Un estudio rechaza que los turbo de baja cilindrada consuman menos

Las cifras registradas por «Consumer Reports» son más altas que las oficiales, de acuerdo al ciclo EPA con el que se homologan los consumos en Estados Unidos. Tras probar motores de once modelos distintos, la conclusión es que «los coches con turbocompresor tienen una aceleración más lenta y no son más ahorradores que las versiones con motores convencionales, más grandes».
Para Consumer Reports, el caso más representativo es el del Ford Fusion -berlina conocida en Europa como Mondeo-. Su motor 1.6 Turbo de cuatro cilindros consume oficialmente 8,4 l/100 km, y en la prueba arrojó 9,4 l/100 km; es decir, gastó más que los propulsores atmosféricos de las últimas generaciones para Estados Unidos de los Honda Accord, Toyota Camry y Nissan Altima. Y encima, el Fusion Turbo era más lento que sus rivales atmosféricos. Lo mismo le sucedió al Fusion 2.0 con turbocompresor frente a los motores V6 de la competencia japonesa. En el caso de los Ford Escape y F-150, las versiones turbo consumían más que sus equivalentes atmosféricas en la gama.
Donde sí ganan los motores con turbocompresor es en la entrega de potencia a medio régimen: Como el usuario pasa la mayor parte del tiempo conduciendo en ese rango de revoluciones, este tipo de motores les resultan más ágiles de lo que en realidad son, ya que incluso circulando a estas vueltas su aceleración fue en general más lenta que la de los atmosféricos.
El Chevrolet Cruze tampoco sale bien parado en el estudio, y General Motors ha emitido un comunicado atribuyendo los resultados a las condiciones de la prueba: «Si pisas a fondo con un motor turbo, no notarás que resulte más económico.Como sueler ser habitual, el ahorro que logres en combustible dependerá de cómo conduzcas».
La gran excepción al resultado general de esta investigación fue el BMW X3: El 2.0 Turbo de cuatro cilindros gastó ligeramente menos que el 3.0 de seis.