Alemania acorrala al diésel y pone en jaque a la industria del automóvil

El 'dieselgate', las acusaciones de acuerdos entre fabricantes y sentencias judiciales contra los motores diésel han puesto patas arriba la industria del automóvil en Alemania.


La industria del automóvil está viviendo un claro proceso de reconversión para adaptarse a los tiempos actuales y buscar nuevas formas de movilidad más sostenible. En esa lucha por reducir los niveles de contaminación, los vehículos con motores diésel parecen haberse convertido en el enemigo público número uno de muchas capitales y ciudades de Europa que ya están imponiendo algunas medidas de restricción del tráfico a estos modelos con el objetivo de mejorar la calidad del aire.

En este contexto, uno de los países que más fuerza está poniendo en su lucha contra los motores diésel es Alemania con el presidente de la organización Deutsche Umwelthilfe (Ayuda para el Medioambiente Alemán), Jürgen Resch, al frente. Precisamente, el pasado mes de julio, una sentencia judicial a favor de su organización hizo temblar a Volkswagen, Daimler y BMW, los tres grandes grupos automotrices de Alemania.

Y es que la demanda presentada y posteriormente aprobada por un juez del Tribunal de lo Contencioso Administrativo de Stuttgart, pedía prohibir la circulación de los coches diésel contaminantes en la ciudad, argumentando que «La salud de los habitantes tiene prioridad sobre los derechos de los propietarios de vehículos diésel».

Esta sentencia, que aún no tiene fecha cumplimiento, ha sido un duro golpe para una industria que aún se estaba recuperando de los efectos negativos que causó el ya famoso ´Dieselgate´. Cabe destacar que la industria del automóvil es uno de los principales activos en Alemania, dando empleo directo a más de 800.000 personas y facturando cada año unos 450.000 millones de euros.

Además, Jürgen Resch quiere más y en las próximas semanas su organización presentará demandas en otras 45 ciudades alemanas contra los motores diésel y, si tenemos en cuenta la sentencia de Sttutgart, Alemania podría convertirse antes de lo previsto en el primer país que prohíba la circulación de coches diésel.

A todo esto, hay que sumar un golpe más que recibieron los fabricantes alemanes también en el mes de julio tras una publicación de la revista Der Spiegel asegurando que las tres marcas más importantes del país, Volkswagen, Daimler y BMW, habían pactado un cartel para eludir las rigurosas leyes que rigen la competencia en Alemania. Una publicación que obligó a Angela Merkel al alzar la voz en favor de los consumidores.

Con toda esta tormenta, el Gobierno alemán organizó la primera semana de agosto llamada ´cumbre del diésel´. Volkswagen, Daimler AG, BMW y Ford se comprometieron a rebajar las emisiones de dióxido de nitrógeno en más de un 25% hasta finales de 2018 y el compromiso de promover la compra de coches no contaminantes o eléctricos.

Pese a todo esto y el acorralamiento que los motores diésel están sufriendo, no sólo en Alemania, sino en otros muchos países de Europa, los fabricantes como BMW y Daimler creen que el diésel tiene todavía futuro y que está siendo atacado por otro tipo de intereses.

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