Carlos Slim siente verdadera obsesión por la palabra ‘récord’. No hay un dato deportivo –especialmente de béisbol– que no pueda recordar y, por si acaso, lleva siempre encima una pequeña libreta con los récords de toda la historia del béisbol norteamericano. Quién es Carlos Slim Helú
? Nació… el 28 de enero de 1940, en Ciudad de México, México.
? Estado civil…Enviudó de su esposa Soumaya en 1999. Tiene seis hijos.
? Le gusta… La vida familiar, el béisbol –cita de memoria las estadísticas históricas del deporte rey de Estados Unidos– y, cómo no, los negocios.
? Posee… Una fortuna que se estima en torno a los 67.000 millones de euros, lo que le convierte, desde 2010, –cuando desbancó a Bill Gates– en el hombre más rico del planeta.
? Su Escudería Telmex compite en siete campeonatos de nivel internacional, desde la Fórmula Renault británica hasta la F1.
Admira tanto a aquel tarzán llamado Johnny Weissmuller, que nadó los 100 metros en menos de un minuto como a Usain Bolt, atleta plusmarquista jamaicano considerado por muchos como el hombre más rápido del planeta. Paradójicamente, parece importarle bien poco ser el hombre más rico del planeta. Desde que, en 2010, pasase a liderar en solitario el ránking mundial de fortunas, ha repetido una y otra vez que ese estatus carece de valor para él. “El orgullo es propio, es interno, no es el reconocimiento ni el aplauso de los demás”, llegó a decir en una entrevista a EL PAÍS en 2008. Y gran parte de la humildad que predica Slim proviene de su familia. Viudo de su único amor, Soumaya Domit, dedica buena parte de su tiempo a sus seis hijos –a quienes ha ido incorporando en puestos clave de su imperio– y vive en la misma casa desde hace cuatro décadas, que no es la más grande ni lujosa del mundo. “La casa de mis padres es más grande, más espaciosa, más valiosa. Cuando uno busca lo material, va por el camino equivocado”, comentaba en aquella entrevista.
Carlos Slim en el automovilismo
Pero más allá de su familia, lo que está de actualidad es la pasión de Carlos Slim por el deporte. A mediados de noviembre, en España se vivía un drama cada vez más habitual en el mundo del fútbol. El Real Oviedo, en quiebra, estaba abocado a su desaparición si no encontraba una inyección de 1.905.000 €uros antes del día 18 de ese mes para evitarlo. Tras la espectacular respuesta que ofrecieron muchos aficionados, la grata sorpresa se produjo cuando Carlos Slim decidió invertir en torno a 2 millones de euros para salvar al club. Pero la implicación con el Oviedo no es una cuestión meramente filantrópica. Es una cuestión de comunicación. De imagen.
Por eso, en 2002 nacía Escudería Telmex como un ambicioso proyecto de difusión de la imagen de las empresas de Slim y de proyección de la figura de México como un país a la vanguardia. Controlada por uno de sus hijos –Carlos Slim Domit, el más ‘activo’ empresarialmente de los seis, el más apasionado por el automovilismo y el presidente del consejo de administración de Telmex–, la escudería participa en diversos campeonatos de talla mundial a través del patrocinio. A principios de esta década, Escudería Telmex alineaba coches en GP2 Series, American Le Mans Series, Fórmula Renault Británica y NASCAR México, entre otras. El siguiente paso lógico era la Fórmula 1…
La formación del Grupo Carso
Sin embargo, Carlos Slim no siempre ostentó tanto poder como para impulsar equipos de Fórmula 1. Hijo de inmigrantes libaneses, nació en 1940 €n Ciudad de México en el seno de una familia adinerada que había hecho fortuna en inversiones inmobiliarias durante la revolución mexicana de 1910. A los 21 años terminó sus estudios de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también recibió clases de álgebra y programación –en la que destacó, pues llegó a ser profesor de esta asignatura durante un tiempo mientras estudiaba–. En 1965, entró en Inversora Bursátil y se convirtió en el presidente de la Junta de Directores. Un año más tarde, gracias a la incorporación de Inmobiliaria Carso y la adquisición de Jarritos del Sur, Slim puso los cimientos de lo que posteriormente sería Grupo Carso –el cual debe su nombre a la unión de las primeras letras de Carlos y de Soumaya–. Precisamente, culminó su primer año de éxitos celebrando su boda. Y así comenzó su vertiginosa ascensión, adquiriendo empresas en sectores clave como el inmobiliario, la minería o el bursátil. Pero el punto de inflexión no llegaría hasta 1976, cuando se hizo con el 60% de Galas de México, una imprenta de etiquetas y calendarios a la que Slim consiguió revitalizar, potenciando su operatividad y obteniendo ganancias inéditas para la compañía hasta entonces.
