Aún no sabemos si saldrá al mercado, pero de hacerlo sería un buen rival para el BMW i3, con el que comparte vocación ecológica gracias a un sistema de propulsión 100% eléctrico. Monta un motor eléctrico, montado transversalmente en la parte delantera del vehículo, con una potencia máxima de 85 kW (116 CV) y 270 Nm de par, alimentado por una batería de iones de litio situada en el doble suelo del vehículo. La fuerza llega a las ruedas delanteras mediante una transmisión de una sola relación.
El prototipo tiene una autonomía máxima de 200 kilómetros, y necesita cuatro horas para conseguir una recarga completa en un enchufe convencional de 230 V. En una red de 400 voltios el tiempo de carga es de sólo una hora y media, y también permite una carga inalámbrica mediante el sistema Audi Wireless Charging. Algo bueno, para tratarse de un eléctrico, es que sólo pesa 1.150 kg, a lo que contribuye la utilización de una carrocería de construcción ultraligera: combina componentes de aluminio y piezas en material plástico reforzado con fibra de carbono. Las ruedas son de 18 pulgadas, también de aleación ligera.
Sus prestaciones son sobresalientes para un vehículo pensado para los trayectos urbanos y periurbanos. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos y tiene una velocidad máxima limitada a 150 km/h. La dirección y los frenos se accionan de modo exclusivamente eléctrico.
