Prueba del Maserati Grecale Trofeo 2022

Eduardo Alonso
Eduardo Alonso
Si el Grecale ya era de por sí un modelo esperado, la versión deportiva Trofeo se ansiaba aún más. Por lo pronto, sus 530 CV le sitúan por delante de consagrados rivales expertos en ir rápido.

Sólo hace cuatro meses que fui con Maserati a las instalaciones de Balocco, en Italia, para probar en su circuito una preserie del Grecale convenientemente camuflada. Volví bastante esperanzado. Detecté en el nuevo SUV de Maserati algunas deficiencias entendibles en un coche que aún estaba por rematar, pero en aquella corta prueba aprecié cualidades positivas en cuanto a las reacciones de su chasis.

Y eso que en aquella ocasión probé la versión microhíbrida GT de 300 CV, que junto con la Módena de 330 CV, también híbrida ligera, coparán el grueso de ventas de este nuevo modelo. En esta ocasión me he puesto al volante de la variante Trofeo, la más atractiva desde el punto de vista deportivo y emocional.

Los rasgos que en su momento me dibujé en la cabeza coinciden bastante con los definitivos. El Grecale es voluminoso para tratarse de un SUV-D y su diseño, a mi modo de ver, está muy conseguido. La parrilla de bastones frontales presidida por un enorme tridente de Maserati resulta imponente y los faros en disposición vertical a lo MC20 le quedan genial. Por detrás quizá se vea más insulso, pero el packaging general a mí me parece muy bello.

Maserati Grecale Trofeo

Grecale, por cierto, que no lo conté en la otra ocasión, es uno de los vientos del mediterráneo, al igual que el Levante o el Mistral que también han cedido su nombre a otros modelos de Maserati.

Dentro, ahora sí, puedo ver el salpicadero en todo su esplendor sin el aparatoso camuflaje que en su momento me encontré. Al igual que en el exterior, aprecio un diseño trabajado y agraciado. El volante es compacto, las levas son tan grandes como deben ser y los botones de los radios son de verdad. En el salpicadero, un panel flotante integra dos pantallas, la superior de 12,3” y la inferior de 8,8”, y entre medias de ellas se halla el selector del cambio automático.

En la parte superior, el clásico reloj de Maserati es ahora un display que puede mostrar diferentes visualizaciones, como la del propio reloj, una brújula, un medidor de fuerzas G o un interfaz que reacciona a los comandos de voz. También estamos ante el primer Maserati que puede equipar Head Up Display.

Maserati Grecale Trofeo salpicadero
Hay buenas sensaciones en el interior, con un bonito diseño, un intuitivo sistema multimedia y un pantalla inferior con útiles y ordenadas funcionalidades.

Por calidad, las sensaciones son buenas. Me parecen superfluos detalles como que las puertas sean de apertura eléctrica mediante botón, aunque en general hablamos de un habitáculo en el que rápidamente te sientes a gusto. En un vehículo de gama alta sería normal sentirse relativamente abrumado o confuso al principio. No en el Grecale. Todo tiene un orden, los menús son intuitivos y no hay cosas complicadas. Huye de materiales sintéticos en la medida de lo posible y hay cuidadas terminaciones allá donde mires. También me gusta la postura de conducción, con un asiento no muy alto que recoge bien el cuerpo.

Pulso el botón de arranque en el volante y el V6 Nettuno despierta (ver Tecno). Suena gordo, con todo el drama que esperas en un Maserati. La base sobre la que se sustenta el Grecale es la plataforma Giorgio del Grupo FCA, sobre la cual Maserati ha alargado la batalla e introducido muelles neumáticos en la amortiguación. Esto otorga un recorrido móvil de 65 mm, pudiendo levantar la carrocería 30 mm en modo Off-Road y bajarla 35 mm en los programas Sport y Corsa, este último específico de la variante Trofeo, por cierto.

‘Hemos venido a jugar’, así que desde ya mismo selecciono Corsa, tras lo cual se aprecia que no sólo el motor adquiere más tensión. Con 530 CV, sólo el Jaguar F-Pace SVR ofrece más potencia entre sus rivales. El Trofeo acelera de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y verdaderamente corre que se las pela. Echo en falta que transmita mejor lo que corre, pero en esta clase de vehículos que rozan las dos toneladas es lo que hay. Pero sí, corre, suena y se ocupa de que su entrega de fuerza esté acompañada de una puesta en escena todo lo espectacular posible. Roza las 7.000 rpm y la transmisión entiende bien cómo ha de adaptarse al modo Corsa.

