Héroes de los rallyes: Mitsubishi Lancer Evo VI TME

Javier Arús
Javier Arús

El Mitsubishi Lancer TME probablemente sea el coche de calle más cercano a uno de rallyes que se ha construido. Dentro de poco, lo compararemos con seis leyendas Grupo A, pero mientras, toca introducir a este 'Mitsu' como se merece.


Pregúntale a cualquier quemado de los rallyes de esos que solían pasar frío al pie de un camino en un bosque de Gales y con la cabeza enfundada en un sombrero de lana con borlitas cuándo fue el período del Grupo A del Campeonato Mundial de Rally y te dirá que de 1987 a 1996. Y tendría razón. En 1997, la FIA introdujo las nuevas reglas de homologación de World Rally Car que permitieron una libertad mucho mayor para los fabricantes, y casi todos abandonaron la teoría. Sin embargo, los Mitsubishi Lancer Evolution de Grupo A ganaron el campeonato de pilotos del WRC del tirón y durante los cuatro años siguientes. Parece que esos Evo no necesitaban cambios para ser buenos.

Mitsubishi Galant VR-4 Monte Carlo

La historia del WRC de Lancer Evo comenzó tres años antes, en 1993, cuando el equipo Ralliart Europe, dirigido por Andrew Cowan, le echó el guante al genial (pero bastante pesado) Galant VR-4, un automóvil que en realidad fue relativamente exitoso porque ganó tres pruebas del WRC. El Evo I, como ocurrió con el Subaru Impreza y el Escort Cosworth, fue el resultado de trasplantar las tripas de su noble predecesor a un cuerpo más pequeño y ligero.

Su motor de cuatro cilindros en línea turboalimentado 4G63T, montado transversalmente, generaba 250 CV en el coche de producción y los transmitía a la carretera a través de una caja de cambios de cinco velocidades y tracción total permanente. Hubo modelos Gran Sport Racing (GSR) y Rally Sport (RS), siendo este último el equivalente aligerado de los Tipo RA de Subaru.

Mitsubishi Lancer EVO TME

Y así siguieron las cosas en los años sucesivos. El Evo IV fue sin duda el mayor cambio, al pasar a la séptima generación de la plataforma Lancer y girar el motor 180 grados para mejorar la distribución del peso mediante la reubicación de la caja de cambios. Las actualizaciones de suspensión del Evo V también fueron bastante extensas, pero por lo demás los coches sólo sufrieron pequeños desarrollos incrementales con cambios específicamente diseñados para ayudar a que el coche de rallyes funcionara mejor. El final de la estirpe llegó con el Evo VII cuando, en 2002, la FIA obligó a Mitsubishi a abandonar las reglas del Grupo A y cambiarse al reglamento de World Rally Car, rompiendo definitivamente el vínculo entre automóvil de calle y de competición.

El Evo de esta prueba es uno de los últimos ejemplares de Grupo A, un VI Tommi Mäkinen Edition de 1999, también conocido como Evo 6.5. Hoy su nombre suena a celebración en honor al piloto estrella del equipo, pero se construyeron 2.500 para satisfacer los requisitos de homologación del Grupo A… tal y como delata el paragolpes delantero ligeramente diferente y que se instaló en las unidades de rallyes en 2001.

Mitsubishi Lancer EVO

Mäkinen es, por supuesto, tan relevante para la leyenda del Mitsubishi Evo como McRae para la del Subaru Impreza. El Evo no ganó un rally hasta su tercera temporada, cuando Mäkinen se unió al equipo a tiempo completo, aunque fue el leal Kenneth Eriksson quien obtuvo esas victorias iniciales en 1995. Fue con la introducción del Evo III al año siguiente cuando llegaron los buenos tiempos, con Mäkinen logrando el título de pilotos en 1996. Repitió la hazaña en los siguientes tres años, con Mitsubishi alzándose también con el título de los fabricantes de 1998.

La razón por la que Mitsubishi permaneció en el Grupo A durante tanto tiempo fue la de aprovechar al máximo el vínculo de marketing entre el automovilismo y sus coche de calle. Vendían mucho, y los clientes adoraban poder comprar un verdadero coche de rallyes matriculable. De hecho, creo que aún lo harían, si tuvieran la oportunidad. Quizás el Grupo A debería regresar…

 

Mitsubishi Lancer