En la historia del automóvil, los récords han sido siempre una herramienta de márketing. Cuando el «Jamais Contente» eléctrico superó los 100 km/h en 1899, representaba un verdadero hito tecnológico. Sin embargo, la industria ha derivado hacia una obsesión por establecer récords cada vez más específicos y, algunos, casi ridículos.
El reciente logro del Lucid Air Grand Touring, que ha recorrido 1.205 km con una sola carga, puede parecer impresionante hasta que analizamos los detalles. Para conseguirlo, el vehículo de 140.000€ y dos toneladas y media, ha circulado a una velocidad media inferior a 40 km/h. ¿Quién planea un viaje de 1.200 kilómetros a este ritmo?
Porsche, pese a su aura deportiva y prestacional pura, también hace su contribución a estos récords con mayor o menor sentido, en este caso con su Taycan. En 2021, consiguió el «récord de velocidad en interiores» al alcanzar 165,1 km/h dentro de una sala de exposiciones en Luisiana. Un año después, celebró como una gran «hazaña» completar 17 kilómetros de drift ininterrumpido sobre hielo finlandés.
Y en esta dinámica han ido apareciendo récords nicho que poco o nada parecen aportar más allá de ese titular inmediato. Hyundai no ha querido quedarse atrás cuando en 2023 anunció orgullosamente que su Ioniq 5 había alcanzado «la mayor diferencia de altitud conseguida por un eléctrico en 14 días»: 5.802 metros. Un logro que, seamos sinceros, no influirá en la decisión de compra de ningún conductor racional.
Volkswagen también cayó en esta trampa del titular sensacionalista al celebrar que su ID.7 Pro S recorrió 941 km con una sola carga. El pequeño detalle que mencionan casi al final del comunicado: lo consiguió a una velocidad media de 29 km/h, más lenta que un ciclista profesional en mínima forma.
El caso de Nürburgring merece mención especial. Lo que comenzó como una prueba legítima de rendimiento se ha convertido en una batalla de categorías y subcategorías cada vez más estrechas. De cualquier modo, el Porsche 919 Hybrid de 2018 sigue manteniendo la supremacía total. Logró una vuelta a los 20,832 km del Infierno Verde en 5.19.546.
Seguimos con récords históricos absurdos. Otro ejemplo, en este caso de BMW, que en 2014 consiguió el «drift más largo manteniendo el repostaje en marcha», repostando de otro vehículo mientras derrapaba. O el Nissan Juke que en 2016 completó la «vuelta más rápida sobre dos ruedas» en Goodwood.
Land Rover no se quedó corto cuando en 2018 su Range Rover Sport PHEV se convirtió en el «primer SUV en subir los 999 escalones hasta la Puerta del Cielo en China». Un récord tan específico que parece diseñado exclusivamente para que nadie más pueda batirlo. También en ese mismo año, Toyota presentó el «mayor desplazamiento lateral de un vehículo con cinco tazas de agua en el techo sin derramar una gota». Para ello utilizaron un Land Cruiser para demostrar la suavidad de su suspensión.
Mini, por su parte, estableció en 2015 el récord del «mayor número de personas que caben en un Mini Cooper» metiendo a 28 contorsionistas en el pequeño vehículo. Otra marca de origen británico, Jaguar, presumió en 2019 del «primer SUV en completar el desafío del Barrel Roll». Hicieron que un F-Pace diera una vuelta completa en el aire como en las películas de James Bond. El último: Subaru estableció la «derrapada más rápido alrededor de una lata de refresco» con un WRX STI. No hay más preguntas, señoría…
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