Abrirse un hueco con una versión deportiva dentro del segmento de los compactos es una misión muy complicada, debido a la experiencia adquirida por la referencia del segmento –el VW Golf GTI– y la nutrida representación que existe en la categoría –algunos ejemplos son el Ford Focus ST, el Seat León FR...–.
Kia ha tomado como punto de partida el pro_cee´d –denominación que identifica a la versión 3p–, y lo ha dotado de una serie de detalles enfocados a marcar las distancias con sus hermanos de gama menos potentes, como unos paragolpes ensanchados –con un difusor integrado en el trasero–, una calandra específica –con el logo GT–, dos salidas de escape, llantas de 18''... Aunque el elemento diferenciador primordial consiste en el empleo de unas luces diurnas situadas bajo los faros principales, que emplean tecnología led y tienen aspecto de cubitos de hielo.
La entrega de fuerza es tan suave y poco emocionante como en el motor atmosférico, pero el turbo apenas introduce retraso en la respuesta del motor y responde al acelerador con rapidez y precisión, sobre todo cuando nos encontramos dentro del rango de par máximo, que se extiende desde las 1.750 y hasta las 4.500 rpm. La potencia máxima se alcanza a 6.000 rpm, y el motor llega al corte, a 6.500 rpm, con bastante fuerza. Lógicamente, los 204 CV se notan, y el GT tiene una capacidad para ganar velocidad más que suficiente –acelera de 0 a 100 km/h en 7,7 seg.; un VW Golf GTI de 220 CV lo hace en 6,5 seg.–. Otro aspecto a tener en cuenta es el gasto de combustible; con un consumo medio de 7,4 l/100 km, en teoría no es de los mejores –el Golf GTI declara 6,0 l/100 km– pero, en la práctica, es de los que más se ajusta a la cifra oficial, ya que durante nuestra prueba –un 30% del recorrido fue por autopista y, el resto por carretera de montaña– osciló entre 7,5 y 9,0 l/100 km. El sonido es bastante comedido hasta las 4.500 rpm; a partir de ahí aumenta ligeramente, pero sin llegar a ser estridente.
El tacto de las dirección suele ser uno de los aspectos menos brillantes de cualquier Kia, y el GT no es una excepción. La marca dice que ha introducido 'ligeros retoques' en la dirección –de los tres niveles de asistencia que ofrecen los Pro_cee'd, este GT sólo cuenta con el más duro–, aunque apenas transmite información y el tacto es artificial. En cuanto al cambio, manual de seis relaciones, ofrece un guiado preciso y la inserción tiene la dureza justa para aportar un toque ligeramente rácing.
Respecto al resto de la gama Pro_cee'd, el GT emplea unos muelles y amortiguadores más firmes –lo que le hace ser más eficaz en curva; además, la carrocería se inclina menos–, y una barra estabilizadora posterior más gruesa –repercute en una mayor agilidad–. Las ruedas son unas 225/40 R18 y no lleva de repuesto –monta un kit reparapinchazos–.
Otra mejora relevante es la incorporación de una magnífica pantalla TFT en la instrumentación. No aporta ninguna función novedosa, pero por calidad está a la altura de lo que ofrecen vehículos mucho más caros.
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