En los últimos cinco años los precios de los coches nuevos se han disparado. Que si la crisis de los microchips, que si problemas de transporte, que si la electrificación, que si los sistemas de seguridad y antipolución… Causas hay muchas, pero hoy no vamos a hablar de eso. Vamos a centrarnos en cuánto nos deberíamos invertir en nuestro próximo coche.
Y, dado que todo va a depender del sueldo de cada uno, vamos a tratar de analizarlo de una forma realista pero teórica. Es decir, debes tener en cuenta que, independientemente de todo, siempre debes tener en cuenta que en cada unidad familiar se pueden producir ingresos o gastos que modifiquen el resultado.
Adquirir un coche es una de las decisiones financieras más importantes de nuestras vidas si nos referimos a temas materiales. En muchos casos, la segunda por detrás de la vivienda. Más allá de la marca, el modelo o la tecnología que ofrezca el vehículo, uno de los factores más decisivos a la hora de comprarlo es la capacidad económica del comprador.
Saber cuánto dinero se puede destinar a la compra de un coche es clave para evitar sobreendeudarse o comprometer la estabilidad financiera familiar. Pero ¿existe una cifra orientativa o una regla clara que te diga qué porcentaje de tu sueldo puedes dedicar a la compra de un coche? La respuesta es sí, aunque con matices.
Cuánto invertir en la compra de un coche si lo financias
En general, los expertos en finanzas personales recomiendan no destinar más del 15% o 20% del sueldo neto mensual al pago del coche, ya sea en forma de cuota mensual si se financia o como ahorro periódico si se va a pagar al contado.
Esta regla básica sirve como punto de partida para mantener el equilibrio entre los ingresos, los gastos y el endeudamiento. Es decir, si una persona gana 1.800 euros netos al mes, lo prudente sería que la cuota mensual del coche no superara los 360 euros, dependiendo de la situación financiera y de si existen otros compromisos económicos previos, como hipotecas, otro tipo de préstamos, etc.
Invertir según la regla del 20/4/10
Una de las fórmulas más conocidas para calcular el presupuesto máximo que se puede destinar a la compra de un coche es la denominada regla del 20/4/10. Esta guía, muy extendida entre asesores financieros, indica que se debería dar una entrada del 20% del valor del coche, financiarlo por un plazo no superior a 4 años y procurar que la cuota mensual no supere el 10% del ingreso neto mensual. Así, se evita un endeudamiento excesivo, se limita la duración del préstamo y se promueve un compromiso económico acorde con la capacidad de pago del comprador.
Por ejemplo, si una persona gana 2.000 euros netos al mes, la cuota ideal del coche no debería superar los 200 euros. Suponiendo una financiación a 4 años y una entrada inicial del 20%, podría plantearse la compra de un vehículo con un precio final de entre 12.000 y 16.000 euros, dependiendo del tipo de interés aplicado por la entidad financiera y los costes asociados (comisiones, seguros vinculados, etc.). Esta estrategia es especialmente útil para quienes desean tener un control riguroso sobre sus finanzas y evitar sorpresas desagradables.

Otra regla muy útil: la del 35%
Otra regla financiera complementaria es la que establece que la suma total de las deudas mensuales (hipoteca, préstamos personales, tarjetas de crédito, coche, etc.) no debe superar el 35% de los ingresos netos mensuales. Es decir, si ya tienes otros compromisos financieros, el margen para el coche será más reducido.
En ese caso, lo más sensato será optar por un coche más económico, buscar financiación más flexible o considerar la compra de un vehículo de segunda mano que se mueva dentro de nuestro presupuesto.
También es importante tener en cuenta que el gasto asociado a la compra de un coche no se limita únicamente a la cuota mensual o al precio de adquisición. A ello hay que sumarle los costes de mantenimiento (revisiones, neumáticos, reparaciones), el seguro (que puede variar mucho según el tipo de coche, el perfil del conductor y la modalidad elegida), el combustible (o la electricidad en el caso de los eléctricos), el impuesto de circulación, las ITV y posibles gastos de aparcamiento, peajes o zonas de acceso restringido en las ciudades.
Y, si lo pago al contado… ¿cuánto debo invertir?
Cuando se opta por comprar el coche al contado, también existen recomendaciones sobre cuánto dinero es razonable gastar. En este caso, muchos asesores sugieren que no se destine más del 30 ó 40% de los ahorros para evitar quedarse sin un “colchón” financiero para posibles imprevistos.
Si, por ejemplo, se cuenta con 20.000 euros ahorrados, lo prudente sería no gastar más de 6.000 u 8.000 euros en el coche, salvo que se trate de una situación muy estable y sin cargas financieras importantes.
Por supuesto, estos porcentajes no son normas absolutas. Cada situación personal y familiar es distinta. Una persona sin deudas, sin hijos, con un contrato estable y gastos bajos puede permitirse destinar un porcentaje algo mayor de sus ingresos a un coche. En cambio, alguien con una hipoteca elevada, hijos en edad escolar y gastos fijos altos deberá ser más conservador.
Además, el uso que se le vaya a dar al coche también importa. Si es imprescindible para ir a trabajar cada día, puede justificarse una inversión algo mayor. En cambio, si se va a utilizar esporádicamente los fines de semana, es preferible no comprometer demasiado dinero en él.
Tampoco te olvides de…
Otra cuestión a tener en cuenta es que el valor de los coches se deprecia con rapidez. En general, un coche nuevo pierde entre un 40% y un 60% de su valor en los primeros cinco años. Por eso, algunas personas prefieren destinar un presupuesto más contenido y renovar el vehículo con más frecuencia, mientras que otras apuestan por un coche más caro que dure más años, tratando de amortizar mejor la inversión.
También se debe considerar si es mejor comprar un coche nuevo, seminuevo, de segunda mano o incluso suscribirse a un coche por renting o una multiopción. Cada opción tiene sus ventajas e inconvenientes, y puede tener un impacto distinto en el presupuesto mensual.
El renting, por ejemplo, permite tener un coche nuevo con todos los gastos incluidos (seguro, mantenimiento, impuestos), pero la cuota suele ser más alta y no eres propietario del vehículo. En cambio, comprar al contado puede evitar intereses, pero requiere un mayor desembolso inicial.
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