Llegan las curvas y percibo una continuación de mis sensaciones recopiladas en Balocco. Me reencuentro con una dirección fantástica en precisión de guiado. Además, esta versión Trofeo equipa unos apropiados frenos Brembo con pinzas de seis pistones delante y cuatro detrás. Ofrecen una mordiente adecuada, aunque en esta ocasión la prueba no me permitió analizar su fatigabilidad. No tiene mala pinta, no obstante.

Maserati Grecale Trofeo

La motricidad también está muy bien resuelta. Ya puedes provocarlo cargando mucho peso delante, o abriendo gas a saco en las curvas lentas con demasiado ángulo de dirección, que el eje trasero lidiará con la fuerza mecánica de forma más efectiva que emotiva. Eso no quita que el tren posterior coja las riendas de la conducción para ayudar de forma apreciable al guiñado en curva, incluso practicando cierto deslizamiento, favoreciendo la sensación general de agilidad. Quizá por ese activo tren trasero en el Grecale Trofeo sientas que conduces un coche gratamente reactivo, adjetivo clave si pretendes justificar que un coche sea verdaderamente deportivo no sólo en lo estético.

El Grecale Trofeo se sitúa, a mi juicio, en el podio de los mejores SUV deportivos de su tamaño acompañando al Porsche Macan GTS y al BMW X3 M. Con el segundo es con el que el Grecale más similitudes tiene, ya que ambos hacen girar la experiencia en torno a sus enérgicos motores de más de 500 CV (510 CV en el caso del alemán) encastrados en unos bastidores competentes.

En cambio, el Macan GTS lo hace al revés, presentando su gran virtud en el chasis, donde es la absoluta referencia. Cede terreno en potencia, que con 440 CV no es tan veloz como el Maserati y el BMW, pero da una masterclass cuando te enfrentas a unas cuantas curvas. Tanto es así que Maserati creo que ha hecho bien poniendo el foco del Trofeo en la potencia, ya que mejorar el comportamiento del Macan GTS sería demasiado costoso y probablemente infructuoso.

Asunto de otro costal es el precio. El Grecale Trofeo merece buena nota, pero es indudablemente caro. A pesar de su completo equipamiento, sus 124.750 euros están bastante por encima de los 109.300 euros que cuesta el X3 M y de los 104.515 euros que piden por un Macan GTS. Aunque bueno, en verdad el Grecale Trofeo es el que mejores prestaciones puras registra y, por otro lado, ninguno de los dos alemanes ofrece tal grado de elitismo y exclusividad.

Tecno

El Grecale se basa en la plataforma Giorgio del Grupo FCA, de lo cual se podría deducir que el Grecale Trofeo emplearía la mecánica 2.9 V6 biturbo de los Alfa Giulia y Stelvio, pero no.

La dulce realidad es que, bajo el capó del Grecale Trofeo, Maserati ha acoplado el motor Nettuno que impulsa al deportivo MC20. Sobre este 3.0 V6 biturbo se han aplicado algunas modificaciones en busca de adecuarlo mejor a la individualidad de un SUV. Por un lado, reduce un poco la potencia y el par (de 630 a 530 CV y de 730 a 620 Nm). Por otro, se beneficia de un sistema de desconexión de cilindros para ajustar el consumo. Por último, estando destinado a un SUV, se puede permitir prescindir del cárter seco. Además, no se asocia a la transmisión de doble embrague del MC20, sino a una ZF 8HP75 de convertidor de par.

Ficha técnica

  • Motor: 6 cilindros en V, 2.996 cc, biturbo
  • Transmisión: Aut., 8 vel. de convertidor de par
  • Tracción: Total
  • Potencia: 530 CV a 6.500 rpm
  • Par: 620 Nm a 3.000-5.500 rpm
  • Peso (DIN): 1.952 kg (3,68 kg/CV)
  • 0-100 km/h: 3,8 segundos
  • Velocidad máx.: 285 km/h
  • Precio: 124.750 €

 

Maserati Grecale

Maserati Grecale