En 1980, creó el Grupo Galas, el precursor inmediato del Grupo Carso, que pasó a liderar el imperio del magnate mexicano. Inicialmente centró su actividad en la industria, la construcción, la minería, la alimentación y el tabaco, pero a medida que se agravaba la crisis económica en el país, Slim fue agregando a su flota empresas devaluadas de diversos sectores. “Todas las crisis son oportunidades”, comentaría años más tarde. De hecho, el empresario ha defendido en más de una ocasión que en períodos de crisis “es cuando menor riesgo hay”. Y, en México, la de 1982 fue particularmente difícil. A pesar de la crisis de la deuda, la nacionalización de la banca y con las finanzas del país prácticamente paralizadas, Carlos Slim decidió invertir fuertemente y de manera activa. Probablemente, a partir de aquí era inevitable que Slim resultara un fenómeno imparable.
Existe una correlación que es imposible ignorar entre la llegada de Salinas de Gortari a la presidencia de México, en 1988, y la escalada de riqueza de Carlos Slim. En los seis años que Gortari estuvo en el poder, se produjo en México el llamado ‘milagro de los millonarios’: en 1988, sólo había un mexicano con más de mil millones de dólares; en 1992, ya eran siete; en 1993, eran trece; y en 1994, cuando Salinas abandonó la presidencia –hecho que vino acompañado de una crisis económica aun más grave que la del 82, una devaluación del peso y el descubrimiento de que el anterior ejecutivo había falsificado parte de la contabilidad del Estado–, la lista ascendía a 24… capitaneados por Slim.
En 2007, Carlos Slim ganó más de 18.000 millones de dólares… en un solo trimestre
Entre Telmex y la filantropía
La llegada de los años 90 supuso la formación definitiva del Grupo Carso. Fue cuando el conglomerado adquirió Telmex –en sociedad con SBC y France Telecom–, y comenzó una nueva era de desarrollo empresarial en un sector estratégico a escala mundial: las telecomunicaciones.
Ante el desproporcionado crecimiento que sufrió el sector de las telecomunicaciones durante los años 90, Slim creó una rama específica en el Grupo Carso –la Carso Global Telecom– con la pretensión de hacerla crecer por todo el mundo, aunque inicialmente enfocada a países latinos. Como ejemplo se puede citar el caso de la mexicana Radiomóvil Dipsa –hoy Telcel–. En 1996, cuando fue adquirida por Slim, contaba con tan sólo 35.000 clientes… y, en junio de 2012, superaba los 313 millones de usuarios.
Esta expansión culminó, en 1997, cuando entró en el mercado estadounidense de la mano de Telmex en el preciso instante en que comenzaba a producirse el ‘boom’ de la telefonía móvil. Y es que se podría decir que el secreto de Carlos Slim es tomar la decisión adecuada, en el momento adecuado y en el lugar idóneo. “Lo importante no es no cometer errores, sino que los errores sean pequeños”, argumentó en una ocasión.
Por otro lado, en esta década Slim comenzó a impulsar iniciativas sin ánimo de lucro. En 1994, creó el Museo Soumaya, el cual alberga más de 64.000 obras de arte y, además, lleva a cabo la investigación, conservación y difusión del arte mexicano y europeo a través de exposiciones permanentes, temporales e itinerantes. Un año después, Slim estableció la Fundación Telmex –que aún hoy preside–, una de las organizaciones filantrópicas más importantes de América Latina, cuyo objetivo es contribuir socialmente en México mediante donaciones económicas destinadas a la educación, la salud, la cultura, la conservación del medio ambiente o el deporte.
