El Omoda 5 es un SUV de 4,37 metros de origen chino que llegó a España a primeros de año y que ahora recibe un primer restyling en el que los cambios, más allá de detalles estéticos, afectan sobre todo a aspectos como la calidad, el comportamiento o el motor.
Gran parte de estos cambios se han realizado siguiendo las sugerencias y opiniones de usuarios y periodistas europeos, lo que nos sirve para hacernos una idea de la capacidad de cambio y evolución que tiene la industria china. También es cierto que el Omoda 5 ya se llevaba comercializando en otros países durante más tiempo. Según nos han confirmado en Omoda, lo normal es que los cambios se produzcan cada 3-4 años, como en cualquier modelo europeo.
Como decíamos, el Omoda 5 es un SUV que entra de lleno en el segmento del Seat Ateca, Renault Austral, Peugeot 3008, Hyundai Tucson, Kia Sportage, Skoda Karoq, Citroën C5 AirCross… Sólo se comercializa con un motor 1.6 turbo de 147 CV o con una mecánica completamente eléctrica de 204 CV, y hay dos acabados: Confort y Premium. Aquí os dejamos sus principales datos:
Versión | 1.6 TGDI | EV |
Precio | Desde 26.265 euros | Desde 35.662 euros |
Dimensiones | 4,37×1,82×1,58 m | 4,42×1,83×1,58 m |
Peso | 1.530 kilos | 1.785 kilos |
Maletero | 370 litros | 380 litros |
Motor | Gasolina, 1.6 turbo, 4 cil. | Eléctrico. Batería de 61 kWh |
Potencia / Par | 147 CV / 275 Nm | 204 CV / 340 Nm |
Cambio | Aut. 7 vel. | Aut. |
Tracción | Delantera | Delantera |
Consumo medio | 7 L/100 km | 430 km (autonomía) |
Aceleración 0-100 km/h | 10,1 segundos | 7,6 segundos |
Así es por dentro
El interior del Omoda 5 destaca por su buena presencia, en parte gracias a sus dos pantallas, la de la instrumentación digital y la de la consola central. También destaca el tacto de muchos de sus materiales así como algunos mandos como los elevalunas eléctricos, que recuerdan mucho a los utilizados por Mercedes.
En general, su calidad de construcción es buena, o al menos es tan buena como la de la mayoría de rivales generalistas. La forma en la que están configurados los menús de las pantallas pueden resultar un poco caóticos al principio, y en general da la sensación de que faltan accesos directos a cosas básicas como la desconexión de las ayudas a la conducción, que además se muestran relativamente intrusivas.
Tiene otros detalles que no nos han gustado, pero cuya solución no parece demasiado compleja. Por ejemplo, cuando llevas el navegador y llegas a un cruce, se conecta una moderna cámara 360 y te muestra la imagen de tu coche… pero dejas de ver el navegador hasta que sales del cruce, de manera que si es un cruce con varias salidas, puedes dudar de cuál coger si no le recuerdas bien.
Tampoco me gusta el hecho de que no haya levas para cambiar de marcha, algo que tampoco se puede hacer a través de la palanca de cambios, que va en la propia columna de dirección. O, también, el Super Mode, un modo de conducción deportivo que nos muestra datos de la mecánica en la pantalla central y que emite un sonido simulado del motor cuyo resultado es malo: ni suena bien, ni suena real.
Más allá de estos simples detalles, el principal escollo del Omoda 5 frente a sus adversarios está en el maletero. Se queda en 370 litros, una cifra que se queda muy por debajo de los 500 litros que rondan, si no superan, la mayoría de sus rivales. Es cierto que el Omoda 5 al menos lleva una rueda de repuesto de emergencia pero, aún así, es una cifra demasiado pobre para un coche de este tipo.
En cuanto a las plazas traseras, tampoco es un coche especialmente amplio para su tamaño, pues el espacio disponible para las piernas de los pasajeros traseros es algo escaso comparado con sus rivales. La anchura sí está dentro de lo que se estipula en su segmento, mientras que la altura disponible es correcta sin más.
Así va en marcha
En marcha, el Omoda 5 ha perdido 41 CV frente a su antecesor para quedarse en los 145 CV, algo que le ha permitido reducir su consumo medio en 0,5 L/100 km según datos oficiales. Ahora homologa una media de 7L/100 km, que está por encima de muchos de sus rivales con esa potencia. Además, muchos de ellos recurren a algún tipo de hibridación, algo que además de mejorar el consumo les permite contar con la etiqueta Eco de la DGT; el Omoda 5 se conforma con la etiqueta C.
En general, es un modelo de respuesta suave y agradable más que puramente prestacional. Además, la caja de cambios automática de siete marchas, que desafortunadamente no permite manejarla de forma manual porque no hay levas ni palanca con función secuencial, también tiene un enfoque más orientado hacia el agrado de conducción y la comodidad. Tampoco es un motor especialmente ruidoso. Sólo si aceleramos a fondo notaremos que el sonido se percibe con claridad, pero tampoco en unos valores muy superiores a lo habitual en un coche así.
Por chasis, también es un coche cómodo. Ahora tiene una suspensión más firme que reduce los movimientos de la carrocería en las curvas, pero nos ha dado la sensación de que mantiene un nivel de comodidad considerable. Es una suspensión con una puesta a punto equilibrada, que obtiene también buena nota a la hora de circular por cualquier tipo de vía.
Eso sí, la dirección está demasiado asistida, y su tacto no termina de conectar al conductor con lo que realmente está ocurriendo entre las ruedas y el suelo. Eso termina por restar un poco de precisión y, sobre todo, confianza si intentamos ir deprisa por vías secundarias de curvas. A cambio, para movernos por ciudad, aparcar o viajar con tranquilidad, su nota es buena.
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