Los felinos también quieren salir

Cómo viajar con gatos en autocaravana

Pedro Madera
Pedro Madera


La eterna competición entre perros y gatos por el puesto de mejor mascota es un debate eterno. Puede que los cánidos tengan ventaja una vez toca salir de casa, puesto que se adaptan mejor a los espacios abiertos. Pero cuidado aquí con los felinos: no solo se han hecho silenciosamente los dueños de internet, sino que también pueden salir a disfrutar al campo con nuestra autocaravana.

Los gatos son independientes pero, a la vez, suelen ser reacios a cambiar su rutina. Es por ello que algunos ejemplares más tímidos quizá sufran con la transición. Es probable que debamos entrenarlos para que, progresivamente, se acostumbren a tus viajes y empiecen a considerar la autocaravana otra zona de confort. Algunos no se acostumbrarán, pero otros agradecerán el cambio. Un consejo: puedes considerar el uso de feromonas para facilitarles este tránsito a considerar este nuevo espacio su hogar.

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Si nuestro gato no es introvertido podemos viajar con él en el vehículo con su documentación adecuada, y asegurándonos que está correctamente vacunado y «chipado». La documentación de nuestro mejor amigo peludo es necesaria si viajamos fuera de España.

Antes de salir, asegúrate de no darles de comer y beber unas pocas horas antes del inicio del viaje, para prevenir mareos y vómitos. Durante el trayecto, trata de adaptarte también a sus necesidades y prestarles algo de atención de paradas planificadas. Llévate sus juguetes habituales para que jueguen y considera cubrir con una toalla algunos cojines, por si tu amigo se asusta y se orina.

Naturalmente, dentro y fuera de nuestro país, es necesario un trasportín adecuado, ya que los gatos son silenciosos y curiosos y podría esconderse bajo nuestras piernas mientras conducimos. También son necesarios algunos otros accesorios específicos, como una caja con arena para que nuestro amigo pueda depositar felizmente sus necesidades, igual que en casa.

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Un arnés y una correa de buena calidad serían lo siguiente. Se trata de dos elementos vitales para asegurarnos de que pueda acompañarnos sin perderse allí donde recalemos. Los gatos se adaptan peor a la correa que los perros, pero eso no quiere decir que nuestra mascota no averigüe por sí misma las ventajas de enfundarse el collar: descubrir nuevos espacios, pasear por la playa, disfrutar de los olores del campo…

Por supuesto, aprovecha e identifica a tu mascota en el collar, para que algún alma caritativa pueda devolverlo si escapa y se lo encuentra. Ves haciendo la transición poco a poco: pónselo en casa y observa cómo reacciona, y haz diversas pruebas hasta la definitiva para que vaya acostumbrándose.

A la hora de aparcar, y si lo hacemos en un recinto con otras autocaravanas, ten en cuenta que la presencia de más mascotas en otros vehículos puede poner nerviosos tanto a nuestro gato como al perro del vecino. Si nos ausentamos con el gato en la autocaravana, deja pasos de aire no demasiado amplios para que no pueda escaparse; pero a la vez el interior pueda ventilarse. Naturalmente, el área de autocaravanas debe permitir animales, eso por descontado.

Por último, hay mochilas que podemos llevar al hombro con nuestra mascota en su interior, para asegurarnos que nos pueda acompañar en alguna excursión por nuestro destino. Además del siempre necesario y clásico trasportín rígido, podría ser una opción excelente para complementar el viaje. El consejo fundamental, sin embargo, es el de siempre: trátalos con paciencia, respeto y amor, y ellos te devolverán (a su manera) todo lo que les des