Autocaravanas, las 5 Villas de Aragón siempre tienen castillo

Hay paraísos que llevan el sello español… Como las Cinco Villas de Aragón, la comarca situada al norte de Zaragoza que linda con la verde Navarra. Desde la cordillera de los Pirineos hasta la depresión del Ebro, aquí enlazan montañas de fértiles bosques, vegas cuna de frutales y huertas, campos dorados que empujan el cereal y áridas estepas habitadas por todo tipo de especies. Un lugar para recorrer con calma.
Ir de ruta en autocaravana por esta comarca es estar obligado a ir despacio y disfrutar de todo lo que va apareciendo. Las carreteras rectas son inexistentes… A cambio, en cada curva, a los lados, paisajes, aves y un horizonte amplísimo nos hacen sentir la felicidad de saber que hemos tomado un rumbo que no nos dejará indiferentes.

¿Por qué ese nombre si en realidad está dividida en 31 municipios y 54 entidades? Nos es indiferente. Hoy nos vamos de ruta por los cinco pueblos que le dan nombre: Tauste, Ejea de los Caballeros, Sábada, Uncastillo y Sos del Rey Castillo. Unos enclaves que han hecho de la piedra y la historia su principal reclamo.
De Sos del Rey Católico hay mucho que contar. Lo primero, que su nombre oficial por el que lo conocemos hoy, le llegó entrado el S. XIX por orden de Alfonso XIII. Lo segundo, que esta orden llegó a raíz del nacimiento, el 10 de marzo de 1452 en el Palacio de Sada, del futuro rey Fernando el Católico. Y lo tercero, que es uno de los pueblos oficiales más bonitos de España.

En su visita, de hecho, uno de los grandes alicientes para los viajeros es el castillo de Sada. Pero callejeando por su laberinto de cuestas empedradas su iglesia de San Esteban y su plaza de la Villa aparecen, así como el Parador, el monasterio de Valentuñana a lo lejos o alguno de sus múltiples miradores sobre los tejados y el entorno. De su recinto amurallado se conservan aún los siete portales de acceso. Para no tener problemas, lo mejor es dejar nuestro vehículo a las afueras.

Siguiendo dirección sur, Uncastillo es la segunda villa. Otro lugar pintoresco a lo largo y ancho de las tierras de Aragón. Un paraíso del románico aragonés con empinadas callejuelas salpicadas de bellas iglesias y un castillo presidiendo lo más alto de la peña. Conocido también como Unum Castrum, fue aquí donde nació la villa. En su casco urbano la esencia medieval se ve por todas partes. Casas palaciegas, románicas y renacentistas, edificaciones típicas aragonesas como la Casa Consistorial, el Palacio de Martín el Humano, de estilo gótico, o la Lonja Medieval.
De su pasado religioso, el peso de las seis iglesias que se encuentran frente a los pocos habitantes es de mención, entre las que destacamos la de San Martín de Tours y la Iglesia de San Felices.

La carretera gana en visibilidad y va perdiendo tráfico. Los pegotes de barro que dejan los tractores pueden ser un problema a la hora de conducir. Y antes de llegar a Sábada, parar en Los Bañales, donde sentir la vida pasada entre los restos de una de las ciudades romanas más importantes de la historia de Aragón. Sádaba es un pueblo tranquilo de bonitas casas solariegas marcado por su situación geográfica, antiguo paso fronterizo entre el Reino de Aragón y el Reino de Navarra.
A la otra orilla del río Riguel el castillo de Sádaba se alza sobre esta villa, el monumento más emblemático del pueblo. A dos km, el paraje natural de Valdelafuén es una buena opción para desconectar de las piedras y dejarse acurrucar por las aves, flora y fauna. Senderistas, pescadores, ciclistas y amantes de los deportes náuticos… Este es vuestro lugar.

Seguimos hasta Ejea de los Caballeros, la capital de esta histórica comarca. Darse un garbeo por esta villa zaragozana es cerciorarse de su patrimonio artístico, cultural y de naturaleza. Un tres en uno para todos los gustos. Para sentir la pureza del románico de císter, la iglesia de Santa María, en el casco histórico.
Aquí uno disfruta también de los restos de la antigua judería, del castillo y de un buen número de antiguos caserones de estilo aragonés. Hasta museos… El de Aquagraria, el de La Espiral, que en forma de gran espiral explica la historia de la villa desde la prehistoria, o el Museo Etnológico Miguel Longás. En el Lagunazo de El Bolaso o en el paraje natural La Bardena, uno se termina de enamorar.

Y Tauste y sus taustanos, la última de las cinco villas. Sabremos que estamos en Tauste cuando localicemos el río Arba en el lado izquierdo. También cuando al admirar este innegable destino rural nos demos cuenta que el arte mudéjar adorna su ambiente.
Aquí se descubrió una necrópolis musulmana perteneciente a la época de la invasión árabe en España: la necrópolis islámica mejor conservada, junto a la de Tudela, de todo el norte de la península Ibérica. Una ciudad moderna con lugares de interés antiguos.
Entre ellos, el Monasterio de San Jorge, la torre mudéjar de la Iglesia de Santa María y la Iglesia de San Antón. Por desgracia los equipamientos para las autocaravanas no son muy frecuentes, pero hay hospitalidad y ganas de recibir a nuestros vehículos. Un castillo dispone de una zona de pernocta muy sencilla y Sos del Castillo también tiene su propio espacio, bastante bien equipado.