En este enlace tienes el informe de la Dirección General de Tráfico (DGT) sobre la siniestrabilidad de 2022. Léelo. 1.145 muertos. Demasiados, siempre serán demasiados. Llegarás a un punto en el que se indica: “Por tipo de vía. Las carreteras convencionales siguen siendo las que más fallecidos registran. Respecto a 2019, aumentan más los fallecidos en carretera convencional (+5 % ) que en autopista y autovía (+3 %). 833 personas fallecieron en accidentes de tráfico en vías convencionales (73 %) y 312 en autopista y autovía (27 %), de modo que, de cada 4 fallecidos, 3 son en carretera convencional y 1 en autopista y autovía.”
Ojo a la última frase: de cada cuatro fallecidos, tres son en carreteras convencionales y uno en autopista o autovía. Dicho de otra forma, si el 75% de las muertes se produce en vías secundarias y el 25% restante es en autopistas y autovías, está claro que es mucho más seguro viajar en autopistas o autovías. No hace falta ser un genio para darse cuenta, ¿verdad?
Pues bien, estos días estamos viviendo una agria polémica entre los diferentes partidos políticos sobre el tema de los peajes en las autovías, en teoría impuestos por Bruselas. No voy a posicionarme a favor de unos u otros, ni voy a decirles que con Bruselas hay cosas que se pueden negociar, sobre todo si afectan a un tema tan importante como son las vidas humanas. ¿Van a jugar con eso desde Bruselas? Pues lo mismo sí, pero siendo como son, no lo veo tan claro.
La cuestión es que, si ponen esos peajes, el tráfico por las autovías y autopistas se reducirá en la misma proporción que aumentará el tráfico en las vías secundarias, más aún si tenemos en cuenta la delicada situación económica de nuestro país. Y, como acabamos de ver, hay un 50% más de probabilidades de que nos matemos en una vía secundaria que en una autovía o autopista. Y es un 50% más de posibilidades de matarse, que no de tener un accidente y sufrir cualquier tipo de lesión, cuyo porcentaje es aún más elevado aunque la DGT no dé cifras de ello.
Más allá de eso, hay familias que tienen coches con más de 10 años de antigüedad que en muchos casos, no tienen el coche mantenido como es debido, con neumáticos en mal estado, amortiguadores con miles y miles de kilómetros que nunca se han sustituido… y sistemas de seguridad activa y pasiva obsoletos comparados con los actuales.
En muchos casos, el factor económico les obliga a ello. Es más, lo normal es que nadie tenga un coche viejo porque le gusta (no hablamos de clásicos, precisamente), sino porque no tienen dinero para comprarse otro o para mantener el suyo adecuadamente. Si muchas de estas personas, por desgracia, no tienen dinero para eso, será raro que se puedan permitir el lujo de pagar habitualmente por un peaje cuando pueden ahorrárselo si van por una vía secundaria.
Sin duda, ese aumento del tráfico por las vías secundarias aumentará los accidentes y, con ello, las muertes y los heridos, en muchos casos graves. Quizá alguien esté leyendo esto y pensando que tiene un coche nuevo con 10.000 kilómetros y que es el mejor conductor del mundo. No lo pongo en duda. Pero cuando un coche de 15 años se empotre contra él a 80 km/h y no le dé tiempo ni a decir ‘¡ay!’, igual lo ve todo de otra forma, si es que tiene la suerte de seguir vivo.
Y eso por no hablar del estado de muchas vías secundarias, con un asfalto deteriorado que deja mucho que desear, o la cada vez mayor cantidad de ciclistas que circulan por ellas que verán cómo aumenta de forma exponencial el riesgo de ser atropellado. Podemos hablar también de las travesías por los pueblos, los peatones, los tractores…
Poner peajes va a ser una condena de muerte para muchos conductores. Para otros, puede ser una condena a una silla de ruedas. ¿Qué si es una imposición de Bruselas? Puede ser. Pero seguro que hay una forma de explicarles cuáles pueden ser las consecuencias, y eso es algo que deberían entender. Es más, si no lo entienden, quizá sería una de las imposiciones que haya que saltarse a la torera. Total, tampoco iba a ser la primera…
La pelota, por tanto, va a estar en el tejado del próximo Gobierno, sea cual sea. ¿Qué harán entonces en caso de aprobar lo de los peajes? ¿Modificar los informes de la DGT para que aparezcan los datos de siniestralidad de otra forma? Espero que no, aunque uno ya ha visto tantas cosas que tampoco sería de extrañar. Lo único que espero no ver son esos dichosos peajes y, sobre todo, cómo suben las víctimas por accidentes de tráfico.