Quién es Alejandro Mesonero Romanos

Con 46 años es el máximo responsable de diseño Seat, "su marca", y el primer español en más de dos décadas en ostentar tal cargo desde que la marca pertenece al Grupo Volkswagen. ¿Será también el primero en diseñar el primer SUV de la historia de Seat...?


Si uno pensara que su apellido está ligado a su oficio, el destino de Alejandro Mesonero-Romanos tendría que haber sido bien distinto. En cambio, pese a la herencia de su tatarabuelo, el costumbrista Ramón Mesonero-Romanos, ser el menor de siete hermanos quizá jugase a su favor y le permitiera seguir adelante con su sueño: ser diseñador de coches. «Sin saber el cómo ni el por qué, a los 10 años me encontré dibujando coches en los libros del colegio. Aunque la arquitectura también estuvo rondando mi cabeza, mi pasión por el automóvil inclinó la balanza». Una pasión que, vicisitudes del destino, está estrechamente ligada a la empresa para la que actualmente trabaja, Seat.

Alejandro Mesonero Romanos, director de diseño de Seat

Sí, porque aunque suene muy patriótico, lo español llama a lo español y una marca como Seat, que pregona su claro carácter nacional, llevaba más de 20 años sin tener a un diseñador ‘íbero’ al frente de uno de sus departamentor más importantes. De hecho, el nuevo siglo comenzó con Walter Da Silva al cargo –desde 2000 hasta 2005– y continuó con Luc Donckerwolke, de 2005 a 2011. Tras la marcha del belga, Seat se vio con la posibilidad de volver a contar con un cabeza de cartel español que dibujara y diseñara sus futuros productos. Así, el propio Walter Da Silva contactó con un Alejandro Mesonero-Romanos completamente experimentado y que, además, no sólo conocía de primera mano las necesidades y los gustos de los españoles, sino que volvía a una marca que había mamado casi desde pequeño: aprendió a conducir en el 127 de su madre, su primer coche fue un Ibiza y su hermano mayor era empleado de Seat… precisamente en el departamento de diseño, «él me ayudó en mis primeros pasos».

PERFIL ALEJANDRO MESONERO ROMANOS

Nació…  en Madrid en 1968, y es tataranieto del costumbrista Ramón Mesonero-Romanos, del que dice que ha heredado «mirar con curiosidad». 

Ha trabajado en…  Carrocerías Ayats, Seat, Grupo VW, Renault, Renault Samsung y, de nuevo, en Seat. 

Su coche actual es…
Un Seat León Cupra 280. Su primer coche fue un Seat Ibiza.  

Aficiones
Le encantan los clásicos. Cuando puede baja a su garaje a trabajar en ellos. Su tiempo libre se lo dedica, sobre todo, a sus dos hijas –Lucía y Blanca–, y a su pareja; y, si puede, a viajar con ellas. El resto, leyendo. Le apasionan los libros, de lo que sea, pero por supuesto la sección «automóvil» ocupa un lugar importante en su librería?

En cambio, la experiencia que le dejó marcado fue, con sólo ocho años, cuando «Seat eligió nuestro jardín para rodar el anuncio del 128. Quedé alucinado con el montaje, las modelos y las cámaras… y aún recuerdo que había tres coches: uno verde, uno marrón y uno blanco». Ahora, con 46 años, es el máximo responsable del diseño de Seat y el primer español en ocupar dicho puesto desde 1982, año en el que la marca entró a formar parte del Grupo Volkswagen.

Camino de ida…

No obstante, esta no es la primera vez que Mesonero-Romanos trabaja ni para el Grupo, en general, ni para Seat, en particular; sino que su gran oportunidad le llegó, en 1995, cuando entró en el departamento de diseño de Seat. Puesto al que llegó tras formarse en la Escuela Elisava de Barcelona, «la mejor escuela de España para estudiar diseño», y haber adquirido experiencia en Carrocerías Ayats, empresa especializada en autocares de lujo, donde era el único diseñador; en esta época «recorría 100 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta a las 12 de la noche para trabajar… mientras seguía con mis estudios. Pese a ello, fue una experiencia fantástica porque, entonces, todavía se dibujaban los planos a mano». Ese esfuerzo le dio la oportunidad de optar a una beca de la Royal College of Art de Londres para estudiar un máster en diseño de automóviles, «todavía no me explico cómo la logré, pero lo cierto es que me sirvió para entrar en este mundo».

