumina el de la ventanilla del mismo! (¿tanto costaba iluminar los cuatro?)

Eso supone que, con poca iluminación, el conductor tendrá que buscar prácticamente al tacto los botones para accionar el resto de los elevalunas o los del cierre centralizado. Detalles como este van en consonancia como la regulación de los asientos mediante palancas, menos precisas y agradables de usar que mediante ruleta. O la ausencia de iluminación específica en el interior de la guantera… o para las plazas traseras
Algunos detalles de ergonomía son mejorables
En general, en el interior del Toyota Yaris Cross, todos los mandos están donde cabría esperar y, más o menos, al alcance del conductor. Ahora bien, nos han llamado la atención varios detalles que suponen una falta de ergonomía importante.
De entrada, la presencia de la pantalla central multimedia (de 9” en los equipamientos superiores como este Adventure) y lo que sobresale respecto a la vertical de la consola central y, bajo la misma, de un pequeño hueco portaobjetos… hace que las salidas de aire centrales queden muy retraídas. Ello supone, uno, una peor distribución del caudal de aire; dos, una orientación de las mismas más complicado, al tener menos espacio para manejarlas; y tres, que en ese hueco portaobjetos no podremos colocar nunca objetos de cierto tamaño… si queremos poder manipular las salidas de aire.


Otra cuestión que nos ha sorprendido es la situación de la maneta de la apertura de las puertas. Como se puede apreciar en la foto, ésta queda ‘escondida’ dentro de la puerta, casi casi oculta bajo el módulo de mandos, lo que dificulta su acceso; máxime si el conductor tiene los brazos largos. Hubiera sido, entendemos, mucho más cabal y accesible situarla en la parte superior de la puerta.
En cuanto a los mandos presentes en la consola central, nos parece útil la presencia de dos ruletas para gestionar la temperatura del sistema de climatización. Pero lo que nos parece mejorable es el tamaño de los (hasta 10) botones situados bajo los mismos. Son pequeños y su accionamiento obliga a apartar la vista de la carretera.

Por el contrario, y para bien, destaca el tamaño de los mandos de calefacción de los asientos y del control de descenso; situados justo debajo de los anteriores.
El acceso a las plazas traseras, difícil
En la noticia anterior sobre lo que nos había gustado del Toyota Yaris Cross ya mencionábamos que las plazas traseras de este Toyota ofrecían una buena altura, una distancia para las piernas suficiente y una anchura muy escasa para que en ellas cupieran tres adultos.

Otra cuestión a tener en cuenta es el acceso a las mismas; ya sea para un adulto o bien si transportamos a un niño y queremos colocar una sillita infantil. En ambos casos, las puertas traseras son pequeñas, lo que dificulta la salida del habitáculo, sobre todo si el pasajero es alto. Pero, además, es que su ángulo de apertura es escaso, lo que supone que tengamos poco hueco para colocar una sillita y, posteriormente y en ella, a un niño. Se puede ver perfectamente a partir del minuto 21: 08 del vídeo de mi compañero Miguel Tineo.