Con el cambio secuencial, la Mana GT se parece más a una motocicleta convencional; la diferencia es que no hay maneta de embrague. Se hace raro ver el puño izquierdo sin su inseparable maneta. Pero en realidad es una ventaja, ya que sorprende la rapidez con que se cambia de marcha, ya sea por medio de los dos botones que hay en el puño derecho, uno para subir marcha y el otro para bajar, o por medio de la palanca convencional de cambio en el pie. No sabría decir cuál me gustó más; realmente, lo de cambiar con el dedo tiene su gracia. Me vino a la memoria la maneta para el pulgar izquierdo que Doohan utilizaba para el freno trasero. De esta manera, la Mana 850 GT se adapta perfectamente a cualquier tipo de ruta y estilo de conducción. Su motor, de 76 CV según fábrica, se muestra dócil y manejable, y cuando le pides, responde, incluso en el modo Autodrive.
Con un estilo elegante y moderno, la Mana 850 GT dispone de un medio carenado regulable en altura que permite ajustar el nivel de protección a las necesidades de cada cual, perfectamente integrado en las líneas de la moto. Los espacios para guardar objetos no faltan. El mayor de ellos, en el falso depósito de gasolina (el verdadero se encuentra bajo el asiento) se puede guardar un casco.
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