Rally Dakar 2020. Escenario: Arabia Saudí

Angel Montalban
Angel Montalban

El Dakar 2020 se disputa en Arabia Saudí. El nuevo escenario traerá importantes diferencias a una carrera de 7.500 kilómetros con un 75 % de ellos sobre arena. Repasamos la historia del Dakar en África y en Sudamérica, así como las peculiaridades del nuevo escenario.


Las circunstancias geopolíticas del cono sur americano han obligado a la Amauri Sport Organisation, (A.S.O.) a llevar a cabo una segunda mudanza con su carrera. Tras más de tres décadas en África, los organizadores se vieron obligados a suspender la edición 2008 ante las amenazas yihadistas. Tras una década en América, la falta de permisos de paso y la inestabilidad política de algunos países escenario de las últimas ediciones celebradas han motivado un nuevo cambio de terreno, y Arabia Saudí promete ser la nueva tierra prometida de los dakarianos durante los próximos cinco años.

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Comienza la aventura

Desde mediados del siglo pasado, por orografía, exotismo, paisajes y aventura, el continente africano era perfecto para hacer raids. Ya en 1951, Renault puso en marcha una carrera desde París a Ciudad del Cabo a bordo de media docena de modelos 4/4, con cuatro pilotos cada uno presentados por los Automóvil Club de diversos países, que se alternaban en la conducción para poder establecer clasificaciones en base a medias y controles de paso. La caravana contaba también con un pick up, una furgoneta ligera, un furgón y un camión como asistencia y trasporte de piezas.

En los 70, el Costa a Costa y el Abdijan-Niza consiguieron atraer a los amantes de los raids, estando entre estos Thierry Sabine, que a finales de la década puso en marcha una carrera que unía el sur de Europa con la capital de Senegal, Dakar, en varias etapas. Acertó. Por fechas (se calendó con los principales certámenes mundiales en la inter-temporada, lo que hizo acaparar toda la atención mediática), por concepto, al meter en un mismo parque cerrado a pilotos y equipos pudientes con humildes amateurs, y por conseguir atraer la atención de personajes de la vida social de varios países que debutaron en el automovilismo, algo que ni hubieran pensado de tratarse de otra disciplina.

1979, primer Dakar.

Después llegó el tema de la ayuda humanitaria y el impacto económico que dejaba la carrera en los países por donde pasaba. Para los puristas, veteranos participantes franceses unidos bajo la denominación Dakar Dantan, solo son Dakares reales los que contaron con su creador en la dirección, es decir, los seis primeros, excluyendo incluso la edición en la que falleció en accidente de helicóptero, ya que fue su padre el gestor de la prueba en los últimos días. Fueron las ediciones heroicas, con buen numero de simples turismos en carrera, pese a las adversidades a las que se iban a enfrentar.

La evolución de la prueba

La verdad es que el concepto de carrera aventura fue desmoronándose con el paso de los años, dando paso al de negocio, al del espectáculo y al de los intereses de las marcas oficiales. El denominador común eran las tres semanas completas de competición, siempre superando los 10.000 kilómetros de recorrido, casi todos fuera de asfalto aunque fueran meros enlaces, y menos de la mitad contra el crono. Los deportistas estaban solos ante el reto, y las asistencias pasaron de ser ciencia ficción a formar parte de la columna vertebral de la caravana.

La orientación era básica no para quedar bien en las clasificaciones, sino para poder siquiera acabar las etapas. Acertar con los rumbos y según qué pasos geográficos era vital. La aventura era protagonista al atravesar zonas despobladas e inhóspitas, con unos ejércitos no siempre ortodoxos en sus acciones.

Se dormía en el suelo casi todas las noches, fueras un debutante o un piloto de Fórmula 1, y se comía de los camiones de la organización. El paso por los países que conformaban cada trazado era compensado por la organización con ayudas económicas tanto a estamentos oficiales como privados, que redundaban en los precios de inscripción y que se convertían en un ingreso muy importante dentro del PIB de cada país, por no hablar de la ayuda humanitaria que llegaba intacta a destino sin las «mordidas» que las fronteras imponían a quienes por libre pretendían llevar material a la zona. Tras la familia Sabine, la TSO se hizo como empresa organizadora hasta que los derechos fueron adquiridos por quienes actualmente la explotan.

Thierry Sabine

Las circunstancias ya comentadas obligaron al traslado de continente, a América del Sur, que se había mostrado receptiva con la idea desde años antes. Cambiaron las tornas para la ASO, que pasó de pagar a cobrar por el paso de la carrera, haciendo de este hecho un argumento positivo; tras la primera edición en Sudamérica, Chile presumía en Fitur de haber invertido un millón de dólares americanos diarios en la carrera. Argentina, con una cultura automovilística histórica, garantizó la presencia de público, algo que en África no existía, y la barrera idiomática desapareció para los participantes españoles, si bien el francés seguía siendo la lengua vehicular.

