El fallo que cometemos cuando llueve sin darnos cuenta… y cada vez más

Lunes por la mañana. Llueve. Consulto Google Maps y veo que la carretera por la que debo bajar a la redacción en Madrid está bastante cargada de tráfico. Opto por esperar un rato y trabajar desde casa. A eso de las 12, sigue lloviendo, pero el mapa del Google Maps marca las carreteras en verde. Es hora de salir.

Salgo del garaje y, pese a la lluvia, la visibilidad es relativamente buena. Por el sitio donde vivo, tardo muy poco en salir a la carretera. Supongo que hay suficiente claridad como para que el sensor de luz interprete que no hace falta poner las luces. Sin embargo, opto por ponerlas de modo manual. ¿Por qué?
En realidad, llevar las luces cuando llueve es obligatorio si se entiende que la visibilidad es reducida. Independientemente de eso, sin duda alguna, es muy recomendable llevarlas puestas.
Hay quien me dirá que, con las luces diurnas, no hace falta encenderlas. Error. Porque, cuando llevas las luces de día, no llevas ninguna luz trasera encendida. Y llevar las luces posteriores encendidas sirve de gran ayuda al conductor que nos sigue para calcular exactamente a qué distancia estamos cuando levantamos spray.

Es decir, que no es lo mismo saber que hay delante hay un coche porque levanta spray, que saber a qué distancia está exactamente viendo las luces traseras de posición o, si la visibilidad es muy baja, incluso los antinieblas.
La cuestión es que la función Auto, como decíamos antes, nos permite olvidarnos de las luces, y en muchas ocasiones vamos sin luces cuando, en realidad, deberíamos llevarlas encendidas, confiando inconscientemente en que el coche las conectará si hace falta.
Sin embargo, el coche no es capaz de saber si hay tanta agua en el suelo como para saber si es necesario conectarla, ni tampoco sabe si nos sigue otro coche que quizá no nos esté viendo a nosotros. Por eso, cuando veas que comience a llover, no lo dudes: pon siempre la luz de cruce.