Coches eléctricos superpotentes: 5 motivos por los que resulta tan sencillo superar los 500 CV

En su día, a finales de los 80, el Ferrari F40 luchaba de tú a tú con el Porsche 959. Los dos, aun con personalidades bien diferentes, empleaban motores biturbo y aspiraban a ser «lo más bestia» del mercado. Y sin embargo, ambos entregaban menos de 500 CV. Por aquel entonces, era una cifra impactante… pero palidece al lado de la potencia media de cualquier coche eléctrico actual «de altas prestaciones».

Tesla, con los 1.020 CV de la versión Plaid de su Model S, o Porsche, con los 952 CV de la recientemente presentada versión «actualizada» del Taycan podrían ponerse como ejemplo de esta escala de potencia. Pero son coches eléctricos de más de 100.000 euros (de más de 200.000 euros, en el caso del Porsche) que podrían considerarse ejemplares excepcionales. Desde luego, no son «cualquier eléctrico actual de altas prestaciones».

Consigue el mejor precio

Alternativas coches usados

De manera que vamos a ceñirnos a un ejemplo más terrenal para conducir nuestra explicación como es el Kia EV6. Se trata de un coche eléctrico sofisticado, pero que no nace con vocación elitista ni milita en una marca que lo sea. Se encuentra por encima de, por ejemplo, un Kia e-Niro, pero no pretende convertirse en un representante de ninguna estirpe real de superdeportivos.

Y sin embargo, existe una versión EV6 GT con 585 CV, capaz de alcanzar 260 km/h y de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos. Con un precio de 72.790 euros, no puede calificarse de barato o asequible… pero, desde luego, tampoco está en la órbita de lo inalcanzable. Y lo que es más importante y llamativo: son sólo unos 7.000 euros más que el coste de un Kia EV6 GT-Line de tracción total y 325 CV, que cuesta desde 65.090 euros.

¿Por qué existe y, sobre todo, cómo puede ser rentable el Kia EV6 GT?

Vamos a investigar el motivo por el que existen coches eléctricos tan superpotentes como el Kia EV6 GT y, sobre todo, cómo pueden llegar a ser rentables. Te lo explicamos en estos cinco puntos:

1. Una batería grande se traduce en una batería potente

Por su construcción, existe una fuerte relación directa entre la cantidad de energía que puede almacenar una batería (medida en kWh, que sería el equivalente a los litros de un depósito) y la potencia máxima que puede entregar.

La razón de este paralelismo es que la capacidad de una batería se incrementa aumentando el número de celdas que la componen (también puede incrementarse mejorando su tecnología, pero eso es un asunto a parte), y esas celdas se pueden añadir en serie o en paralelo. En ambos casos, se incrementa o bien la tensión o la intensidad máxima disponible, y cualquiera de los dos parámetros aumenta la potencia máxima que puede entregar la batería.

De esta manera, y en términos generales, una batería grande se traduce en una potencia máxima disponible elevada. En el caso concreto del Kia EV6, la batería más grande ofrece una capacidad neta de 77,4 kWh, y funciona a una tensión máxima de 800 voltios. Por su construcción, es intrínsicamente capaz de dar los 585 CV o 430 kW de potencia máxima que anuncia el EV6 GT.

Incluso si Kia quisiera encontrar la forma de no ofrecer estas prestaciones… no podría, ya que lo que sí que necesita Kia es ofrecer una velocidad de recarga impresionante (es, de hecho, una de las características clave y más deseable de la espectacular plataforma E-GMP de Kia y Hyundai, que permite alcanzar hasta 230 kW de potencia sostenida en carga para lograr pasar del 10 % al 80 % en unos 18 minutos). La velocidad de carga y descarga de una batería sí que están directamente relacionadas.

De esta manera, la primera razón es que las baterías ya son capaces, por sus propias características intrínsecas, de entregar potencias elevadas.

2. Un tren motriz eléctrico potente es posible y asequible

Los trenes motrices eléctricos son infinitamente más sencillos que los térmicos, y en una doble vertiente. Por un lado, cuentan con menos componentes. Por otro lado, la técnica constructiva de esos elementos es más sencilla, de manera que responden muy bien a la hora de potenciarlos, con un incremento en coste que es prácticamente lineal con el incremento en potencia.

En términos prácticos, incrementar la potencia del tren motriz sólo requiere montar un motor más grande (normalmente, más largo) y un inversor más potente (el inversor es el aparato encargado de alimentar el motor a partir de la tensión de la batería).

