El Mercedes-AMG GT fue lanzado en 2014 en un intento, a la postre se vio que acertado, de presentarse como una alternativa competitiva frente al Porsche 911, aunque basado en un concepto muy distinto de motor central-delantero y cabina retrasada. Algunos años después, Mercedes ha presentado la que será la segunda generación del modelo, la cual supone un cambio enorme.
Y es que, aunque por estética no lo parezca, este AMG GT es un coche completamente distinto. Cambia de plataforma, adaptando ahora la del Mercedes-AMG SL que, por cierto, recientemente probamos. El SL es un deportivo de corte más gran turismo, y eso se refleja directamente en el nuevo AMG GT.
Porque una de las principales novedades es que ahora podrá incorporar plazas traseras de forma opcional, cuando antes no. También es un coche más grande, alcanzando 4,73 metros de largo, lo que son 19 cm más que el anterior AMG GT.
Es, sin duda alguna, un modelo con el foco menos puesto en la deportividad en comparación con su predecesor, aunque eso tiene sus cosas buenas, como una mayor usabilidad, un mayor confort y una mayor capacidad para equipaje: hay 321 litros de maletero, lo que es casi el doble que antes, ampliables a 675 litros si abates los respaldos de las no demasiado prácticas butaquitas traseras.
Este nuevo concepto implica, por supuesto, que su grupito de competidores ha variado. Modelos como el Audi R8 o el propio Porsche 911 ya no lo son tanto, transfiriéndose esa rivalidad hacia automóviles como el Lexus LC, el BMW Serie 8 o el Maserati GranTurismo.
Y este renovado enfoque también se refleja en detalles como que haya un modo de conducción Smooth (Suave) para viajar relajadamente que se combina con los clásicos Comfort, Sport, Sport+, Race e Individual propios de los deportivos de AMG. También hay amortiguadores adaptativos interconectados entre sí, barras estabilizadoras activas, llantas de 20″ (de 21″ en opción), eje trasero direccional y frenos carbocerámicos como equipamiento de pago.
La aerodinámica activa juega un papel importante en el nuevo AMG GT, con alerón móvil, parrilla practicable y una pieza de fibra de carbono en el frontal que puede descender 40 mm para crear fuerza descendente. Para los clientes que quieran algo más deportivo, hay un kit aerodinámico opcional más agresivo con alerón trasero fijo.
A nivel de motor las novedades son menores, puesto que el bloque que descansa bajo el capó delantero del nuevo AMG GT es el 4.0 V8 biturbo conocido internamente como M178. Se le han modificado los colectores de admisión y escape, el intercooler, el cárter de aceite y la presión de sobrealimentación. Además, se asocia a una transmisión de nueve velocidades, desechando la antigua de siete.
De inicio habrá dos versiones: AMG GT 55 4Matic+ de 476 CV y AMG GT 63 4Matic+ de 585 CV. El primero puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, mientras que el segundo rebaja esa cifra a 3,2 segundos.
Prestaciones de superdeportivo para un coche que no lo es, pues recordemos que se ha transformado en un gran turismo. Otra prueba de ello, por ejemplo, es su peso, que en su versión ’55’ es de 1.895 kg en vacío, lo que son más de 300 kg más que su equivalente de la anterior generación. Por suerte, muy pronto podremos probarlo y contarte cómo va aunque, a tenor de cómo se comporta el AMG SL con el que tanto comparte, podemos deducir que será uno de los mejores gran turismo del mercado.