Prueba Mini Cooper S Delaney Edition Edition

Miguel Tineo
Miguel Tineo


Si hay algo que mola de los Mini es que no hay dos iguales… o sí: del Delaney Edition sólo hay 35 en España –y 350 en el mundo–.

Me encantaría tener una máquina del tiempo para coger a los responsables de Mini y subirles, uno a uno, de copiloto conmigo el día que probé un Mini John Cooper Works Montecarlo allá por 2003. Aquel Mini, el primero de la era moderna, tenía un motor 1.6 sobrealimentado por un compresor que gastaba como un demonio y que no era tan bueno por prestaciones como muchos de sus rivales.

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Sin embargo, me encantaría llegar a las rectas que te llevan hacia Torrelaguna, ya terminada la zona de curvas, para que pudiesen ver la sinceridad de mi sonrisa. Mi espalda mojada. Mis manos temblorosas. Mi respiración acelerada. En resumen, todo aquello que demostraba lo que había disfrutado conduciendo aquel dichoso Mini, y que no se puede explicar con simples palabras.

Mini Cooper S Delaney

Hoy, los Mini son diferentes. En realidad, todos los coches son muy distintos a los de hace 15 años por la propia evolución de la tecnología y la globalidad de los productos. Pero el caso de Mini, un modelo que tenía tanta personalidad tanto por diseño como por su tacto de conducción, creo que merece un análisis un poco más profundo, sobre todo al hablar de la edición limitada que vamos a probar en estas páginas.

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Y es que esto que estáis viendo aquí es un Mini Cooper S Delaney Edition. ¿Y eso qué es?, te estarás preguntando. Pues bien, según la propia web de la marca, y cito textualmente: «MINI 3 Puertas Delaney Edition está diseñado para ser historia. Una edición especial que rememora el legado de la competición de MINI a través de su apariencia, y sus prestaciones. Con una exclusiva producción de 350 unidades en todo el mundo y sólo 35 disponibles en España, presenta una combinación inédita de colores y equipamiento personalizado».

Mini Cooper S Delaney Edition

Y, ahora, si quieres, te lo traduzco y te lo resumo: se trata de una edición limitada del Mini Cooper S en la que no hay variación mecánica alguna, pero sí más equipamiento de serie –interior y exterior con estética JCW, faros led adaptativos, navegador…– y una decoración exclusiva, centrada en el azul –Special Ice Blue– y rojo anaranjado –Solaris Orange– del coche de carreras de Steve McQueen en la película LeMans de 1971. Sí, aquella en la que el actor estadounidense encarnaba a Michael Delaney, que competía con su Porsche 917K pintado con los míticos colores de Gulf.

Y, claro, si has visto la película, si eres un petrolhead como nosotros y si encima has conducido un Mini Montecarlo como el que te comentaba unas líneas más arriba, es probable que eches en falta algo más que equipamiento y unos colores específicos en una versión así.

Hay diseño, detalles de personalización y buenas prestaciones, que son probablemente las cosas que demanda la inmensa mayoría de compradores de Mini en la actualidad. Pero la pureza de sus sensaciones de conducción se ha ido diluyendo hasta convertir al Mini en un coche un tanto insulso, comparado con sus antecesores. Y, ¡qué demonios! ¡En Mini saben muy bien cómo hay que hacer estas cosas como para haber desaprovechado esta oportunidad!

Mini Cooper S Delaney

Es verdad que, a los mandos de este Mini, hay detalles que te transmiten todavía muchas cosas: vas sentado muy bajito, con las piernas muy estiradas y el rechoncho volante en una posición más vertical de lo habitual. También hay un botón para elegir un modo Sport y su diseño sigue siendo tan personal como siempre y, cuando te pones en marcha, enseguida te das cuenta de que el motor 2.0 Turbo de cuatro cilindros y 192 CV tiene temperamento; no en vano, este Mini Cooper S tarda, como cualquier Cooper S, 6,7 segundos en pasar de 0 a 100 km/h.

