En el año 2006, los fabricantes chinos ya hicieron un primer intento de desembarcar en Europa con sus coches chinos. Aquella aventura salió mal, y sólo sirvió para comprobar que los productos chinos estaban muy por detrás de los occidentales en áreas como tecnología, calidad y, especialmente, seguridad. Tres lustros después, los fabricantes chinos lo vuelven a intentar.
Quince años es mucho tiempo en cualquier entorno. Y en el caso de un país como China (que, en su historia reciente, no ha conocido tasas de crecimiento del PIB inferiores al 7,5 % anual) es como cambiar de era. A principios de este siglo, los coches chinos eran malos. Muy malos. Actualmente, China fabrica más de dos millones de coches cada mes… y la calidad del producto ha mejorado sustancialmente.
Además, la evolución del propio automóvil también favorece el desembarco de los coches chinos. En la actualidad, China es el principal fabricante de baterías del mundo. Europa es, después de la propia China, el mayor mercado del mundo para los coches eléctricos. Y los vehículos eléctricos no están sujetos a la normativa anticontaminación europea, que es la más estricta del mundo. La consecuencia es inevitable.
No obstante, los fabricantes chinos aún tienen que superar muchos obstáculos. El principal es el desconocimiento: en las próximas páginas vas a descubrir un montón de marcas y modelos que ni siquiera sabías que existían. El segundo es la desconfianza, un factor que las marcas chinas tratan de paliar con garantías comerciales más o menos generosas.
Y el tercero, probablemente, es la incertidumbre derivada de unas redes comerciales poco desarrolladas o, incluso, inexistentes. Además, si te arriesgas a decantarte por un coche chino, deberás estar preparado para lidiar con un motón de detalles pintorescos como, por ejemplo, enormes cantidades de errores de traducción.
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¿Qué ofrecen a cambio los coches chinos?
De nuestro análisis se desprende que su punto fuerte no es la calidad, la tecnología o las prestaciones. Y desde luego, tampoco el lujo o el refinamiento. Lo que ofrecen es cantidad, como si se tratase de un inacabable buffet libre.
En algunos casos, los precios son realmente de derribo. En otros, la relación precio/equipamiento es sensiblemente mejor que la del coche europeo medio. Y, en general, siempre ofrecen una ventaja económica. No están exentos de riesgos e inconvenientes… pero puedes estar seguro de que han venido para quedarse.
¿Quién es China?
China es el mayor fabricante de coches del mundo, con una producción anual de más de 20 millones de unidades. Eso representa uno de cada tres coches fabricados en el mundo…o diez veces la producción de España. China también es el mayor mercado de coches del mundo, absorbiendo un 27 % de la producción mundial.
Esa diferencia entre fabricación y ventas implica que China solamente está exportando alrededor del 4 % de los coches que produce. Esa cifra contrasta fuertemente con los porcentajes de países como Alemania (74 %), Japón (50 %) o Corea del Sur (59 %)… y sólo puede aumentar.
El entramado empresarial que se ha construido alrededor de los coches chinos no tiene nada que envidiar al de grandes corporaciones ‘occidentales’ como Volkswagen y Stellantis. Los principales fabricantes chinos son SAIC (propietaria de MG), Changan, Geely (dueña de marcas como Lynk&Co o Volvo) y Dongfeng (accionista, por ejemplo, de DFSK).
Hasta ahora, el mercado chino era capaz de absorber sin problemas su propia producción de coches (de hecho, sus ventas domésticas se triplicaron entre 2008 y 2016), pero eso está cambiando. En China, el crecimiento económico se está ralentizando (el covid no ha ayudado en absoluto), y las marcas chinas cada vez están más interesadas en comenzar a vender en otros mercados.
El Gobierno chino (que es el propietario de SAIC, Changan, Dongfeng, etc.) también está presionando en este sentido, y está proporcionado toda la asistencia burocrática que necesitan, para dar el salto, fabricantes privados como Geely.
Consultoras como Merics estiman que, en los próximos tres años, China va a triplicar sus exportaciones de coches, rozando los 4 millones. De esa cifra, alrededor de un 20 % van a ser eléctricos, y casi el 70 % van a acabar en Europa. Puede que en España aún no notemos el auge, pero es sólo porque la mayor parte de los eléctricos chinos acaban en países europeos más ricos y con mejor infraestructura de carga. En 2020, Bélgica, Inglaterra, Alemania, Noruega, Holanda y Suecia acapararon el 64 % de las ventas de eléctricos y enchufables chinos (65.361 unidades).
¿Qué entendemos por coche chino?
Se trata de una definición arbitraria que hemos creado para este reportaje, y que no pretende tener ninguna connotación peyorativa. Hemos considerado como ‘coche chino’ a aquellos modelos que son fabricados en China por empresas chinas y que, según JATO Dynamics, y durante el periodo comprendido entre enero y octubre de 2021, han registrado matriculaciones en la Unión Europea.
Eso significa que en el informe que te puedes descargar en este artículo no hemos incluido modelos como el Dacia Spring (fabricado en China, pero por una marca que no forma parte de un grupo chino) o el Tesla Model Y (que actualmente es fabricado en China y Estados Unidos por una marca americana). Es una lista que está creciendo mes a mes, a un ritmo del 100 % anual. De hecho, y según Jato, en el año 2020 el 50 % de los modelos que hemos analizado ‘no existían’ en Europa.