El resultado es espectacular, con una imagen muy agresiva, fibra de carbono por todos los rincones, un enorme alerón, frenos carbocerámicos, un gran difusor trasero, llantas de estilo retro de 19 pulgadas, neumáticos 255/30 R19, aletas ensanchadas- Las salidas de aire del capó y las enormes entradas de aire del frontal ya nos dicen que bajo el capó nos encontraremos alguna sorpresa- y no nos equivocamos. No se sabe bien cómo, pero los ingenieros de Audi han conseguido meter en el vano motor del A1 el propulsor 2.5 TFSI de cinco cilindros que ya conocemos del TT RS y del RS3 Sportback- aunque potenciado de los 340 a los 503 CV.
Las prestaciones son de vértigo para un coche de este tamaño: acelera de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos -10,9 para llegar a 200 km/h- y tiene una velocidad máxima limitada a 250 km/h, unos números que no sabemos si son reales o estimados, pero que dan ganas de probar sobre la pista. Por supuesto, el chasis ha sido reforzado y las suspensiones y los frenos se han mejorado para soportar tanto empuje. El peso total es de 1.390 kg, que se consigue con la utilización de fibra de carbono y la eliminación de elementos superfluos, como la banqueta trasera, sistemas de información y entretenimiento, radio- Detrás no tiene asientos, pero los delanteros han sido heredados nada más y nada menos que del Audi R8 GT.
Algunos de estos elementos seguro que llegarán al futuro S1 quattro, aunque el motor será mucho más pequeño -se espera un 2.0 de cuatro cilindros con 215 CV- y no contará con elementos utilizados en este prototipo, como la salida de escape lateral, más típico del DTM.