Dirección trasera del Renault Laguna GT
Dirección trasera del Renault Laguna GT Texto// A. Martínez
20 de octubre de 2008 En 1938 Mercedes ya sugirió la posibilidad de incorporar un sistema de dirección trasera en el VL 170; un vehículo militar en el que las ruedas posteriores giraban en sentido opuesto a las delanteras para reducir el radio de giro. Sin embargo, el primer vehículo de calle en estrenar un sistema de dirección a las cuatro ruedas no llegaría hasta que, en 1988, se puso a la venta el Honda Prelude; un modelo capaz de girar las ruedas traseras hasta 1,7º para mejorar el comportamiento a altas velocidades -en este caso, las cuatro ruedas giraban en el mismo sentido- y la maniobrabilidad -aquí, las delanteras y las traseras giraban en sentido opuesto-.
Al Prelude le siguieron otros sistemas de fabricantes europeos -como el adoptado por Citroën en los ZX y Xsara o Peugeot en el 306- que pretendían emular el funcionamiento de una dirección trasera aprovechando la fuerza que generaba la inercia de la carrocería al tomar una curva, para -deformar- la suspensión y así conseguir un efecto direccional, aunque en realidad ninguno de estos sistemas eran capaces de girar las ruedas traseras por sí solos.
Veinte años después, la idea de una dirección trasera vuelve a resurgir, pero, en esta ocasión, de la mano de Renault, que ha convertido a su Laguna GT en el primer automóvil europeo en incorporar una dirección trasera para mejorar la maniobrabilidad y el comportamiento a altas velocidades.
La lógica de funcionamiento de este sistema, desarrollado en colaboración con Renault Sport Technologies y fabricado por Aisin, es muy simple: cuando circulamos a menos de 60 km/h, las ruedas traseras giran en sentido opuesto a las delanteras, hasta un máximo de 3,5º, para mejorar la maniobrabilidad y reducir el radio de giro -es de 10,5 metros, por 12,05 m. en la versión -normal–. Por el contrario, cuando superamos esos 60 km/h, las ruedas traseras giran hacia el mismo lado que las delanteras para ganar en agilidad: de esta forma, los cambios de carril en autopista o las maniobras evasivas se efectúan con mucha más rapidez, contribuyendo además a reducir el subviraje; eso sí, a partir de esta velocidad las ruedas traseras sólo tuercen mientras estamos girando el volante, así, en una curva larga en la que mantengamos el volante girado pero en una posición fija, las ruedas posteriores se pondrán rectas, pues de lo contrario en este tipo de virajes el vehículo perdería agilidad.
¿Cómo funciona?En primer lugar, unos sensores miden el giro del volante y la velocidad a la que se circula, y envían estos datos cada 10 milisegundos a una centralita electrónica. Con esta información,dicha centralita calcula cuánto deben girar las ruedas traseras y acciona un motor eléctrico situado en la zona de la suspensión posterior que se encarga de desplazar los tirantes de la dirección -son los elementos mecánicos que, en la práctica, hacen girar a las ruedas; hay uno para cada rueda-, que son capaces de torcer la dirección trasera hasta 3,5º como máximo.