Esa cifra la consigue esta versión, que emplea un cambio automático de doble embrague con siete relaciones; el manual, que tiene seis marchas y cuesta 2.200 euros menos, lo hace en 6,8 segundos. La caja automática de este Mini funciona muy bien: es rápida y suave. Estos primeros metros también te sirven para comprobar que la dirección tiene un tacto firme, algo extensible a la suspensión. Así que, en general, todo recuerda a los Mini de antaño, y hasta se le puede dar una buena nota.

Pero las cosas cambian cuando vemos el precio y, sobre todo, cuando lo comparamos con las anteriores generaciones de Mini. Sólo con ver que lleva unos Pirelli Cinturato P7, que para nada es un neumático de corte deportivo –lo suyo sería utilizar los Pirelli P Zero, que son excelentes para estos menesteres–, empiezas a pensar que aquí hay algo que no cuadra.

Mini Cooper S Delaney

Como te decía antes, el Mini va bien, pero ha ido perdiendo poco a poco su esencia con el paso de los años. Es más, ahora, cuando vas deprisa de verdad, la dirección ya no derrocha tanta información, y ganar dureza conectando el modo Sport no soluciona el problema. Además, la suspensión es más dura de lo deseable, así que las ruedas tienden a despegarse demasiado del suelo, restando precisión en la trazada y, sobre todo, cierta pérdida de confianza en la conducción.

Es como si en Mini hubiesen querido provocar una especie de nerviosismo para transmitir deportividad a quien se encuentre en sus mandos, algo que puede servir a ritmo normal, incluso rápido… pero ya no tanto si buscas un GTI eficaz y excitante a partes iguales. Acabas sintiendo que este Mini Cooper S Delaney Edition corre mucho, pero cuesta alcanzar la suficiente complicidad con él como para llevarle hasta el límite porque su tacto resulta un tanto artificial.

Mini Cooper S Delaney Edition

Con esta versión, en Mini podrían haber ido un poco más allá. Han apostado por volcarse con el lujo y el postureo, pero se han olvidado de darle un toque de distinción a su conducción.

Para finalizar, está el tema del precio. Si esto fuera un Cooper S normal, lo perdonaría porque los tiempos cambian, pero si sacas una versión especial Delaney para presumir de deportividad y encimas pides una cantidad de dinero considerable a cambio… pues como que no. Y es que este Mini cuesta 44.700 euros. Eso son 13.350 euros más de lo que vale un Cooper S automático, pero también son 830 euros más que lo que pagarás por un VW Golf R de 300 CV.

Un poco de técnica

El Mini emplea la plataforma UKL del Grupo BMW. Creada para modelos de tracción y motor delanteros, hay dos tamaños: la UKL1 es la que llevan los Mini de 3 y 5 puertas y el Cabrio desde 2014. En cambio, la UKL2 la utilizan el Countryman y el Clubman, además de los BMW Serie 2, X1, X2 y el inminente Serie 1.

Si comparamos la UKL1 del Mini actual y la que llevaba en el año 2000, se mantienen el eje trasero multibrazo, y las medidas son muy similares –pese a que la carrocería mide 3,85 m, 20 cm más–: el actual tiene una batalla de 2,49 m –3 cm más que el anterior– y un ancho de vías de 1,48 m –antes, 1,45 m delante y 1,46 m detrás–. El Mini actual también pesa más; en el caso del Cooper S, 80 kilos extra –1.295 kg–.

Mini Cooper S Delaney Edition

Ficha Técnica: Mini Cooper S Delaney Edition Automático

Motor4 cilindros, 1.998 cc, 4 válvulas por cilindro
Potencia192 CV de 5.000 a 6.000 rpm
Par280 Nm de 1.350 a 4.600 rpm
Largo / ancho / alto3,85 m / 1,72 m / 1,41 m
Velocidad máxima235 km/h
0-100 km/h6,7 segundos
Consumo mixto5,6 l/100 km
Emisiones CO2127 g/km
Maletero211 litros
Peso1.295 kg
CambioAut., 7 velocidades
TracciónDelantera

 

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