Además de contratar un seguro de coche para responder ante los riesgos asociados a la conducción, hay que prestar atención a muchos aspectos en el día a día. En este sentido, los neumáticos reciben una buena parte de la atención. Son uno de los elementos que más importancia adquieren, sobre todo en materia de seguridad y su estado debe ser el óptimo para que la circulación se realice con comodidad y en las mejores condiciones.
La presión de las ruedas es el principal factor de revisión, ya que requiere de un nivel adecuado para que el coche se adhiera correctamente al terreno. Si la presión no está en el punto correspondiente, otras piezas del vehículo se resienten y pueden verse dañadas. En ese caso, se genera una mayor resistencia en el contacto que se produce entre el neumático y el suelo, de manera que el motor tiene que emplear más potencia para que el coche circule. Este mayor desgaste puede, a la larga, provocar daños en el motor, así como en otras piezas relacionadas.
Unos neumáticos que no presentan el estado adecuado generan, además, una mayor inestabilidad en el coche. La adherencia se reduce y esto puede provocar un aumento de las vibraciones, lo que supone una incomodidad para el piloto y los pasajeros, además de incrementar el riesgo de daños o roturas en algunos elementos.
Consumo y seguridad
La buena salud del vehículo también se obtiene por medio de unos bajos niveles de consumo y este objetivo se optimiza a partir de unos neumáticos en buen estado. El mayor esfuerzo que debe realizar el motor se traduce en un aumento del consumo de combustible, por lo que se emiten más gases contaminantes, sin olvidar que el conductor tendrá que realizar un mayor gasto económico en gasolina. Cuando las ruedas están en un estado óptimo, en cambio, el coche consume menos cantidad de recursos.
La seguridad es otro aspecto esencial que se deriva de realizar un mantenimiento periódico de las ruedas. La conducción que se obtiene de esta labor es más tranquila y cómoda, ausente de sobresaltos ni de esfuerzos añadidos. De esta manera, el coche se agarra mejor a la carretera, puede circular a alta velocidad sin problemas y coge las curvas en una mejor posición.
Cómo hacer la revisión
Revisar la presión de los neumáticos es una acción habitual en cualquier taller mecánico, si bien el conductor tiene la posibilidad de realizar esta comprobación por su propia cuenta. En primer lugar, debemos saber cuál es la presión adecuada para nuestro coche, ya que cada modelo pide un nivel determinado. Cuando éste está frío, hay que retirar el tapón de la rueda y conectar la manguera de aire, que suele estar disponible en estaciones de servicio. Otra comprobación implica a la profundidad del neumático, que puede disminuir como consecuencia del desgaste. La rodadura debe estar entre los 3 y 4 milímetros, siendo más grande en los meses de invierno. Hay pólizas que incluyen revisiones gratuitas, por lo que te recomendamos calcular tu seguro de coche entre diferentes alternativas para elegir la mejor opción.