La clave la encontramos bajo el capó, donde el poderoso y ‘gastón’ 6.0 W12 de 575 CV dejará su lugar a un nuevo motor 4.0 V8 biturbo de 507 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 660 Nm entre las 1.700 y las 5.000 vueltas. Gracias a esta nueva mecánica, la inyección directa, el desplazamiento variable y una transmisión de ocho velocidades, el consumo de combustible y las emisiones de CO2 descenderán un 40% -gastará alrededor de 10 litros cada 100 km y tendrá una autonomía de 800 km con un depósito-. Aunque su precio no bajará en esa proporción, sí será el Continental más barato de la gama. Eso sí, tendremos que esperar a principios de 2012 para conocer las cifras completas.
Las prestaciones también se verán algo mermadas respecto al W12, pero continuarán siendo más que aceptables para un modelo de estas características: seguirá acelerando de 0 a 100 km/h por debajo de los cinco segundos -ahora lo hace en 4,6- y tendrá una velocidad máxima de 290 km/h. Este motor estará disponible tanto en el GT como en el GTC -descapotable-. Otro aspecto interesante es la desconexión automática de cuatro cilindros cuando no sea necesario, una solución que también contribuye al ahorro de combustible.
Estéticamente se distingue por una rejilla de matriz en negro satinado con marco y divisor cromados brillantes, un paragolpes inferior en tres segmentos con tomas de admisión en color negro, un faldón inferior trasero oscuro, un tubo de escape doble en forma de ocho y emblemas de Bentley en color rojo.
La calidad y la exclusividad se mantendrán fieles a la marca: incorporan de serie llantas de aleación de 20 pulgadas en acabado Diamond Black o Diamond Silver, guarnecido interior en paño Eliade, cuatro colores de piel de serie, enchapados Dark Fiddleback Eucalyptus… Ambos modelos -el GT y el GTC- cuentan con tracción total con un diferencial Torsen y distribución de la potencia en proporción 40/60 con preferencia a las ruedas traseras para favorecer una conducción más deportiva.