Vaya por delante que todo lo que vas a leer en esta entrada es una pura reflexión, pues no hay información confirmada sobre los posibles cambios de las etiquetas medioambientales. Es decir, que por el momento se mantendrán las que hay: C, Eco y Cero para los coches nuevos, además de la B que llevan muchos antiguos.
¿Por qué se habla de modificar las etiquetas? Está claro que, desde el inicio, había cosas que no cuadraban y que no iban a cuadrar, como el hecho de permitir que haya deportivos de más de 600 CV con un motor híbrido enchufable que tienen la etiqueta Cero cuando, en realidad, pueden ir por la vida consumiendo 15 L/100 km.
O que un vehículo microhibridado con un pequeño motor eléctrico incapaz de mover al coche por sí sólo obtenga la misma etiqueta Eco que un híbrido 100% que, al menos, puede moverse por ciudad utilizando muchas veces sólo electricidad. Y eso por no hablar de algunos microhibridados con motores de más de 500 CV, cuya etiqueta Eco no les concede el milagro de bajar de medias rales de 10-12L/100 km…
¿En qué momento nos encontramos ahora? Parece que la etiqueta Cero podría ser mucho más restrictiva, exigiendo una autonomía homologada en eléctrico superior a los 42 kilómetros que se piden en la actualidad. ¿Valdría de algo? Pues, teniendo en cuenta que muchos fabricantes empiezan a sacar híbridos enchufables con cerca de 100 kilómetros de autonomía, si no más, quizá no tenga mucho sentido.
Pero, entonces, ¿deben tener los híbridos enchufables una simple etiqueta Eco, como un coche microhibridado? También sería injusto. ¿Y si creamos entonces tres etiquetas Eco, por ejemplo? Una para microhíbridos, otra para híbridos y otra para híbridos enchufables. ¡Ah! Y, por supuesto, otra para combustibles alternativos como el GLP. ¿Tendría sentido entonces?
Pues, si tenemos en cuenta que en la actualidad los usuarios nos volvemos locos con las etiquetas actuales, no te quiero contar lo que puede ocurrir si empiezan a salir subetiquetas de las etiquetas. Porque esa es otra: ¿y qué limitaciones le vas a poner a cada una? ¿Quizá se pueda prohibir que el Eco menos Eco sólo circular por un carril? ¿O que no circule los días pares? Supongo que se pueden admitir todo tipo de ideas ‘brillantes’…
Y es que, hablando de ideas ‘brillantes’, a mí me sigue parecido ‘brillante’ que no puedas entrar en el centro de Madrid salvo que lleves un etiqueta Cero… aunque, bueno, si vas a un párking, entonces puedes entrar con un C. Debe ser que en el mismo momento en el que te metes en el párking, todos los pecados emitidos por tu tubo de escape quedan absueltos, como cuando te confiesas en la Iglesia, ¿no?
Acabamos entonces yendo un paso más allá. Si yo me estoy comprando un coche nuevo y homologado para circular, ¿por qué se me discrimina de esa manera a la hora de entrar a una ciudad si mi coche no tiene etiqueta Cero o Eco? Ah, sí, porque contamino más… no como ese conductor que va a un párking con un coche que puede consumir más que el mío o como aquel otro que lleva un deportivo de tropecientos caballos peeeero… con mecánica híbrida enchufable.
Llegados a este punto, uno piensa: ¿de verdad deberían cambiar las etiquetas? Y, entonces, lo primero que se viene a la mente es aquella mítica expresión de “hecha la ley, hecha la trampa”. Así que mucho me temo que modificarlas supondrá aumentar el caos entre los usuarios y agudizar el ingenio de los fabricantes para buscar posibles trucos que les permita obtener una u otra etiqueta. Y, en unos años, volveremos a preguntarnos lo mismo: “¿deberían cambias las etiquetas medioambientales?”
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