Un mundo en el que empezó de forma frenética, trabajando los fines de semana y casi sin tiempo para dedicarse a otros quehaceres. El motivo, el profundo cambio de estilo en el que Seat se hallaba inmersa y que acabó desembocando en el proyecto Bolero, del cual Mesonero-Romanos fue pieza clave. Esta berlina-coupé de cuatro puertas se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1998 y, pese a ofrecer un diseño rompedor y una filosofía completamente distinta a lo visto hasta el momento por Seat, «la marca no estaba preparada para dar el salto. El concepto técnico-financiero que permitía esas proporciones ideales –la principal base de su éxito–, no existía; por muy rompedor que fuera, un coche de éxito es sencillamente aquel que es apreciado por su belleza sin renunciar a una cierta funcionalidad, algo intrínseco en un automóvil. Si no, sería arte. Y el diseño, como lo entiendo yo, no sólo es arte, aunque la plástica sea un componente fundamental». El resultado, el que ya conocemos: el Bolero jamás llegó a ver la luz.

A pesar de este contratiempo, su dedicación le sirvió para que la cúpula del Grupo Volkswagen se fijara en él y le ofreciera, en 1998, un puesto en el centro de diseño europeo que el grupo alemán tenía en Sitges, Barcelona –y que hoy ya es historia–. Allí estuvo cuatro años y fue el responsable del diseño exterior de varios modelos de Seat, Volkswagen y Audi. Hasta que, en 2001, la oportunidad de cambiar llamó a su puerta; porque si algo define a Mesonero-Romanos es su facilidad para adaptarse a nuevos entornos, «los cambios me gustan. Descubrir otro tipo de gente, otra cultura, otras ciudades, me apasiona. Espero poder seguir haciéndolo en el futuro».

Alejandro Mesonero Romanos, director de diseño de Seat

¿El responsable? Renault que le propuso dirigir varios proyectos, entre los que destacó el del Laguna Coupé, o como él mismo nos lo define, «un proyecto de sonrisas y lágrimas… en el que, a pesar de todos los inconvenientes que surgieron, me alegro de haber formado parte y poder contribuir a realizar el primer coupé de la historia reciente de Renault –el último fue el Fuego de los años 70–».

Tras seis años en París, la marca gala le propuso «otro cambio, una oportunidad para aprender todo desde cero» y liderar el área de diseño de Renault Samsung en Corea. Con sólo un fin de semana de reflexión, «me lo propusieron un viernes y el lunes ya estaba moviendo los papeles con la gente de Recursos Humanos», Mesonero-Romanos realizó su «gran viaje, el más enriquecedor desde el punto de vista profesional y personal. Asia siempre me ha apasionado y Corea, en particular, es un gran tesoro desconocido por la gente del Oeste». Allí, se puso al frente de 50 diseñadores coreanos con los que tuvo serias dificultades para «aprender sus códigos de conducta y su manera de pensar, e incluso a día de hoy, tras haber vivido tres años allí, no creo haber comprendido todos sus códigos de comportamiento». Quizá ese fuera uno de los detonantes para que, en 2011, cambiara de nuevo de aires… hacia unos más familiares.

… y vuelta

Eso, y la llamada de Walter Da Silva… «No hacía falta decirme mucho. Primero, trabajar de nuevo con Walter suponía una garantía de hacer buen diseño y, segundo, pensar en volver a ‘mi casa’ y poder aplicar mi experiencia adquirida en todos estos años fue un lujo. Además, no hay un Grupo igual en el que todas sus marcas puedan compartir sus más íntimos secretos, sus procesos o sus gentes de manera tan intensa y tan abierta como lo hacemos… Para un diseñador pertenecer a esta compañía es lo máximo». Y él ha regresado a lo grande, como director de diseño de Seat, ‘su marca’, donde lleva tres años dirigiendo a un grupo de 70 personas a los que ha inculcado su toque personal, aunque sin romper la línea que dejó Donckerwolke.

Alejandro Mesonero Romanos, director de diseño de Seat

De ahí que al preguntarle por el parecido de muchos modelos, responde tajante: «Yo veo más las diferencias que las similitudes. Sí es cierto que los gustos de los consumidores de cada época tienden a una ligera homogeneización. De hecho, cualquier modelo que se sale de los cánones establecidos por la sociedad, es susceptible de ser fuertemente penalizado por los consumidores –recordemos el desastre del Ford Sierra–, pero sólo hay que fijarse en los coches de los años 30, 50 ó 70, de los cuales hoy podemos decir que entonces eran todos iguales… Eso sí, aunque los pilares de la profesión no han cambiado, hace 15 ó 20 años la comunicación entre los equipos era más directa y más lenta y eso permitía pensar más. Hoy todo va más rápido; antes, para visualizar un modelo, había que construirlo. A veces echo en falta más tiempo para pensar». ¿Y del SUV? «En Seat trabajamos a tres o cuatro años vista, aunque la decisión no está tomada… todavía».

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