Las ´turboglorietas´, para reducir accidentes

En octubre de 2014, la Dirección General de Tráfico (DGT) hizo público el estudio ´Así se debe circular por las glorietas´, un artículo que suscitó más de 2.000 comentarios en la cuenta de Facebook de la DGT y se hizo viral a una velocidad vertiginosa. Este debate sobre cómo se debe circular en las rotondas podría tener fin gracias aun invento del profesor Lambertus G.H. Fortuijn, del Departamento de Transporte y planificación de la Facultad de Ingeniería Civil y Geociencias de la Universidad de Tecnología de Delft.
Se trata de las ´turboglorietas´, cuyo nacimiento tuvo lugar en 1996 en Holanda, y cuyo uso en la actualidad es muy popular en los Países Bajos y Bélgica. En España, por ahora, se pueden contar con los dedos de una mano. La primera se instaló en el municipio asturiano de Grado en 2009 y, según su alcalde, tan sólo se han producido dos accidentes en seis años, cifra que está animando a otros ayuntamientos –como el de Santander– a implantar esta solución.
La diferencia principal de una ´turboglorieta´ con una rotonda tradicional es que en las primeras, los carriles están delimitados con líneas continuas, de forma que cada uno tiene una función concreta, que no es otra que guiar a los conductores hacia las salidas en función del carril que escojan, eliminando los cambios en el interior de las rotondas. De esta manera, los conductores deben escoger qué salida quieren tomar antes de acceder a la glorieta, ya que, una vez dentro, los propios carriles serán los que determinen cuándo debe salir de la rotonda.
Tienen más capacidad que una glorieta tradicional, debido a que cuentan con carriles encauzados, es decir cada carril tiene un destino cerrado y no permite cambios dentro de la glorieta, lo que la hace más eficiente al reducir puntos de conflicto y eliminar los ´ceda el paso interiores´, lo que permite una velocidad más homogénea.
Las ´turboglorietas´, a pesar de los buenos resultados cosechados en cuanto a la reducción de accidentes, han suscitado controversia. El hecho de que los conductores deban colocarse en la vía correcta antes de acceder al giro porque una vez dentro, no pueden corregir la trayectoria, supone una inversión superior por parte de los Ayuntamientos para mejorar la señalización y evitar las equivocaciones de los usuarios.