Entre 1913 y 1937, Duesenberg fue una de referencias del sector del automóvil. Esta marca americana, con sede en Auburn, Indiana, produjo algunos de los modelos más rápidos de su época y logró la victoria en competiciones tan importantes como Indianápolis 500. Pero la potencia y el rendimiento no fueron las únicas cartas de presentación del fabricante, que también producía sus coches bajo los más altos estándares del lujo y la ostentación.
Si buscamos una comparación con un vehículo contemporáneo, lo más parecido a un Duesenberg sería el Bugatti Chiron, incluido su precio, pero la firma estadounidense acabó desapareciendo a finales de los años 30, después de fabricar 650 coches.
De todos ellos, el que más destacó fue el Duesenberg SSJ de 1935, un descapotable biplaza del que solo se fabricaron dos unidades. Una de ellas fue adquirida por el actor Gary Cooper y más tarde perteneció al piloto y coleccionista Briggs Cunningham, pero ahora ha sido subastada en Pebble Beach y ha alcanzado una cifra record. Y es que este Duesenberg se ha convertido en el coche americano más caro de la historia después de ser adjudicado por 22 millones de dólares.
La unidad subastada cuenta con un motor de ocho cilindros en línea que, gracias a un comprensor y a la culta doble, rinde 400 CV. Con semejante bestia bajo su largo capó, era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de nueve segundos y alcanzaba una velocidad máxima superior a los 220 km/h; aunque estas cifras no impresionan demasiado en la actualidad, hay que pensar que se trata de un vehículo con más de ochenta años a sus espaldas y, de cualquier manera, sus 400 CV siguen siendo muchos a día de hoy. Además, el modelo que perteneció a Gary Cooper está carrozado por LaGrande y solo marca 20.000 millas en su odómetro.
Un clásico de Hollywood
A modo de curiosidad, cabe señalar que la otra unidad de Duesenberg SSJ fue estrenada por otra estrella de Hollywood, Clark Gable, que condujo el coche más rápido de producción de su época durante unos meses, aunque nunca fue su propietario, ya que guardaba otros vehículos de la marca en su garaje.
Y es que, consciente de su éxito entre la élite americana, Duesenberg llegó a ceder algunos modelos durante un tiempo limitado a personajes como Gable y, de la misma forma, también protagonizaron alguna que otra película.