Además, también hay que reforzar el sistema de transmisión… pero, de nuevo, estamos de suerte. Al contar con una sola marcha y carecer de sistemas de embrague, reforzar la transmisión de un eléctrico es mucho más asequible que hacer lo propio en un térmico.

Finalmente, el diseño de los motores eléctricos permite «apurar» más los límites que en el caso de los térmicos. Un motor eléctrico sólo tiene un componente móvil, y su único punto débil es la temperatura. O dicho de otra forma: es posible obtener prestaciones muy elevadas durante tiempos muy cortos con simplemente incrementar la magnitud de las intensidades empleadas. Pensando en un empleo en carreteras públicas, este enfoque es perfectamente legítimo: aunque quisiéramos es imposible acelerar a fondo durante más de unos 5 segundos mientras se conduce un Kia EV6 GT.

En el caso concreto del Kia EV6, el salto de la versión «normal» a la GT implica pasar de dos motores de 101 y 224 CV a dos de 218 y 367 CV. El motor delantero es prácticamente el mismo, mientras que lo que se refuerza es el inversor. En cuanto al trasero, tanto el motor como el inversor incrementan sus prestaciones.

3. El chasis no requiere mejoras muy drásticas

El chasis de cualquier coche eléctrico (definido como todos los componentes que conectan al coche con el suelo, con especial atención a las suspensiones) ya suele ser muy bueno de partida… por diferentes motivos. El primero es que todos los chasis específicos para coches eléctricos son de reciente creación. Por ejemplo, el Kia EV6 se basa en el kit modular E-GMP, específicamente diseñado para eléctricos de tracción trasera o total y concebido desde el minuto uno para proporcionar un nivel extremo de agilidad y confort.

El segundo es que el peso elevado intrínseco de los eléctricos obliga al fabricante a cuidar el chasis, porque se requiere un buen control del movimiento de la carrocería, así como de adherencia y agilidad. Esto implica que «los mimbres» de partida de un eléctrico siempre serán muy buenos.

Como resultado, el coste de convertir un chasis bueno en uno excelente es relativamente bajo. En el caso del Kia EV6 GT, se requieren mejoras en los frenos y modificaciones en la suspensión delantera. Esto es totalmente lógico ya que transmitir al suelo, y mediante el tren delantero, más de 200 CV… requiere una «pisada» excepcionalmente buena.

4. No existe una penalización por emisiones y consumos

Los motores térmicos son intrínsecamente ineficientes y están atados por multitud de normativas anticontaminación. Como consecuencia, un pequeño incremento en potencia se traduce en un aumento respetable del consumo y multitud de problemas regulatorios. Con un coche eléctrico, esos problemas no existen.

Sí, es cierto que un Kia EV6 GT es más pesado y consume más que su equivalente «convencional». En concreto, el EV6 GT pesa 100 kilos más y registra un consumo 2,6 kWh/100 km mayor. Sin embargo, esos incrementos son casi «despreciables» en comparación con el hecho de que prácticamente estamos duplicando potencia y prestaciones. Conseguir eso con un propulsor convencional es literalmente imposible.

En cuanto a las emisiones… los coches eléctricos no están (de momento) sujetos a restricciones de CO₂, ya que se consideran nulas. De esta forma, el (pequeño) incremento en consumo derivado de las mayores prestaciones no se traduce en una dificultad en términos de homologación o de fiscalidad.

5. Transmite un potente mensaje comercial

Las versiones más potentes de un modelo, además de un eficaz generador de ingresos, son una potente herramienta de marketing basada en el denominado Efecto Halo: las características de los productos más sofisticados son un alegato sobre las capacidades técnicas de la marca, y sus virtudes, subconscientemente, se transmiten al resto de las versiones del modelo (al menos, parcialmente).

Hasta ahora, con los coches con motores térmicos «convencionales», era difícil que un Halo Car transmitiera todos los valores positivos del espectro. De esta manera, un coche «radicalmente» tecnológico tenía difícil el ser «radicalmente confortable», «radicalmente deportivo» o «radicalmente ecológico».

Frente a ese inconveniente, los coches eléctricos permiten cuadrar mucho mejor el círculo del Halo Car. Un Kia EV6 GT puede ser un coche monstruosamente prestacional a la vez que terriblemente refinado y revolucionariamente ecológico. De hecho, lo es. De esta forma, y en términos de imagen de marca, la inversión en el desarrollo de versiones eléctricas prestacionales ofrece una relación coste/beneficio mucho más atractiva que los deportivos «convencionales».