Así vivimos el XIV Rallye Montecarlo Histórico

Finalmente fueron elegidos 328 equipos -nunca habían sido tantos- para que el máximo número posible pudiera celebrar este famosísimo centenario. Para que este aniversario fuese aún más auténtico se programaron para los vehículos más recientes puntos de salida históricos y muy distantes de Montecarlo: Glasgow, Varsovia y-Marrakech. El equipo destacado por AUTOFACIL y CAR&TECNO a […]


Finalmente fueron elegidos 328 equipos -nunca habían sido tantos- para que el máximo número posible pudiera celebrar este famosísimo centenario. Para que este aniversario fuese aún más auténtico se programaron para los vehículos más recientes puntos de salida históricos y muy distantes de Montecarlo: Glasgow, Varsovia y-Marrakech. El equipo destacado por AUTOFACIL y CAR&TECNO a este evento deportivo sin parangón, en el que la inscripción cuesta nada menos que 4.000-, no pretende realizar una crónica tradicional -para ello ya están las revistas especializadas en vehículos clásicos- sino explicar a sus lectores una serie de facetas de esta competición desconocidas por el gran público.

La presencia de los mitos
Estos 100 años de rallye han forjado multitud de campeones, multitud de mitos- y en las catorce ediciones del rallye histórico se ha contado siempre con la presencia de algunos de ellos que, por voluntad propia o por presión de los amigos, deciden volver aunque sólo sea -de paseo-. En esta ocasión el más destacado fue el finlandés Rauno Aaltonen, vencedor en 1967 al volante de un BMC Cooper S, que a sus 73 años se animó a meterse en este berenjenal eligiendo para ello nada más y nada menos que el punto de salida más complicado de todos: Marrakech, a ‘sólo’- 2.500 km del Principado de Mónaco.

Estuvimos charlando con Aaltonen en Valence y nos explicó que se encontraba muy bien y con un cansancio normal, que el Mini era su coche y que ya le iría cogiendo el tranquillo a esto de la regularidad, para lo cual sólo esperaba que hubiera toda la nieve posible en la que deslizar su coche de lado a base de acelerar con el pie derecho y frenar con el izquierdo como siempre había hecho…

Bruno Saby, el polifacético campeón francés que había ganado el Montecarlo en 1988 a bordo de un Lancia Delta HF 4WD y que también cuenta en su palmarés con una victoria en el Rallye Dakar de 1993 con un Mitsubishi, participaba en esta ocasión con un impecable Autobianchi A112 Abarth.

Jean Ragnotti ganó el Montecarlo -de verdad- en 1981 con un Alpine Renault y, en esta ocasión, formaba parte de un singular equipo formado por 3 Renault 4l impecablemente reconstruidos por la escudería -Renault Histoire et Collection- para esta ocasión y para conmemorar los 50 años de la aparición en el mercado del famoso 4L. Para ser todavía más auténticos, estos 3 vehículos estaban ocupados por 3 personas a imagen y semejanza de los equipos de ya hace muchos años cuando no habían asistencias, en los que estaban formados por piloto, copiloto y mecánico. A Formaba parte de uno de estos tres equipos el conocido fotógrafo español Félix Macías y que, a la postre, tuvo el honor de ser el que se clasificó primero de los tres formando equipo con Manu Guigou y Melina Priam.

Otros campeones de antaño de notoriedad inscritos han sido Bob Neyret a la cabeza de un potente equipo de cuatro Citroën DS, en el que destacaban por la espectacularidad de su vehículo rosa y rojo la féminas -Christina- y -Marie-Marie-, Ake Anderson (Porsche 911L) y el popular Erik Comas (Alpine Renault A110).

Regularidad: controles secretos y ‘tecnología espacial’
Esta especialidad consiste en ser lo más regulares posibles, valga la redundancia, en un tramo de una distancia determinada. La organización da un promedio a cumplir y al concursante se le da una salida como en un tramo cronometrado del Campeonato Mundial de Rallyes. Este promedio no puede ser superior a los 50 km/h. Por las estrechas carreteras de l-Ardeche, el Vercors o los Alpes Marítimos no es nada fácil mantener promedios de más de 40 km/h, y no digamos lo que pasa si además hay nieve, hielo, etc.

Los tramos de regularidad se realizan por normativa con la carretera abierta, es decir, que el participante se puede encontrar de frente con un paisano que baja al pueblo tan pancho a por pan o que va con su tractor a labrar otro campo de su propiedad-, es así como están estipuladas las pruebas de regularidad y así se hacen. El copiloto antes tenía unas tablas -manuales- en las que para cada promedio tenía unos tiempos de paso por hectómetros y kilómetros y, con la ayuda de un cronómetro, iba cantando al piloto si iba adelantado o retrasado respecto al promedio patrón establecido por la organización. Pero esto era antes- Hoy en día existen mil aparatos electrónicos en los que se introduce el promedio patrón y nos indican con luces rojas y verdes cómo vamos respecto a lo correcto, es lo que se llama la -tecnología espacial-. Además la navegación por las diversas carreteras, autovías, cruces, rotondas se ve muy favorecida por los GPS-s y por las ayudas que -dentro de este mundillo- existen y que, con seguridad, podrían permitir a un avezado piloto hacerse todo el Rallye solo. Los equipos que -van a por nota- han entrenado, todos, el recorrido y tienen unas notas muy muy precisas con objeto de prever cualquier contingencia en el recorrido y saber en qué zonas deben -acelerar- para compensar el promedio si a continuación llega un trozo del tramo más lento.