Soumaya falleció, en 1999, a causa de una enfermedad renal que le había complicado sus últimos años. Filántropa y promotora de arte, había aportado durante más de 30 años una visión diferente para el dinero que la familia obtenía de su imperio empresarial. Motivado por ella, Slim promovió varias fundaciones y organizaciones sin ánimo de lucro. A día de hoy, el magnante sigue presidiendo la Fundación Carlos Slim y la Fundación Telmex, aunque participa en otras más.
Eva Longoria, en el momento de la entrega. : En la ceremonia de los premios Clinton Global Citizen Awards de este año. El premio se concede a «individuos sobresalientes que ejemplifican la ciudadanía global a través de su visión y liderazgo».
El siglo XXI
Telecomunicaciones y filantropía se convirtieron desde entonces en las principales ocupaciones de Carlos Slim. Por un lado, adquiriendo compañías telefónicas en Latinoamérica. Rápidamente, expandió su imperio hasta países como Brasil, Argentina, Ecuador o Guatemala y, posteriormente, a Colombia, Perú, Chile, El Salvador, Nicaragua Honduras. Por otro, promoviendo organizaciones benéficas, como la Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México, clave para la reconstrucción y preservación del casco histórico de la capital. Además, en 2005, Slim firmó un acuerdo con el gobierno de México –Acuerdo Nacional para la Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo–, que pretende que el sector privado y el público asuman de manera compartida la responsabilidad para el progreso del país.
En 2006, Slim se hizo con la mayor telefónica de Brasil, Embratel, ampliando aún más su hegemonía en el sector en Latinoamérica. Al año siguiente, el presidente de México le concedió el Premio Nacional de Deportes, por su compromiso con el deporte en el país azteca. Asimismo, la Copa Telmex –un torneo de fútbol muy popular en México y Colombia– recibió el Récord Guinness por ser el campeonato amateur con el mayor número de competidores de todo el mundo. Y en ese mismo 2007, Slim creó el Instituto Telmex del Deporte, dotándolo con un presupuesto de casi 200 millones de euros para la preparación del equipo olímpico de México de cara a los Juegos de Pekín del verano siguiente y para acondicionar y modernizar las instalaciones deportivas de las escuelas del país.
Paralelamente a su labor social y sus empresas –centradas en gran medida en las telecomunicaciones–, Slim hizo su primer desembolso en un periódico de talla mundial en 2008, cuando adquirió más del 6% de las acciones de New York Times, que atravesaba serios problemas económicos por entonces. Aquel 2008, adquirió el 20% de La Caixa, lo que le permitió dotar a la entidad de la liquidez necesaria para continuar su actividad financiera y social. Y hace un año, entró en el Grupo Prisa al adquirir más del 3% del conglomerado. Anteriormente, también había invertido en suelo español. A finales de la pasada década, Slim comenzó a recibir numerosos premios y galardones tanto por su labor empresarial como filantrópica. Sin embargo, este hecho no le hizo plantearse el abandono de ninguna de las dos actividades que le apasionan. Si bien es cierto que su implicación en la parte ejecutiva de sus empresas ha disminuido en los últimos años, su interés por la labor social no ha ido más que en aumento. La última, cautivado por su afición, ha sido convertirse en el máximo accionista del histórico Real Oviedo Club de Fútbol.
Fórmula 1: una plataforma multinación de difusión El desembarco de Slim en la Fórmula 1 se produjo hace relativamente poco. En 2011, después de una temporada de transición –tras la marcha de su anterior patrocinador BMW del ‘Gran Circo’ en 2010–, Sauber incorporó al mexicano Sergio Pérez como piloto oficial y a su compatriota Esteban Gutiérrez como piloto de pruebas. De esta forma, el gigante de las telecomunicaciones Telmex pasó a patrocinar a la mítica escudería suiza. Y a sus pupilos no les ha ido nada mal. Por un lado, Sergio Pérez ha fichado para la próxima temporada por McLaren, después de dos años de espectacular progresión –incluyendo un par de segundos puestos en los GP de Malasia y de Italia de esta temporada–. Y por otro, Esteban Gutiérrez ya ha sido confirmado como piloto oficial por Sauber para la próxima temporada. Y todo esto, gracias al hombre más rico del mundo.