En agosto de 1959, la BMC -British Motor Corporation- lanza el Mini 850 en Inglaterra, modelo que iniciaría toda la dinastía de Mini.
Ya contaba con soluciones que la mayoría de los automóviles actuales han imitado; por ej., la ubicación del motor, que colocado transversalmente -de faro a faro- en vez de a lo largo, permitía aprovechar mejor el espacio.
El coche inglés consiguió lo imposible: alojar a cinco personas y sus equipajes en sólo 3,05 metros de largo.
Tres evoluciones
El primer Mini 850 inglés, de 1959 -que, en realidad, se llamaba Austin Seven o Morris Mini Minor– evoluciona, en octubre de 1964, con la llegada de su versión MK I que incorporaba suspensión Hydroslatic.
En octubre de 1967, le sucede la remozada versión MK II -la que se fabricó en España antes del 1275– y lo hizo en dos versiones: 850 cc y 1.000 cc.
“Made in Spain”
Authi -Automóviles de Turismo Hispano Ingleses S.A– ‘reproduce’ el Mini en España en 1968, tras llegar a un acuerdo con BMC.
La versión española prescinde del motor Cooper, y monta un propulsor MG 1300, y aunque en su nombre –Mini 1275 C– mantiene la C, se hizo para que la gente lo asociara con Cooper, aunque no tuviera nada que ver.
El Mini M- 793649
Esta matrícula correspondía al Mini 1275 C que perteneció al Rey D. Juan Carlos de 1969 a 1971.
Nace el Mini Cooper
Desde 1961, Cooper -preparador de coches deportivos y campeona del mundo de F1 en aquellos días- centra su atención en los Mini.
Aparecen así los Mini Cooper y Mini Cooper S, que -en su versión para competición- ganaron tres veces el Rally de Montecarlo -en 1964, 1965 y 1967-.
Por dentro
Destacaba por un interior de lujo: cuadro de mandos de madera, asientos tapizados en cuero, moqueta en el suelo, volante de madera y otros ‘extras’ más rácing como cuentarrevoluciones y faros antiniebla.
Todo ello le convertía en uno de los coches pequeños -24 centímetros más corto que un Seat 600– más elegantes y completos del mercado.
Así iba
El Mini C de Authi no cumplía ninguna de las prestaciones anunciadas: entre ellas, destaca una velocidad máxima de 155 km/h que la prensa especializada nunca alcanzó: Llegaron a los 141 y 144 km/h. En cuanto al consumo, gastaba entre 6 y 8,5 litros cada 100 km que pasaban a ser 11,95 litros en ciudad.
Conclusión
El Mini 1275 C fue el primer Mini español: se lanzó con detalles de gran lujo, pero también con la pretensión de que se forjara una imagen de coche deportivo.
Se quedó a medias en su camino, pues aunque le sobraba elegancia, maniobrabilidad, estabilidad y unos buenos frenos, le faltaba un detalle muy a tener cuenta: un motor con más potencia. En todo caso, para la historia se quedó como un Mini muy lujoso, lo que no era poco.
Compacto de referencia…
Lo bueno… La prensa especializada de la época destacó su maniobrabilidad, estabilidad, frenos y la dirección precisa que contribuía a su seguridad activa. Otras virtudes eran su bajo consumo, su buena habitabilidad y gran visibilidad.
Y lo malo… El ruido producido por cristales y puertas, defectuoso acabado, muy alto precio, suspensión dura y, sobre todo, su escasa velocidad punta; en suma, sus prestaciones, constituían sus mayores defectos. A ellos se añadía la poca autonomía que proporcionaba el depósito -sólo 25 litros de capacidad-.
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FICHA TECNICA
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