En cada tramo de regularidad la organización establece al menos un control de paso secreto y, en algunos casos, hasta dos o tres. Estos controles tienen un sistema de cronometraje electrónico que está conectado informáticamente vía Internet con el centro de datos del Rallye, en el que se procesa la información recibida y un complejo programa calcula las diferencias entre los tiempos teóricos de paso por cada uno de los controles secretos.

«La Remise»
En los rallyes también se come-, y los campeones cuando entrenan suelen buscar lugares amigables en los que reponer fuerzas y descansar un poco si es preciso. En la zona de l-Ardeche, concretamente en la localidad de Antraigues y a escasos kilómetros de la famosa población de Vals les Bains, se encuentra el Restaurante -La Remise-. Éste punto de encuentro de todo apasionado al mundo de los Rallyes tiene su bien merecida fama gracias a la pasión de su propietario, Yves Jouanny, por todo lo relacionado con el motor y concretamente con el Rallye Montecarlo. Hay que decir que la localidad de Antraigues ha sido tradicionalmente inicio o final de los más famosos tramos cronometrados de la región de l-Ardeche y que Yves Jouanny (que también participó como piloto en el Rallye) y su equipo ofrecen a todos los participantes a su paso por delante de su famoso establecimiento la típica -tarte aux pommes- (pastel de manzanas) de la zona.

Coincidimos en -La Remise- con Monsieur Michel Ferry, Presidente de la Comisión de Vehículos de Colección del Automobile Club de Mónaco y alma del Montecarlo Historique, que almorzaba con todo su staff y también tuvimos ocasión de departir amigablemente con el propietario que nos demostró su efusiva amistad con Carlos Sainz y el grato recuerdo que mantiene vivo de largas veladas, después de una jornada de entrenamientos de nuestro campeón por la zona, en una entrañable conversación en la que nos revivió muchas anécdotas y aventuras de aquellos tiempos.

Todo aficionado a los rallyes y en particular al Montecarlo tiene en este punto una parada obligatoria. (-La Remise- – 07530 Antraigues sur Volane – Tel: +33 04 75 387074)

Los pilotos españoles
La organización había aceptado la inscripción de un total de 16 equipos españoles, una de las más flojas de los últimos tiempos, de los cuales finalmente se clasificaron 12, un 75%. Ciertamente, los mejores de los nuestros con números de dorsales bajos -no tuvieron ninguna suerte- con la nieve al igual que el resto de participantes que llevaban asimismo números bajos. La gran cantidad de nieve acumulada en el 2º tramo de regularidad hizo que la gran mayoría de los primeros equipos que pasaron penalizaron cientos de puntos, pues se formó una cola prácticamente insalvable en parte debido a la presencia de una máquina quitanieves.

Desde el principio destacaron entre nuestros representantes los asturianos Cele Foncueva y Secundino Suárez con un Ford Fiesta, Juan Breda y Ángela de la Hoz con Lancia Fulvia HF 1600 y Víctor Sagi – Víctor Sagi Jr con un Porsche 911 2.0.

Al final del rally después del famoso tramo del Turini y cuando figuraban en una meritoria 12ª posición, nuestros pilotos mejor clasificados (Foncueva-Suárez) tuvieron una serie de problemas mecánicos que les enviaron al fondo de la clasificación, aunque consiguieron clasificarse gracias a su voluntad y pundonor.

Juan Breda y Ángela De la Hoz, siempre excelentes en este rallye, fueron finalmente los 1ºs clasificados españoles y segundos en la clasificación general para equipos mixtos. La familia Sagi, padre e hijo, segundos. Carlos De Miguel terminó el Montecarlo una vez más con su Alfa Romeo 2000 GTV y 3º entre los españoles. José Luis Marco y Mónica Zorrilla fueron cuartos habiendo salido desde la lejana Varsovia a bordo de su Porsche 911 T 2.2 y Juan Luis Álvarez con Jaume Falguera -Champi- fueron quintos con su Porsche 911 de 1965.

Lotería final
El gran nivel de la mayoría de los participantes y la aplicación de la -tecnología espacial- por parte de todos los que aspiran a algo, hacen que no gana este rally nunca el mejor, sino el que más suerte tiene entre los mejores siempre y cuando no cometa ningún error. En el podium se situaron finalmente 3 equipos con dorsales altos que no se vieron afectados por los problemas con la nieve del 2º tramo y que no cometieron errores. Ellos fueron

1º Mario Sala – Maurizio Torlasco (Porsche 911 de 1965)
2º Raffaello Raimondo – Marco Calegari (Mini Innocenti de 1972)
3º Ernst Jüntgen – Marcus Muller (Mercedes 300 SE de 1961)

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