La Agencia de Protección Medioambiental -EPA- estadounidense ha acusado a Volkswagen de falsear las emisiones de los vehículos equipados con motores TDI de cuatro cilindros en sus modelos Beetle, Passat, Golf y Jetta; así como el Audi A3.
La EPA es la encargada de homologar los consumos y emisiones de los automóviles que se comercializan en Estados Unidos y, para ello, desde el año 2000 utiliza una prueba de denominada FTP 75 que consta de dos partes: la medión urbana y la medición extraurbana. Además, desde 2008 se incluyen pruebas de conducción agresiva (denominada US06) y del uso aire acondicionado (SC03). Entonces, ¿cómo ha conseguido Volkswagen engañar a la EPA?
Muy sencillo. Los modelos con motor TDI diésel de cuatro cilindros incorporan un software capaz de detectar que están siendo sometidos a un test de homologación de consumos y emisiones; y modificar la electrónica del motor para que las emisiones de óxidos de nitrógeno resulten muy inferiores a las reales.
Por ahora, se desconoce como funciona ese software; aunque la NHTSA -organismo dependiente del Departamento de Transporte de los EE.UU.- ha confirmado que estos Volkswagen son capaces de detectar cuando están superando un test de emisiones EPA –estas pruebas siguen un protocolo estandarizado– a partir de la temperatura, la presión atmosférica y la curva de revoluciones del motor para, a continuación, adecuar la respuesta del motor para reducir las emisiones contaminantes. Por supuesto, una vez que terminaba la prueba, el mecanismo se desactivaba y las emisiones contaminantes crecían hasta superar 40 veces el límite legal en Estados Unidos.
¿Cómo se ha descubierto el engaño de Volkswagen?
Al parecer el Consejo Internacional para el Transporte Limpio (ICCT) encargó un estudio a la Universidad de Virginia Occidental para comprobar si los vehículos diésel vendidos en Estados Unidos contaminaban menos que los de otros mercados; debido a las mayores exigencias de las normativas anticontaminantes.
Sin embargo, las pruebas a un Volkswagen Jetta de 2012 y un Volkswagen Passat de 2013 sorprendieron notablemente: los dos modelos emitían mucho más óxido de nitrógeno del que permitía la ley, mientras que un BMW X5 sometido al mismo test cumplía con los límites legales.
A raíz de esas pruebas Volkswagen llamó a revisión a sus modelos diésel vendidos en Estados Unidos entre 2009 y 2014. Aún así, la EPA encargó nuevas pruebas de verificación en mayo de 2015 que, finalmente, desvelaron el pasado 18 de septiembre que Volkswagen «había diseñado e instalado un dispositivo de anulación en los vehículos en la forma de un sofisticado algoritmo de programación que detectaba cuando un vehículo estaba siendo sometido a pruebas de emisiones».