En 112 años de historia Cadillac jamás se ha arriesgado a tener una berlina ultra-deportiva por miedo a que el producto ofrecido no cumpliera las expectativas creadas. Sin embargo, el 2015 será el año en el que dicha tendencia se rompa al incluir en su gama el modelo más potente jamás fabricado: el CTS-V.
Cogiendo la base de su renovada berlina, la marca americana le ‘mete’ un motor V8 de 6.2 litros al que exprimen de tal manera que es capaz de alcanzar los 650 CV y 888 Nm, es decir, el mismo propulsor que mueve al Chevrolet Corvette Stringray. Gracias a la transmisión automática de ocho velocidades firmada por ZF, conectada a un diferencial de deslizamiento limitado controlado electrónicamente, el CTS-V es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y lograr una velocidad punta de 320 km/h.
Sin embargo, este derroche de caballos y de prestaciones no está reñido con la eficiencia puesto que el CTS-V también incluye el sistema Active Fuel Managment mediante el cual se pueden desactivar cuatro cilindros para así tener una mejor gestión del ahorro de combustible.
Según la marca, se ha aumentado hasta un 40% la rigidez del conjunto gracias al sistema Magnetic Ride Control mientras que para parar a tal bestia Brembo es el encargado de montar unos frenos potentes con discos delanteros de 390 mm con pinzas de 6 pistones y discos traseros de 365 mm con pinzas de 4 pistones. Todo ello escondido tras unos neumáticos Michelin Pilot Super Sport en medida 265/35ZR19 delante y 295/30ZR19 detrás.
Con este CTS-V, que se presentará en el próximo Salón de Detroit, Cadillac demuestra que también es capaz de tener ese grado de deportividad que muchos le echaban en falta al tiempo que manda un recado a las berlinas alemanas como el Audi RS6, BMW M5 o Mercedes E63 AMG.