Más rally, menos raid

Menos kilómetros de recorrido y aun más reducidos los de especiales fueron la principal consecuencia del cambio de continente, por no hablar de los interminables enlaces. Paulatinamente, se fueron aumentando los kilómetros de dunas para hacer la carrera más selectiva, y se fue complicando la navegación con puntos de paso obligatorios con serias dificultades geográficas para ser alcanzados.

El concepto aventura se esfumó, con locales apareciendo en cualquier rincón, dispuestos a ayudar a los participantes en todo. Grandes ciudades próximas garantizaban cualquier suministro, y según dijo el propio Carlos Sainz: «Lo mejor del Dakar americano es que cada noche puedes dormir en un hotel». Las autocaravanas pasaron, por logística, a ser la base del descanso de los deportistas que se lo podían permitir. En África no hubieran llegado ni al primer campamento. Alimentación propia y buena restauración local se incorporaron al día a día de los implicados. El concepto de raid se cambió por el de rally, con medias estratosféricas por el fuerte ritmo que se lleva en carrera a sabiendas que en la asistencia casi todo puede ser reparado.

Dakar América

Diversas dificultades medioambientales y reticencias políticas llevaron a la carrera a un callejón sin salida, teniendo un solo país para recorrer, en la última edición, con esquema de carrera más propio de un critérium, con varias pasadas por el mismo sitio, que de un raid. Había que salir de allí. Pero€ ¿A dónde? Volver a África es imposible, otras zonas del continente se oponen al impacto del paso de la caravana, escenarios como Australia o Asia se escapan al buen horario televisivo por localización geográfica€ Y en estas apareció Arabia Saudí.

Un escenario… diferente

Arabia Saudí es un país bajo una monarquía absolutista desde la década de los treinta del siglo pasado, el único estado musulmán que jamás ha celebrado elecciones, de mayoría Sunni, con la religión islámica como bandera, teniendo a la mujer marginada en la práctica totalidad de aspectos cotidianos; esto, a grandes rasgos. En un afán por mostrar normalidad, intentan ser el lugar donde se celebren eventos deportivos de impacto global, como finales de campeonatos futbolísticos europeos, campeonatos diversos y€ ¿por qué no? el Dakar.

Con un contrato que cubre las próximas cinco ediciones y garantiza libertad en el recorrido para utilizar los espacios abiertos a discreción del organizador, por no hablar de la millonaria compensación económica que recibe la A.S.O., el nuevo destino se puso en marcha, salvando así una vez más los muebles. Las presiones del F.M.I. en los países de Sudamérica donde se corría han repercutido en la población, que cuenta los días por manifestaciones, por disturbios, por no hablar del ya ex presidente de Bolivia Evo Morales, que, desde su exilio en México, difícilmente podría haber dado la salida a las etapas que se celebraran en su país.

Arabia SAudi

En Arabia se corre de forma habitual, y localidades como Jeddah, Hail, Neom o Riyadh son escenarios de pruebas del certamen oriental de la especialidad o de las carreras que se han puesto en marcha en las últimas semanas para que los pilotos locales y los colaboradores de la zona de la carrera se curtan en las lides de la competición. Se han previsto 7.500 kilómetros de recorrido, de los cuales 5.000 serán contra el crono, anunciando un 75 % de arena. Zonas pedregosas y rotas y pistas y caminos de todo tipo completarán el terreno donde se correrá. Desaparece el problema de la diferencia de altura, pero se mantiene el de las altas temperaturas en las horas centrales del día.

A priori, la baja densidad de población hacía suponer que los deportistas volverían a estar solos ante el peligro, con dificultades para las asistencias y complicaciones logísticas, pero las carreteras asfaltadas acompañarán a no excesiva distancia a la caravana a poco de comenzar.

El recorrido inédito podría hacer pensar que se equiparan las posibilidades de éxito entre oficiales y privados, pero nada más lejos. Los «cartógrafos» con los que cuentan los equipos con presupuesto ya habrán hecho una aproximación del terreno que se van a encontrar, aunque desde la A.S.O., con David Casterá al frente, se ha trabajado en que esto no se produzca, con un rutómetro con peligros y correcciones incorporadas que se entregará durante varios días en la misma fila de salida para evitar «ventajas» de conocimiento del terreno.

Dakar 2020

La barrera idiomática será seria para todos, con la información general en árabe, y la cantidad de público descenderá considerablemente, por lo que la ayuda entre rivales volverá a ser imprescindible para salir de según qué atolladero. La organización promete máxima seguridad y protección, y el gobierno hará lo posible para que así sea, ya que lo contrario tendría una gran trascendencia fuera de las fronteras del país, que solo quiere que se sepa que son uno más, sin problemas de ningún tipo. Otro factor a tener en cuenta es el clima, puesto que la horquilla de temperaturas, como la de cualquier desierto que se precie, es muy amplia.

Así que tenemos nuevo destino, con un lustro garantizado por delante, mayor facilidad de seguimiento por parte de la afición española (son dos horas antes en el país árabe), por lo que a la hora de la cena se sabrá cómo ha ido el día, no como en América, donde el pelotón entraba bien avanzada la noche en varias etapas, y hay muchos de los nuestros de los que estar pendientes.