AC Cobra 378: aire retro, corazón del siglo XXI

El Cobra recibe un nuevo motor V8 de procedencia inesperada, y también es más práctico y utilizable. Pero, ¿ofrece una mejor experiencia de conducción?
Sin duda alguna, los amantes del Cobra se quedarían paralizados ante la última versión de AC de su legendario deportivo de los años 60. ¿Por qué? Pues debido a que no está impulsado por un motor Ford V8, sino por, oh Dios mío, un bloque de 6.2 litros –o 378 pulgadas cúbicas– V8 de General Motors extraído directamente de un Chevrolet Camaro.
Sin embargo, una vez recobrasen el sentido, incluso los entusiastas más intransigentes admitirían que este completamente nuevo AC conserva un aspecto 100% auténtico. Es, de hecho, un automóvil sumamente atractivo. Y también lo es si abres el capó y contemplas el orden y la limpieza que rodea al impecablemente acoplado propulsor V8 de GM.
Ahora bien, es cierto que el toque moderno y corporativo que aporta la gran cubierta de plástico es mucho menos vistoso que el cuarteto de trompetas de admisión de plata acompañadas de algunos cables de encendido MSD que tendrías ante ti si este Cobra hubiese respetado la tradición de utilizar motor Ford.
Si abres la puerta a través del tirador de la misma, que básicamente es un cordón atado al guarnecido interior, pronto te percatarás de que se han aplicado mejoras en el habitáculo. Para empezar, la calidad de construcción se percibe excepcionalmente alta, a pesar de que el diseño de la cabina parece extraído de los años 60. Esto incluye dos pequeñas butacas de cuero que se ven geniales, pero que apenas ofrecen sujeción lateral. En lugar de eso, en las curvas te apoyas contra la puerta o te aferras como un loco al volante Moto-Lita, al igual que en los viejos tiempos.
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En segundo lugar, hay un poco más de espacio disponible, con una mayor anchura para los codos, un receptáculo para los pies menos estrecho –y con unos pedales algo mejor posicionados–, y unos respaldos con una regulación más amplia. Por eso, el AC Cobra, completamente nuevo pero aún viejo, puede ser conducido por cualquier persona, de cualquier corpulencia, tamaño o altura.
En última instancia, esta mayor adaptabilidad es fundamental en lo que aporta este nuevo Cobra. «Realmente no queríamos construir el mismo coche viejo, con los mismos viejos problemas», nos comenta Alan Lubinsky, jefe de AC, admitiendo al mismo tiempo que su equipo hizo todo lo posible para garantizar que el vehículo fuese visualmente casi idéntico al Cobra MkIII de los años 60 en su versión 427, que se caracterizaba por unas inconfundibles protuberancias traseras mucho más musculosas que en el 289.
Como tal, el embrague es menos pesado que en las antiguas iteraciones del Cobra, el acelerador se siente ligero y fácil de modular, y la caja de cambio de seis velocidades es deliberadamente suave, pero conservando la distintiva larga palanca inclinada hacia adelante. La intención de AC fue la de crear un Cobra en el que cualquiera pudiese caber y después conducir, explica Lubinsky. «Y casi los 365 días del año si hace buen tiempo».
¿Y el precio? Bueno, la gama se compone de dos versiones, ambas fabricadas en Port Elizabeth, Sudáfrica, y que comparten la misma extremadamente bien ensamblada carrocería y una pintura cuyo acabado hará que se te agite el corazón. La primera de esas dos variantes, que es la que hoy tenemos aquí, tiene 440 CV y 603 Nm, y cuesta 99.700 euros. La segunda, mediante la adición de un compresor, eleva esas cifras a 550 CV, 745 Nm y 113.600 euros.
Así que supongo que la pregunta del millón es: ¿han estropeado el Cobra al hacerlo más accesible y más fácil de convivir con él, o ahora es mejor que nunca para conducir?
Después de un día al volante, me abruman las ideas en la cabeza, casi todas ellas positivas. No creo que lo hayan estropeado, incluso si lo que te saluda cuando levantas el capó, exquisitamente terminado, te resulta algo repulsivo, aunque sólo sea desde el punto de vista tradicional.
