Siempre asociamos el concepto híbrido a una combinación de un motor eléctrico o de gas con un propulsor de gasolina. Pero, ¿podrían llevar una mecánica diésel en lugar de una de gasolina?
En el caso de los híbridos de gas, es imposible construir un híbrido diésel. El motivo es que los motores de gas, ya sea GLP o GNC, emplean siempre encendido por chispa -ya que se trata de combustibles bastante parecidos a la gasolina-, y no resulta posible emplear estos combustibles para alimentar un motor diésel, que funciona de una forma completamente distinta.
En cuanto a los coches híbridos eléctricos, nada impide construir un híbrido diésel, y de hecho lo más probable es que esta clase de motores adopten masivamente sistemas de hibridación suave a media tensión -48 voltios-. Sin embargo, un Full Hybrid de alta tensión y con motor diésel plantea un enorme problema económico: la suma del coste del sistema híbrido y el de tratamiento de gases del motor diésel hace que esta alternativa se haya convertido en una especie en extinción –a día de hoy no hay ninguno a la venta; el Q7 3.0 TDI e-tron fue el último en desaparecer- .
Y es que actualmente resulta mucho más atractivo construir un híbrido enchufable de gasolina -que, debido a la actual normativa, homologa unas cifras de emisiones de CO2 y consumo bajísimas; del orden de las decenas de gramos y entre los 2 y 3 litros a los 100 km, con independencia de sus emisiones reales- que un híbrido diésel con un consumo y emisiones de CO2 bajísimos.