Por desgracia, cada vez se producen más robos de coches en nuestro país. Los intentos por evitarlo por parte de los fabricantes, las fuerzas de seguridad y los propios conductores son insuficientes y, desde hace varias temporadas, se sustraen más de 40.000 coches al año, una cifra a todas luces preocupante, sobre todo para los propietarios de los modelos más atractivos para los ladrones.
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Un informe de la compañía Techco Security acaba de señalar cuáles fueron los automóviles más sustraídos en 2017. Seat encabeza la lista con el León, que acumula el 19% de los robos producidos a lo largo del año, si bien su hermano pequeño, el Ibiza, le sigue de cerca con el 15%. El tercer lugar lo ocupa el Volkswagen Golf, aunque comparte el mismo porcentaje con el Citroën C4, un 7% de los robos cada uno. El resto de modelos de la tabla son el Audi A3, el Opel Insignia, el BMW Serie 1, el Ford Focus, el BMW Serie 3 y el Mercedes CLA.
Los modelos más robados pertenecen a las categorías B y C, es decir, utilitarios y compactos, aunque también hay presencia de berlinas del segmento D. La gran demanda de este tipo de vehículos los pone en el punto de mira de los ladrones que, en muchos casos, consiguen venderlos en otros territorios, como Europa del Este o Marruecos. En otras ocasiones, desmontan los coches para vender sus piezas, algunas de ellas a un precio alto, como los airbag, las llantas o los asientos.
Madrid, a la cabeza de la lista
Por localización geográfica, las provincias más afectadas son Madrid, Barcelona, Sevilla y Málaga. El 34% de las sustracciones se produjeron en la capital, mientras que la ciudad condal acumuló un 15% del total. En el caso de Sevilla y Málaga hay que hablar de un 8% y un 7%, respectivamente.
Los métodos para llevar a cabo este tipo de delito son básicamente dos: mediante captadores que copian la frecuencia del mando a distancia para abrir la puerta posteriormente, o a través de la fuerza bruta, lo que implica romper los cristales, forzar los bombines de las puertas e incluso el robo con violencia.
En los últimos años también se ha popularizado entre los ladrones el robo con inhibidores de frecuencia. Estos dispositivos evitan que el propietario cierre el vehículo a través del mando a distancia y dejan vía libre a los ´cacos´ para actuar. Lo mejor para evitarlo es comprobar si el coche se ha cerrado correctamente después de aparcarlo; en caso negativo, no queda más remedio que accionar el cierre mediante la llave, si el modelo lo permite.