En marcha, el nuevo Cobra se siente utilizable, y mucho más fácil de conducir que cualquier otro Cobra que haya llevado antes, ya fuese original, réplica, o lo que sea. Pero aún se percibe auténtico, a pesar de los blandos pedales de acelerador y embrague, el suave cambio de marchas, o la sensación de mayor espacio extra en el habitáculo. Puedes descansar tu brazo sobre la puerta del conductor de forma natural, como has hecho siempre en cualquier Cobra, pero con menor impresión de estrechez y con pedales un poco mejor posicionados, aunque aún ligeramente desplazados hacia el centro.
La mecánica del nuevo AC Cobra es el punto más controvertido. Incluso en su versión básica, con 440 CV y poco menos de 1.100 kg, sus cifras ya son lo bastante sabrosas sobre el papel. AC asegura que necesita «unos 4 segundos» para pasar de 0 a 100 km/h, pero en marcha se siente todavía más rápido que eso. La tracción que genera el automóvil es sensacional a pesar de los cortos desarrollos del cambio y de la gran cantidad de par. Supongo que esto se debe a la combinación entre los gruesos neumáticos posteriores Mickey Thompson y la suave configuración de su chasis de largueros y travesaños con suspensión trasera multibrazo.
De cualquier manera, en las cuatro primeras marchas hinca el culo sobre el asfalto cuando aplastas el acelerador, sin llegar a perder tracción ni tan siquiera ‘estrujando’ la segunda velocidad. Y si bien el ruido que produce puede que no te rompa los tímpanos ni aumente en exceso la adrenalina que se dirige hacia tu torrente sanguíneo, suena muy bien. Todavía ruge como un AC Cobra debe, con un sugerente murmullo V8 que se transforma en un hercúleo rugido al llegar a las últimas 2.000 rpm.
Además, en curvas no va nada, pero que nada mal, lo cual es una agradable sorpresa. Su dirección asistida merece un calificativo más alto que un simple aprobado, mientras que su manejo, agilidad, estabilidad y equilibrio de pesos ponen el listón alto teniendo en cuenta la vejez de sus fundamentos principales –chasis de largueros, y demás–.
En resumen, el nuevo AC Cobra muestra un dinamismo más que decente, es indiscutiblemente más utilizable y práctico que nunca, y aún tiene un aspecto de coche de multimillonario. Este AC Cobra está mucho más acondicionado para el uso diario en la época moderna, aunque conserva buena parte del carácter de antes. No estoy del todo seguro de por qué, pero por los menos de 100.000 euros que cuesta se siente como una ganga. Se me ocurren muchas formas peores de gastar ese dinero, y eso que la lógica nunca ha sido parte del argumento cuando se trata del AC Cobra.
¿Se puede comprar en España?
El Cobra 378 puede encargarse a través de cualquiera de los distribuidores de AC Cars. Adquirirlo allí e importarlo a España no es mayor problema, pero sí que lo sería la matriculación del vehículo en nuestro país. El Cobra 378 no dispone de placa de homologación europea –sólo británica–, así que necesitarías que la marca te proporcionase el Certificado de Conformidad –CoC–, o un certificado de ‘actos reglamentarios’ sobre las directivas europeas que le afectan, como emisiones, ruido y seguridad. Si consigues esta documentación, lo siguiente sería someter al coche a algunos ensayos de laboratorio para obtener su homologación unitaria y poderse matricular en España. Por ende, puedes importar un Cobra 378 a España, pero si no llegas a poder matricularlo acabarás teniéndolo que disfrutar únicamente en circuito.
Ahora bien, empresas de ingeniería de homologación, como por ejemplo FC Consultores –[email protected]; tel. 650 386 342–, están especializadas en este tipo de homologaciones y, siempre y cuando la marca aporte la documentación necesaria, podría matricularlo por un coste de entre 2.150 y 2.400 euros.
Datos técnicos
- Motor V8, 6.162 cc
- Transmisión Manual de 5 velocidades
- Tracción Trasera
- Potencia 440 CV a 5.900 rpm
- Par 603 Nm a 4.600 rpm
- Peso 1.099 kg (2,49 kg/CV)
- 0-100 km/h 4,0 seg.
- Velocidad máx. 225 km/h
- Precio Desde 99.700 euros
Lo mejor: Más fácil de conducir, más práctico e igualmente seductor.
Lo peor: Abrir el capó puede ser decepcionante para los más puristas.