Los vehículos afectados son de los modelos C-MAX, Fusion, Escape y Lincoln MKZ, fabricads entre 2013 y 2014 de las que cerca de 750.000 unidades están en Estados Unidos, unos 83.000 en Canadá y 20.000 en México. El problema parece estar localizado en el módulo de control de sistemas de retención que «puede experimentar un cortocircuito» que, a su vez, podría causar el fallo de sistemas como airbag y tensores de los cinturones de seguridad en caso de accidente.
El cortocircuito también puede afectar el funcionamiento de otros sistemas, como el de control de estabilidad del vehículo. De momento, el fabricante americano asegura que no tiene constancia de ningún accidente o lesiones causadas por el problema y confirma que reemplazará, de forma gratuita, el módulo de control de los vehículos afectados.
Esta llamada a revisión de 850.050 automóviles le costará a Ford unos 500 millones de dólares, segúgn reveló el responsable del fabricante para el continente americano, Joe Hinrichs. La admisión del elevado coste de la llamada a revisión provocó la caída del valor de los títulos de Ford en la bolsa. Las acciones de Ford perdieron ayer –29 de septiembre– 1,22 dólares, un 7,47 % al cierre de los mercados. Hinrichs también reconoció durante una conferencia con inversores que la llamada a revisión afectará de forma significativa los márgenes de rentabilidad de la empresa este año.
En lo que va de año, Ford ha llamado a revisión 3,9 millones de vehículos en Estados Unidos, tres veces más que en la totalidad de 2013.