Prueba en ruta del Suzuki S-Cross 4WD AllGrip

Comenzamos la prueba viajando de Madrid a la fronteriza localidad zamorana de Fermoselle; algo más de tres horas que discurren, en su mayor parte, por autopista (hasta Zamora) y por una impecable carretera trazada con tiralíneas. En este escenario, nuestro Suzuki nos ofrece un aceptable nivel de confort, con un razonable consumo que se sitúa en torno a los seis litros de gasolina cada 100 kilómetros.

Suzuki S-Cross: Una prueba de 1.200 km
En nuestra ruta (que puedes disfrutar aquí), a lo largo de dos días y medio vamos a recorrer más de 1.200 kilómetros entre el viaje de ida y vuelta a Madrid y la “prospección”, ya que llevamos un buen listado de destinos que no siempre son suficientemente interesantes o que no resultan tan fáciles de conectar como habíamos previsto. Y la primera conclusión es que el Suzuki S-Cross es suficientemente cómodo para un uso intensivo.
Después de una larga jornada deambulando de un punto a otro, por carreteras y caminos, tomando fotos y parando apenas unos minutos a comer un bocadillo, cuando finalmente vuelves al coche para regresar a Fermoselle, a cenar y dormir, no te da pereza subirte a bordo y recorrer una vez más el revirado puerto que salva el río Tormes entrando por la carretera de Vitigudino (SA-316 / ZA-316). De hecho, se trata de un coche bastante ágil, con una envidiable puesta a punto.

Esa buena puesta a punto se extiende al sistema de hibridación ligera. Actualmente, todos los S-Cross disponen de un motor 1.4 de gasolina sobrealimentado por turbocompresor y asistido por una máquina eléctrica que funciona alternativamente como generador o como motor. En fase de retención o frenada, la máquina recarga la batería, mientras que en fase de aceleración, aporta una dosis extra de par.
Esto ha permitido a Suzuki sacrificar el rendimiento del motor térmico en las inmediaciones del régimen de ralentí para mejorar su eficiencia en la zona media del cuentavueltas, ya que el “hueco” que encontraríamos cuando aceleramos desde parado se “rellena” con el plus de par aportado por el motor eléctrico.
Paralelamente, cuando circulamos a velocidades sostenidas, lo hacemos con un motor de gasolina que es más eficiente que si dispusiera de un reglaje “estándar”. La única contrapartida la tenemos a regímenes altos. Este motor no es amigo de girar a muchas revoluciones, pero tampoco es necesario, ya que incluso cuando adelantamos, tenemos suficiente respuesta si cambiamos en el entorno de las 4.500 vueltas.
Otra interesante diferencia de puesta a punto que encontramos en este Suzuki es su tendencia a mantener la batería con una carga de en torno al 40 % (según el ordenador de a bordo), cuando lo habitual es trabajar con una carga base inferior para poder aprovechar más los recorridos en los que se produce una recuperación de energía de forma sostenida (básicamente, descendiendo un puerto de montaña). En nuestra experiencia, creemos que el reglaje de Suzuki es más acertado, ya que esos escenarios son infrecuentes, y a cambio disponemos de una enorme reserva de aceleración que otros híbridos no son capaces de mantener.

El Suzuki S-Cross AllGrip fuera del asfalto
Fuera del asfalto, la ventaja de la tracción ha resultado definitiva de cara a permitirnos acceder a algunos de los puntos más remotos. En la despoblada zona de Arribes es habitual tener que usar algún camino de tierra para llegar de A a B, y si ‘B’ está muy cerca del Duero, frecuentemente el camino se volverá más abrupto y nos vendrá bien disponer de buena altura al suelo, neumáticos con unos flancos razonables y un plus de recorrido de suspensión.
Ocasionalmente, además, la tracción total se vuelve imprescindible. Nos ha ocurrido en varios puntos en los que hacia el final del camino encontrábamos alguna pendiente pronunciada que no habríamos sido capaces de subir simplemente con tracción delantera. Y eso con terreno seco; con barro, habríamos tenido que renunciar a llegar a unos cuantos destinos.

No obstante, es conveniente recordar que el S-Cross no cuenta con rueda de repuesto de serie, aunque sí dispone de hueco para guardarla, donde en su lugar encontramos una enorme pieza de poliestireno expandido que alberga el líquido sellante y el compresor. Nuestro consejo: hazte con un gato y una rueda extra, con su llanta, de la misma medida que las de serie, y reemplaza el kit de reparación. Vivirás mucho más tranquilo.
Sólo en una ocasión preferimos dar la vuelta y no poner más a prueba la tracción total, que dispone de un práctico programa específico para rodar fuera del asfalto (Snow) y un más práctico bloqueo del acoplamiento de discos que conecta el tren trasero (Lock). Ocurrió al encontrarnos caminos casi desaparecidos y otros que habían sido roturados y convertidos en campos de labor.
En este caso, agradecimos mucho el amplio diámetro de giro (menos de 11 metros) de una dirección bien asistida que muestra los característicos topes “secos” de los coches japoneses. También el tacto del cambio de marchas manual es claramente japonés. No es un selector muy rápido, pero sí resulta preciso y agradable de usar, algo que deberás hacer en los puertos de montaña de las carreteras más reviradas para mantener el motor en su zona de par máximo, ya que la asistencia del motor eléctrico ayuda, pero no hace milagros.
En cualquier caso, nuestra conclusión es clara. Si el S-Cross te cuadra, no lo dudes. Y tampoco dudes en hacerte con una versión de tracción total, ya sea manual o automática, con equipamiento normal o con el acabado superior. Elegir las versiones 4×4 supone pagar en torno a 1.800 euros extra; un auténtico regalo.

El Suzuki S-Cross, en breve
- Motor gasolina 1.4 turbo.
- 129 CV a 5.500 r.p.m.
- 235 Nm de 2.000 a 3.000 r.p.m.
- Motor eléctrico 48V 14CV / 10 kW.
- Cambio manual 6 vel.
- Tracción total conectable aut.
- 195 km/h.
- 0-100 km/h: 10,2 s.
- Consumo combinado: 5,9 l/100 km.
- Emisiones CO2: 132 g/km.
- Desde 27.884 euros (4WD).