El sistema se compone de una cámara, un monitor y una unidad de control. Ésta última es la encargada de suministrar la imagen de alto contraste -para evitar deslumbramientos de otros vehículos- que el conductor puede ver en el lugar del retrovisor, mediante una pantalla de 7,7 pulgadas. Esta pantalla recurre a la tecnología Amoled, ya vista en los teléfonos móviles de última generación por su extrema ligereza. El conductor puede regular el brillo o incluso apagarla si lo prefiere.
Como en todo buen deportivo, en el Audi R8 e-Tron la aerodinámica ha sido especialmente cuidada, y se ha tenido en cuenta a la hora de diseñar la carcasa de la cámara trasera. Dicha cámara está equipada con calefacción para evitar su empañamiento en los días más fríos. Con unos pocos milímetros de grosor, proporciona un mjavascript:cargarFckEditor(´pTexto´);ayor ángulo de visión que el retrovisor interior convencional.
Ahora Audi trabaja en que en la misma pantalla el conductor pueda recibir informaciones útiles. Esta tecnología ya ha sido probada en los R8 de las 24 Horas de Le Mans, y el R8 e-Tron de calle la montará a finales de 2012.